En un lugar remoto existe una profunda grieta excavada en la lava en cuyo interior reinan la oscuridad eterna y el frío y en donde no se escucha el denso murmullo de la cascada. La grieta se estrecha conforme se hace más profunda, sus ásperas paredes son escarpadas y peligrosas y a sus entrañas no pueden acceder ni zorros ni cuervos. En sus muros de piedra crecen helechos y musgo, y bajo ellos discurre lentamente el agua de un manantial que brota de unas fuentes cercanas y transforma la grieta en un fantástico palacio de hadas cuando cae la helada y sus paredes se tapizan de hielo. En sus profundidades impera un silencio gélido que ni el soplo del viento ni el canto de las aves pueden romper, y que asegura el sueño de la desdichada doncella que se hospeda en el palacio de los elfos.