La edición presente de los relatos completos escritos por Arthur Conan Doyle y protagonizados por Sherlock Holmes es poco habitual. Casi hay que atreverse a decir que es única en nuestro idioma. Al menos, en un solo volumen. Se ha seguido con el máximo rigor posible una relación de los mismos según la vida del famoso, el más famoso, detective consultor de la historia. Esto merece una explicación.
Las «aventuras» de Sherlock Holmes aparecieron originalmente en inglés como relatos sueltos publicados en diversos semanarios. Posteriormente, y según concluía cada año, Arthur C. Doyle reunía estos relatos —o los capítulos, si se trataba de una novela— y los publicaba en un volumen independiente. Resultado de ello fue la edición original de toda la obra «holmesiana» en nueve tomos. A saber:
Estos nueve libros, y hay que recalcar este dato, forman lo que los seguidores e investigadores de la obra «holmesiana» denominan Sacred Writers, es decir «Escritos Sagrados», aunque se ha acuñado el término «Canon Holmesiano» o más sencillo «Canon» por resultar a todos los efectos más universal.
Como bien se sabe, es frecuente, sobre todo desde la aparición de la prensa diaria o semanal a mediados de la primera mitad del siglo XIX, que los escritores publicaran sus obras por capítulos sueltos y que, una vez finalizada la serie de cuentos o la novela si fuere este el caso, estos se editaran juntos en un libro. Arthur Conan Doyle no es ajeno a este procedimiento aunque con algunas excepciones. Así Estudio en escarlata y El signo de los cuatro, aunque hubieran salido, antes de poder ser adquiridos en tapa dura, en las revistas Beeton’s Christmas Annual y Livpincott’s Magazine respectivamente, fueron desde siempre un todo unitario. El resto obedeció a las reglas de la «literatura de cordel», que es como se conoce popularmente a este tipo de edición fragmentaria.
Todos los volúmenes aparecieron con muy poco margen temporal en los Estados Unidos. Y esto da pie para encontrarnos con el primer escollo editorial de todos los tiempos: la censura. El relato titulado La aventura de la caja de cartón ha adquirido desde entonces una cierta fama. Se trata de un caso de incesto, que cualquier lector por poco perspicaz que sea —y eso que tal circunstancia no es el leit-motiv del relato— puede apreciar sin mucho esfuerzo. Arthur Conan Doyle era ya por 1894 un escritor famoso, gracias a Sherlock Holmes, y las editoriales «George Newnes, Ltd» inglesa, y «Harper & Bros», norteamericana, se repartían los derechos de publicación del que sería el cuarto volumen de las hazañas de nuestro personaje: Las memorias de Sherlock Holmes. Una de sus aventuras, la de «la caja de cartón», ya había sido publicada por los semanarios ingleses The Strand Magazine y Harpers Weekly en enero de 1893, alcanzando cierto revuelo sin mayores consecuencias dada su temática. De todas formas el editor inglés del que sería el nuevo libro decidió no correr un riesgo innecesario y suprimió el relato en cuestión. El editor norteamericano no. Consecuencia de ello fue que este último tuviera que prescindir del cuento de marras en la segunda edición. Muchos investigadores sospechan que este fue el primer atentado cometido por Doyle contra Holmes, al que por esas fechas de 1894 comenzaba ya a aborrecer.
La aventura de la caja de cartón pudo ser publicada otra vez dentro de un libro 23 años más tarde. Los tiempos habían cambiado y la rígida moral victoriana que aún imperaba en 1894 sufría los embates de la modernidad. Sin embargo no lo hizo —como sería lógico— en una reedición de Las memorias… sino en el nuevo volumen de cuentos titulado El último saludo de Sherlock Holmes, que los editores John Murray en Londres y George H. Doran en Nueva York publicaron en 1917. Por aquellos años también Holmes y Doyle habían reeducado su amistad.
Pero a partir de este momento comenzó el acabóse editorial, y el rigor, que es una palabra con ciertos tintes amenazadores, perdió enteros por todas partes. También debe señalarse que tras la muerte de Sir Arthur Conan Doyle, los herederos relajaron mucho la mano y permitieron antologías de toda índole, con títulos de lo más diverso, que han llevado a la confusión y al laberinto a más de un buen «holmesiano». Sirva como ejemplo reciente la edición en cuatro tomos de la obra completa en español publicada por la Editorial Óptima (Barcelona, 1999), que añade los títulos Sherlock Holmes sigue en pie, Sherlock Holmes no ha muerto y Más aventuras de Sherlock Holmes a los escritos por A. C. Doyle sin que por ello aumenten las peripecias del señor Holmes.
Para finalizar con este punto sirva el lamento de este lector para que las editoriales dejen de tergiversar sin rigor las ediciones originales. Y que los motivos comerciales que hacen engrosar la obra de un autor más allá de lo que él mismo hizo en su tiempo, por lo menos, nos sean esclarecidos en los prólogos o en las páginas de respeto, como por otra parte pudiera ser esta misma edición. Los amigos de Doyle, de Lem, de Asimov, de Verne, de Haggard, de Lovecraft, de Farmer, de Pohl, de Silverberg, de Chandler, de Himes y hasta del mismo Cervantes —por citar unos pocos— se lo agradeceríamos.
ESTA EDICION
Como decía en un principio esta es una edición particular. Se trata de la exposición íntegra en un solo libro de todas las aventuras de Sherlock Holmes, y al mismo tiempo ordenadas estas según la edad del protagonista. Es decir que conoceremos la primera aventura real del estudiante en Oxford, el joven Holmes, las penurias del mismo al establecerse como investigador en Londres, su transcurrir laboral hasta su jubilación y los últimos casos en que participa cuando ya es un ocioso adulto dedicado a la cría de abejas en Sussex. Cuarenta y un años en total: 7 como «amateur», 23 como profesional y 11 como emérito.
Únicamente hemos roto ese orden al principio. La primera aventura sería La corbeta Gloria Scott, cuando Holmes cuenta con 20 años; la segunda se titula El ritual de los Musgrave, protagonizada a los 25, y la tercera —ya con 27—, Estudio en escarlata. Sin embargo hemos decidido anteponer a las dos primeras la tercera ya que supone la presentación en sociedad de Sherlock Holmes y John Watson. En Estudio en escarlata se nos hace quizá la más minuciosa descripción de los protagonistas, del momento y del lugar donde transcurrirán la mayoría de sus vivencias. De todas maneras si algún lector desea ser estricto y leer en el orden propuesto los relatos sepa que muy corta le resultará la distancia en cuanto a paginación.
Este ordenamiento no es en absoluto arbitrario. Se podía haber seguido el expuesto al principio de este prólogo, según las primeras ediciones originales, pero hemos querido hacerlo «biográficamente» para que el lector vea cómo los protagonistas van madurando a través del tiempo.
Asistiremos así, y seremos testigos de las vacilaciones y fracasos del primer Holmes, de las impaciencias y precipitaciones de Watson, del trato que ambos mantuvieron entre sí y con el resto de la humanidad. Es decir que tomaremos más a conciencia al personaje pese a lo interesante de la trama: veremos con más profundidad al hombre y a las cosas. Porque también asistiremos al paso del tiempo en el espacio, al demoledor transcurrir de la edad sobre las cosas, sobre las modas y los asuntos del planeta. Al cambio de las estructuras sociales. Y cómo estos afectan a esos seres que junto a nosotros también nacen, se desarrollan y mueren.
EL PROBLEMA DEL «AUTOR»
Arthur Conan Doyle escribió 60 aventuras de Sherlock Holmes. De ellas 56 son narradas por Watson y 2 por el propio Holmes. Quedan por lo tanto 2 de muy discutida y acalorada «autoría». Habitualmente el relato El último saludo es atribuido al hermano mayor de Sherlock, Mycroft Holmes, y el titulado La aventura de la piedra de Mazarino se le otorga a Doyle, por circunstancias externas a la acción. Amén de esto, y tras haberlo consultado con varios holmesianos, cabe la sospecha de que Estudio en escarlata esté narrada por dos manos, las de Watson y las de un desconocido. Hay razones de peso para todas estas argumentaciones; sin embargo es nuestro deseo que cada lector acuda al final de este libro donde, cuento a cuento, aventura a aventura, se desmenuzarán con el debido respeto las circunstancias que los van diferenciando y enriqueciendo. En ese anexo es donde pretendo dejar clara esa evolución de los personajes. Entre los cuales puede verse la propia figura de Doyle, que en el fondo no es más que un conocido del buen médico y mejor cronista John Watson.
INTENCIONALIDAD
Este prólogo no está concebido para el erudito, aunque a veces puedan descubrirse algunos datos que —me atrevo a declarar— considero pueden ser la primera vez que se expresan por escrito. Pretende ser un mensaje a lo sumo entre un lector y otro lector. Ya sea este último un recién invitado o un comensal experto ante este suculento banquete. Porque las viandas que aquí se ofrecen son opíparas, que no quede duda, y pueden saciar cualquier paladar predispuesto. Para ello he prescindido todo lo posible de datos extraordinarios, de notas a pie de página que dificulten la lectura, aunque —eso sí— no he renunciado a colocarlas al final, en los anexos.
En los anexos de este libro por lo tanto el lector encontrará:
Con todos estos datos —que no son pocos— puede el atento lector no solo disfrutar de una amenísima lectura, sino percibir esos cambios, ese progreso vital de los protagonistas. El lector se convierte también en un investigador, un testigo activo capaz de encontrar nuevas soluciones, descubrir enigmas entre líneas. Es una invitación de un holmesiano a otro holmesiano, de un lector a otro lector, en resumen.
LAS «OTRAS» AVENTURAS DE SHERLOCK HOLMES
Como no puede ser menos con un personaje como Sherlock Holmes, sus aventuras siguieron más allá de la muerte de Watson y Doyle. Estas aventuras no aparecen en este libro, que, de haberlo hecho así, a buen seguro entraría holgadamente entre los volúmenes de mayor paginación de toda la historia. Esas aventuras están por lo tanto fuera del «Canon». Sin embargo he utilizado alguno de los datos de esas aventuras a la hora de escribir una concisa biografía de los protagonistas habituales: espero que me disculpen el juego.
Muchos escritores, holmesólogos o no, y muchos admiradores continúan desde 1930 escribiendo hazañas de nuestro héroe. Las ediciones, las antologías, los estudios críticos, los pastiches y los homenajes no cesan, y pasará mucho tiempo hasta que alguien, no sabemos en qué tiempo ni lugar, le dé cerrojazo final al baúl de sus aventuras.
Para acabar con esta primera parte quiero destacar algunos de los libros que me han servido para elaborar esta edición atípica, esta ofrenda de lector a lector.
ESTUDIOS
Baring-Gould, W. S.: Sherlock Holmes de Baker Street, «El Club Diógenes», Valdemar, Madrid, 1999.
(Probablemente el mejor estudio existente, pormenorizado y completo que se ha hecho sobre Holmes y Watson. Data de 1962 en inglés original. Planteada desde los personajes como si estos hubieran vivido realmente, añade datos biográficos más allá de Doyle. Esto puede crear alguna confusión, ya que une las aventuras escritas con algunas que el propio Baring-Gould imagina, pero con un poco de paciencia los datos se hacen discernibles. Aunque su lectura algunas veces es un tanto pesada, resuelve muchas dudas y se hace un libro imprescindible).
Marías, Javier: Vidas escritas. Edición Ampliada, Alfaguara, Madrid, 1992 (págs. 77-87).
(Marías hace una biografía comentada sobre varios escritores de los siglos XIX y XX. Aunque se permite el lujo de opinar y algunas veces caricaturizar a alguno de ellos, resulta, en cuanto a Doyle, una buena fuente de datos poco conocidos).
Pascual, Emilio: «La biblioteca de Sherlock Holmes», en CLIJ, n° 132, noviembre de 2001, págs. 60-63.
(La más completa y amena relación de los libros que componían la biblioteca particular de Sherlock Holmes, con un recorrido por las lecturas a las que se sabe que había tenido acceso, estuvieran o no en su biblioteca).
Symons, Julián: Historia del relato policial, «Libro Amigo», Bruguera, Barcelona, 1982.
(Escrito en inglés en 1972. Contiene un buen puñado de páginas y muchas referencias cruzadas sobre Doyle y Holmes. Aunque es un tanto confuso al intercalar los datos, resulta un estudio muy bien llevado sobre el relato policial, sus creadores, su difusión y sus personajes).
TEXTOS ORIGINALES
El canon completo de Sherlock Holmes ha sido publicado por Anaya, Madrid, 1981-1989. Repartido en 9 tomos, corresponde a los números 14, 79, 90,101,120,139,141,146 y 153 de la colección «Tus Libros».
(Una edición de lujo, con los textos íntegros y dibujos de las primeras ediciones inglesas, casi todas con notas al texto y buenos epílogos críticos, al que se añade una excelente compilación nominal de las obras escritas por Sir Arthur Conan Doyle, aunque el orden de los volúmenes no obedece al original. Los estudios finales de cada obra pertenecen a grandes escritores holmesólogos españoles).
Doyle, Sir Arthur Conan: Sherlock Holmes, Óptima, Barcelona, 1999.
(Edición en 4 tomos y en un orden arbitrario. A los 9 libros originales añade tres títulos más sin que por ello se aumenten las aventuras, como queda ya dicho. Los pequeños prólogos a las obras son de autor desconocido y toma ediciones pasadas. Las traducciones son de agradable lectura, pero tampoco sabemos quiénes las han hecho. Edición en tapa dura con textos claros y de fácil lectura).
Doyle, Sir Arthur Conan: The Complete Sherlock Holmes, Geddes & Grosset, Children’s Leisure Products Limited, EE. UU., 2001.
(Edición en un volumen. Textos íntegros ordenados según originales, en inglés, junto con los prólogos también originales de Doyle. Tapa blanda y papel barato, a dos columnas en letra pequeña, edición popular, aunque de gran tamaño).
Doyle, A. C: Estudio en escarlata, «Todolibro», Bruguera, Barcelona, 1984.
(Una edición de bolsillo plagada de erratas pero con unos dibujos hechos expresamente para este librito por Natalia Senmartí absolutamente maravillosos. Sólo por esos dibujos merece la pena tener el libro).
OTROS TEXTOS
Santerbás, Santiago R.: «La aventura del Quinteto inacabado», en Pickwick, Alicia y Holmes al otro lado del espejo, «Tus libros», Anaya, Madrid, 1996.
(Un pastiche de autor español. Santerbás es un holmesólogo de categoría, uno de los grandes, y aquí se atreve a escribir una nueva aventura de nuestro amigo en la que le hace coincidir con Sarasate. Todo un gozo para la vista ávida y el intelecto agradecido (magníficas las ilustraciones de José María Ponce, que también sigue el método del pastiche, y lo resuelve estupendamente). Santerbás es también el autor del apéndice a El sabueso de los Baskerville, publicado en la misma colección).
Meyer, Nicholas: Elemental Dr. Freud, Salvat, Barcelona, 1987.
(Originalmente titulada en inglés The seven-per-cent solution, haciendo referencia a la cantidad de droga que Holmes tenía a bien suministrarse de vez en vez vía jeringuilla. Pone de manifiesto esa manía de algunos editores españoles de adaptar a nuestro idioma magníficos títulos ya en sus lenguas nativas. Nicholas Meyer se ha especializado en los «años oscuros» y con este libro abre una trilogía a ese respecto. Se lee de un tirón. Fue llevada al cine).
—El ángel de la música, Ediciones B, Barcelona, 1996.
(Otro título cambiado. El original se titula The Canary trayner. Sería la continuación del anterior y es tan ameno e interesante como el primero. Parece que el tercer libro de la serie, The West End Horror, ya está editado en español pero ignoro si habrán respetado el título. Como información diré que cada libro es una aventura independiente y completa).
Doyle, Sir Arthur Conan: Aventuras del profesor Challenger, Laertes S. A. de Ediciones, Barcelona, 1982.
(Para enterarse en qué problemas se metía el primo segundo, de la rama de los Vernet, de Sherlock Holmes. Los dibujos son también muy buenos, pero ignoramos quién los hizo.
Sin embargo, si el interesado lector quiere ahondar más en este último personaje, sepa que en el n° 9 de la col. «Tus Libros» de Anaya, se encuentra El mundo perdido, la obra capital del citado profesor Challenger, y en el 129, La zona envenenada, juntamente con El día en que la tierra lanzó alaridos y La máquina desintegradora, en ediciones íntegras, anotadas y de excelentes traducciones).
Otrosí, y para finalizar, el lector también puede encontrar en Internet cientos de páginas dedicadas en exclusiva a la figura de Sherlock Holmes y familia, entre las que cabe destacar The Baker Street Journal, SherlockHolmes.com y the Arthur Conan Doyle Society, con miles de fotos, datos y curiosidades. En el buscador Google.com se encuentran por millares las referencias. Sin embargo no incluyo más páginas porque la vida de estas en Internet suele ser efímera, y tienden a cambiar de nombre, ubicación, etc.
En conclusión…
Pienso que las disponibilidades y las intenciones han quedado claras: no aburrir. Supongo que habrá quien busque en mis líneas datos oscuros y situaciones extremas. No las hay. Tal vez, ya que fundamentalmente escribo poesía, sí que encuentre el buen buscador discretos giros, ambiguas alusiones diseminadas aquí y allá: metáforas al fin y al cabo. Hasta puede que un discreto acróstico, un singular uso de la metonimia.
Pero por ello no se asuste quien sólo entró a este libro a saber un poco más, a divertirse. Mi madre, Carmen Lorenzo, a la que nunca he dedicado formalmente un libro, y que debe ser destinataria de estas pocas líneas, ha estado presente en todos y cada uno de los fonemas que he cursado al papel. Me parecería un error imperdonable que una mujer valiente, como ella, que a mitad de su infancia tuvo que dejar la escuela pero que lleva varios doctorados en esa difícil carrera llamada vida, bostezara, aburrida, entre estas líneas.
Con el debido respeto a esta mujer maravillosa, va por ustedes, lectores.