Capítulo Cuarenta

Las piernas de Amaury se sentían pesadas al entrar en su ascensor privado y apretó el botón de su apartamento. Había pasado toda la noche en busca de Nina. No lo había esperado en la casa de Samson. Ella simplemente se había ido sin decir una palabra.

Si era honesto consigo mismo, no se sorprendía. Había sido un idiota, y convencer a su compañera que lo perdonara y regresara con él, no sería fácil. Pero en primer lugar, tendría que seguir su rastro. Después de encontrar su estudio vacío en Chinatown, había rastreado cada callejón y cada club para encontrarla. Nada. Ella había desaparecido. La única razón por la que regresaba a su casa ahora, era por el amanecer. Una vez que el sol se ocultara de nuevo, continuaría buscando a Nina.

En el momento en que entró en su casa, Amaury se dio cuenta de que no estaba solo. Él quedó helado al ver a Nina, de pie en la puerta de su dormitorio, vestida con su bata blanca.

La puerta del ascensor se cerró detrás de él.

Las alucinaciones no llegarían hasta que su cuerpo estuviera en modo de inanición prolongada, pero era demasiado pronto para eso. Veinticuatro horas sin sangre no le harían eso a él. Había estado más tiempo sin comida antes.

—Amaury, estás en casa.

Incluso la voz de la ilusión sonaba como ella. Y el olor que llegaba a sus fosas nasales era todo de ella. Ella era real, y estaba parada en su apartamento, viéndose como si acabara de darse una ducha. No parecía una mujer escapando. Y si ella estaba tratando de evitarlo, este tenía que ser el peor lugar posible para esconderse que podía haber pensado.

—Parece como si hubieras visto un fantasma.

—Estás aquí. —Su garganta reseca dolía mientras hablaba, pero su corazón saltaba de alegría.

—Estás diciendo lo obvio. —Nina dio unos pasos hacia él, mientras la miraba con cautela. No se veía como si estuviera enfadada con él. ¿Podría ser que ella ya sabía lo que quería decirle? ¿Y cómo había entrado en su apartamento en primer lugar?

—Irrumpí por la escalera de incendio —respondió a su pregunta no formulada e inclinó la cabeza hacia la ventana.

Él levantó una ceja—. Te habría dado una llave.

Nina se encogió de hombros—. ¿Dónde está la diversión en eso?

—O podrías sólo haberme esperado donde Samson, en lugar de hacerme perseguirte por toda la ciudad.

—Aún menos divertido —replicó ella.

—¿Sabías que te estaba buscando?

Ella se encogió de hombros con indiferencia—. No serías el Amaury que conozco, si no lo hicieras.

¿Quería Nina discutir con él? Dio unos pasos hacia ella—. Y no sería el Amaury que conoces, si no te diera unas nalgadas en tu dulce trasero por eso.

Plantó sus puños en las caderas, pero la maldad brillaba en sus ojos—. Tendrás que atraparme primero. —En un instante se fue hacia la ventana. Él la interrumpió antes de que ella llegara a la mitad. Gracias a Dios por la velocidad de vampiro.

Con un movimiento rápido, Amaury llevó su cuerpo contra el suyo y cerró sus brazos alrededor de ella. Ella le lanzó una mirada coqueta. Maldita sea, se sentía tan bien tener su suave silueta, presionando contra la suya.

—Así que ahora que me has atrapado, ¿me darás esa disculpa en corto plazo, o estabas pensando en besarme hasta la sumisión?

¡Maldita sea otra vez! Nina lo conocía mucho mejor, aun cuando sólo había pasado una semana de conocerlo, cuando a sus amigos les había tomado 200 años. Y en cuestión de segundos, ella lo había convertido de ser un hombre que había estado dispuesto a humillarse, a un depredador listo para reclamar su premio, sin considerar las consecuencias… una vez más.

Amaury dejó escapar un profundo suspiro—. Tú dime, chérie, dado que eres la que está sosteniendo todas las cuerdas.

Nina le dio una larga mirada hasta que su expresión cambió a seria—. ¿Por qué no te salvaste a ti mismo cuando te lo pedí?

Él sacudió la cabeza lentamente—. ¿Salvarme a mí mismo para vivir una vida sin ti?

—La próxima vez tú…

Le enmarcó su rostro con la mano y puso un dedo en sus labios—. La próxima vez, haré exactamente lo mismo. Y puedes luchar contra mí todo lo que quieras sobre eso.

—Vampiro terco, eres una tortura —afirmó.

—Así es, chérie, ¿pero sabes lo que es aún peor? —Hizo una pausa breve—. Un vampiro enamorado. Porque cuando tengo algo en la cabeza, no hay forma de detenerlo.

—¿Enamorado?

—Sí, chérie —le susurró—: Te amo.

Amaury tomó el suspiro que ella soltó y rozó sus labios contra los suyos—. Ahora, ¿estás lista para la disculpa que te debo?

—Besa primero, habla después.

—Si comienzo a besarte, nunca voy a llegar a hablar. Y además, ¿no deberías aún, estar enojada conmigo? —Él la miró con curiosidad. ¿Alguna vez entendería lo que estaba pasando en realidad dentro de su linda cabecita?

—Es un poco difícil estar enojada con el hombre que acaba de salvar tu vida sin ninguna consideración para sí mismo. Y es aún más difícil permanecer enojada contigo, sabiendo el tipo de poder que me has dado sobre ti.

Sólo podía haber descubierto eso por una persona—. ¿Delilah te dijo eso?

—Sí, ella y yo tuvimos tiempo para hablar. Así que dime, ¿por qué harías una cosa tan estúpida?

—¿Qué cosa tan estúpida?

—El unirte sin mi permiso, sin saber si me quedaría contigo.

Amaury se tragó el nudo en su garganta. Sí, le había dado el poder sobre él, lo hacía vulnerable, pero no se sentía débil—. Esa noche, me di cuenta que te necesitaba. Por primera vez desde que me convertí en un vampiro, sentí algo. No estaba dispuesto a renunciar a este sentimiento de sentirme finalmente completo. Y esta noche, cuando te encontrabas en esa plataforma a un minuto de morir, sabía que una vida sin ti, no valdría la pena vivirla. Nina, Te amo. —Cerró los ojos por un segundo, sabiendo que tenía que ofrecerle una salida—. Pero si tú no sientes lo mismo por mí, voy a dejarte ir.

***

Amaury la amaba. Su loco, obstinado e inmenso vampiro, la amaba. Sin embargo, estaba dispuesto a darle su libertad. ¿La amaba? Pero, él no podía, ¿o sí?

—Pero tú dijiste que no eras capaz de amar.

Él sonrió—. Esa es la cosa, yo no lo era. Pero entonces, apareciste tú. Me dijo una bruja que sabía que había una manera de revertir la maldición. Al principio no le creí, pero luego me probó lo contrario. demostraste, que todos estábamos equivocados.

—¿Qué te dijo?

—Ella me dijo que el objeto de mi afecto tenía que ser un corazón que perdonaba. Esa sólo puedes ser tú… tú me perdonaste, no sólo a mí y lo que había hecho en mi pasado, sino también a Luther.

Nina sonrió—. Sin perdón, la vida se detiene en seco. Era hora de que siguieras adelante.

Amaury le dio un suave beso en los labios—. Ahora lo sé. Me has ayudado a ver eso. Pero no fue lo único que dijo la bruja. Mi control sobre ti tenía que ser ineficaz. ¿Recuerdas? El control de la mente no funciona contigo.

—¿Quieres decir cuando trataste de hacer que te desatara?

—Así es… y no vamos a intentarlo de nuevo, al menos no con el metal de plata. Otros materiales, estoy abierto a… —La mirada hambrienta que él dio a ella, la hizo estremecerse de placer—. Todavía no sé cómo pudiste hacer eso.

—¿Quieres decir sacarte de mi mente? —Ella se encogió de hombros—. No sé. Tal vez soy más fuerte que tú.

Él sonrió—. Puedo vivir con eso.

—Yo también puedo.

—Pero lo último que dijo, fue que su amor tenía que ser desconocido. Yo no entendía lo que quería decir, pero creo que ahora sí. Nunca pude leer tus emociones, lo que significaba que no sabía si me amabas.

Ella sacudió la cabeza—. No creo que eso es lo que quería decir. ¿Un amor desconocido? Era yo: yo no sabía que te amaba hasta que casi te pierdo. Mi amor era desconocido para mí. —Ya no es así.

—¿Y ahora?

Nina quitó un mechón de pelo de su cara—. Te amo. ¿Está toda esta maldición revertida ahora?

—Desde que tuvimos el vínculo de sangre, mi cabeza ha estado clara. No he sentido ninguna emoción de nadie, excepto…

—¿Excepto qué?

—Estoy empezando a sentirte. Pude sentirte justo después de la unión, pero luego se desvaneció. Debía haber sido capaz de sentirte continuamente, pero no lo hice.

—Podría tener algo que ver con el hecho de que te estaba resistiendo. Cuando Delilah me habló de la unión, yo estaba un poco enojada contigo, porque no me habías preguntado y traté de bloquear todo sobre ti.

—¿Un poco enojada? No creo que quiera estar cerca de ti, cuando te enojes realmente. —Amaury le acarició la mejilla con los nudillos—. Lo siento, Nina. Créeme. Te deseaba tanto, que mi corazón se hizo cargo. Me pareció ver en ti, que también me querías, pero sé que estaba equivocado. Debí haberte dado una elección.

Nina puso un dedo en sus labios—. Shh. Yo te quería también, simplemente no me di cuenta de cuánto, hasta esta noche. Ven.

Amaury se dejó caer en el sofá y se sentó. Con un rápido movimiento, se apoderó de él, montándolo. Nina miró sus ojos azules. Que blando era, su peligroso y enorme vampiro. Escondido detrás de toda esa furia, estaba un corazón que no le gustaba mostrar. Un corazón más grande del que ella pensaba que nadie podría tener.

Cuando él había salvado a Eddie durante la pelea, no había visto ninguna duda en él, como si lo hubiera hecho sólo porque ella se lo había pedido. La única vez que no había escuchado sus ruegos, fue cuando ella le dijo que se salvara a sí mismo. Por supuesto que no. Amaury nunca la escuchaba cuando se trataba de su propia seguridad. Tendría que hablar con él sobre eso… más tarde.

Y ahora le había ofrecido libertad, para liberarla de su vínculo. Pero no había libertad del vínculo, hasta que uno de ellos muriera. Ella se dio cuenta que estaba dispuesto a dar ese paso, sólo para que ella fuera libre.

El generoso acto final de Amaury, había confirmado lo que había sentido esparciéndose dentro de ella: el saber que era de él, no porque se hubieran vinculado, sino porque quería ser suya.

—¿Por qué no me preguntas ahora? —Bromeó.

Hubo un momento en el que dudó, pero luego las palabras salieron de su boca—. ¿Quieres vincularte conmigo, Nina? ¿Ser mía para siempre, y yo tuyo? —El azul de sus ojos se hizo más brillante, mientras esperaba su respuesta.

Debería hacerlo esperar, pero la emoción que sentía, sabiendo que ella había traído a este hombre de rodillas… bueno, casi… era muy emocionante, poderoso.

—Bajo una condición.

Sorpresa se registró en su cara—. ¿Qué condición?

Abrió las solapas de la bata, para mostrarle sus senos. Nina notó su mirada caer, mientras sostenía uno de sus pechos y se lo presentaba a él—. Aliméntate de mí, Amaury.

Debajo de ella sintió su erección crecer, evidencia de su deseo por lo que ella le había ofrecido. De alguna manera, ella supo que era lo que él había querido desde la noche que había tomado su sangre. Y ella le daría cualquier cosa a su alcance.

—Oh, Nina, chérie, no tienes idea de lo feliz que me haces.

Llevó la mano hacia su pecho y lo acarició suavemente—. Yo no te merezco. Pero me alegro de tenerte de todos modos. No me enfrentarás otra vez, ¿verdad?

—¿Enfrentarte? Tú sabes que yo siempre lo haré, porque eso es lo que necesitas.

—Voy a tener que nalguearte si lo haces. —Su sonrisa perversa hizo que su corazón se saltara un latido.

—Para eso necesitarás tu fuerza. Y sin comida, no estoy segura cómo podrás mantenerla. —Ella bajó la mirada hacia sus pechos y se dio cuenta que él hacía lo mismo.

—Me gusta la manera en que sostienes tu punto —coincidió Amaury en un tono ronco.

Su mano rozó su pezón erecto. Sin prisa, con la boca descendió sobre su carne, sus labios se conectaron con su piel, poniéndola en llamas. Un lamido de su lengua, siguió haciendo que su cuerpo entero hormigueara. Oh, Dios, cómo amaba a este hombre, a este vampiro.

—Amaury, tómame, por favor.

—Soy tuyo —le susurró antes de que Nina sintiera sus colmillos perforando su piel. Su boca se cerró sobre su pecho, y chupó el sustento que ella le proveería por el resto de su vida.

Sus corazones latían como uno solo, sus almas conectadas por filamentos invisibles tan fuertes, que ninguna fuerza en este mundo podría separarlos. Ellos eran uno… un cuerpo, una mente, un alma.

Mi compañera. Mi revoltosa.

Mía.

FIN