Nina se estremeció. Las últimas palabras de Luther, le habían dado escalofríos.
Miró al lado donde Eddie se había ocultado antes, pero no podía verlo en ningún lugar. Ella alcanzó a mirar el reloj. Quedaban menos de cinco minutos.
A la distancia, en la zona del césped, pudo distinguir algunas sombras. ¿Se estaban moviendo hacia ella, o se trataba de sólo un deseo de que así fuera?
Segundos después, vio una figura familiar salir a la luz. A pesar de la oscuridad, ella lo reconoció: Amaury. Junto a él, un hombre delgado, alto, pero igualmente alto: Samson.
Nina miró por encima del borde de la plataforma, mientras Amaury y Samson continuaban su acercamiento, sin que nadie los detuviera. Esto no estaba bien. Era demasiado fácil. ¿Por qué Luther los dejaría solos, para que sus hombres pudieran llegar a liberarlas? No tenía sentido. Sí, el reloj de la bomba seguía avanzando, pero cinco minutos serían suficiente tiempo para liberarlas y estar lo suficientemente lejos de la plataforma en el momento en que explotara. No, algo andaba mal con esta imagen.
¡Es una trampa!
Se concentró en Amaury y abrió su mente para él. Frenéticamente, miró a su alrededor, siguiendo los cables.
De repente, de reojo vio un movimiento. Eddie pasó junto a la plataforma, hacia Samson y Amaury, lanzándose sobre ellos. Quiso gritar y detenerlo, pero la mordaza en la boca se lo impedía.
En cambio, observó cómo rebotó contra Amaury. Ellos luchaban, mientras Samson seguía acercándose. Una mirada frenética de Eddie hacia Samson, le dijo que algo andaba mal. Eddie no estaba luchando para matarlos, sólo luchaba para evitar que avanzaran.
Amaury, ¡detente! ¡No le hagas daño a Eddie! ¡No más! ¡Detén a Samson… detenlo ahora!
Un segundo después, el mandato de Amaury atravesó la noche—: ¡Samson, espera!
Su amigo se detuvo al instante, al igual que Eddie. Él dejó de golpearlo.
—Gracias a Dios —se oyó raspar la voz de su hermano. Mostrando claras señales de agotamiento en su rostro, señaló hacia un punto exactamente sólo a un pie delante de Samson—. Rayo láser.
El corazón de Nina latía con fuerza.
Amaury todavía tenía a su hermano en un férreo control, pero no parecía que quisiera hacerle más daño—. Habla. Rápido. —Llegó a los oídos la voz de Amaury y Nina se sintió extrañamente reconfortada.
—Una vez que pases de ahí, inmediatamente el rayo láser interrumpirá el reloj, y se activará un segundo mecanismo, entonces sólo tendrán sesenta segundos para subir al podio antes de estallar —explicó Eddie.
El corazón de Nina se detuvo. Por eso es que Luther estaba tan seguro y las había dejado solas. Si los hombres trataban de correr, sin darse cuenta, reducirían el tiempo en el reloj y volarían con ellos.
Ella parpadeó y tragó saliva. Eso era todo. Estaban jodidos.
—¿Hay alguna manera de evitarlo?
Eddie negó con la cabeza—. La única manera de subir al podio sin disparar el láser, es desde el interior del mausoleo.
Su hermano la miró hacia donde estaba—. Lo siento, cariño. Yo no sabía que él iría adelante con esto. No me di cuenta de lo loco que estaba. Cuando comprendí lo que estaba planeando, ya era demasiado tarde.
Amaury miró a Nina, la agonía y la tortura ocultaban su hermoso rostro. Sin romper el contacto visual con ella, se dirigió a Eddie—. Métenos en el mausoleo. Ahora.
Ella vio como Amaury hablaba en voz baja hacia su micrófono, y luego escuchó a su auricular. Captó su mirada frustrada, antes de que él se reuniera con Samson y Eddie. Hablaban muy bajo para que ella pudiese escuchar, pero sus gestos le dijeron que estaban en desacuerdo con algo.
—¡No! ¿Estás loco? —Su hermano gritó a Amaury.
—Es la única manera. —Respondió Amaury, cargado de emoción.
Él la miró, tenía una triste mirada en sus ojos.
Confía en mí.
Nina oyó su voz en su cabeza. ¿Confiar en él con qué? ¿Qué demonios estaba haciendo?
Varios segundos después se desató el infierno. De la nada, los amigos vampiros de Amaury, aparecieron como un enjambre por la zona. Y entonces vio a los otros, hombres de Luther.
Johan acechó en la escena desde atrás del mausoleo, junto con otras tres personas que no conocía. Uno de ellos había ayudado a atarla a ella y a Delilah. Los otros, nunca los había visto antes.
Aunque todavía trataba de examinar el área para entender lo que estaba ocurriendo justo en frente de ella, se dio cuenta que Amaury y Samson se movieron. Al igual que velocistas corrieron hacia el podio, pero mucho más rápido, que lo que cualquier ser humano pudiese correr.
El corazón le latía en los oídos. Nina no tenía necesidad de mirar el reloj para saber que sus últimos sesenta segundos estaban corriendo. ¿Así era como su vida iba a terminar? ¿Volando en pedazos? ¿Sería por lo menos sin dolor?
Con un ruido sordo, los vampiros se subieron al podio y en línea recta hacia ella y Delilah. Un segundo más tarde, Amaury estaba detrás de ella.
***
Amaury había sacado el cuchillo de su vaina en medio de un salto y se dispuso a cortar sus ataduras, cuando las vio: esposas de plata.
—¡Nooooo! —Su grito se mezclaba con el de Samson, que estaba detrás de Delilah y se había encontrado con el mismo obstáculo.
—Oh Dios, Nina —era todo lo que podía decir.
Él sintió que ella pateaba contra el poste. En su frustración lo golpeó… Era de hierro, un metal que un vampiro podría doblar y romper si utilizaba la suficiente fuerza.
—Samson, el poste… ¡quiébralo!
Sálvate a ti mismo, Amaury, por favor.
—¡No te dejaré!
Su ira se mezclaba con determinación.
—Inclínate hacia adelante, lejos del poste todo lo que puedas —le ordenó. Nina hizo lo que él le pidió.
Amaury pateó contra el poste con su pierna, y luego siguió con el filo de su mano. Una vez más la pierna, luego la mano. En un ritmo constante, pero rápido a los ojos de un ser humano que apenas sería capaz de seguirlo, patadas y golpes. Otra más. Y uno más. El poste comenzó a quebrarse de un lado.
Uno más, sólo uno más.
Reunió todas sus fuerzas y aplastó el pie en el poste. Un dolor agudo subió por su pierna, pero lo ignoró. El metal se rompió. Con una velocidad de vampiro, llegó hasta las muñecas, sin ni siquiera darse cuenta del daño que la plata estaba haciendo a sus propias manos. Sosteniendo el poste, lo volteó, dejándolo caer en el podio. Tirando de sus muñecas atadas, le dio su libertad.
Amaury tomó a Nina mientras saltaba fuera del podio. La sombra junto a él tenía que ser Samson, pero no tenía tiempo para mirar. Con varios pasos más, su compañera se apretó contra su pecho, él fue capaz de poner distancia entre ellos y el podio, antes de que sintiera la explosión golpearlo. La onda de choque lo golpeó contra el suelo, mientras el calor quemaba sobre él.
Con sus últimas fuerzas cubrió a Nina por debajo de él, acunada en la seguridad de su amplio cuerpo, con la esperanza de que la caída no la hubiese lastimado. Su cuerpo se sentía suave debajo de él, sus pechos apretados contra su pecho. Pero se sentía fría. ¿Cuánto tiempo había estado parada ahí arriba, en el aire frío de la noche? Su respiración era tan desigual como la suya. Pasaron unos segundos antes de saber que era seguro levantar la cabeza.
A su izquierda se encontró con Samson tumbado en una posición semejante a la de él, cubriendo con su cuerpo a Delilah.
Mirando hacia atrás, vio a sus colegas luchar contra la oposición. Superaban en número a los hombres de Luther. Era seguro sentarse. Amaury se quitó de encima de Nina. Sus brazos aún estaban atados a la espalda, no podía moverse mucho por su cuenta. Él la ayudó a sentarse antes de sacarle la cinta plateada.
—Lo siento, chérie: te va a doler.
Sus ojos estaban muy abiertos. Era evidente que estaba todavía en estado de shock. Amaury sacó la cinta en un movimiento rápido, entonces al instante apretó la palma de su mano contra sus labios, tratando de calmar el dolor.
Un gemido ahogado rebotó contra su mano.
Él no podía dejarla con dolor, y, qué demonios, necesitaba sentirla—. Voy a curarte.
Su lengua lamió sobre sus labios donde la cinta había dejado la piel lastimada, calmando suavemente su labio inferior, y luego el superior. Un momento después, se encontró besando y apretando su cuerpo contra el suyo. Por un breve momento, disfrutó su cercanía. Él quería que durara una eternidad, pero tan pronto como la había besado, la soltó.
Amaury no se había olvidado de lo que le había hecho. Haber salvado la vida de Nina, no cambiaba nada. Él no podía quedarse con ella, porque nunca le pidió que fuera suya, no en una manera que ella hubiera entendido de todas formas.
—Lo siento. —Amaury evitó sus ojos y miró hacia el mausoleo. Que seguía en pie. ¿Por qué no había volado también?
—Quinn, el mausoleo no voló.
Por encima de su micrófono se pudo escuchar la agitada voz de Quinn—. Lo siento, amigo, Luther cruzó los cables a propósito. Corté el primero para el mausoleo, pensando que era el del podio. Él pensó en todo.
—¿Estás bien?
—Podría utilizar algo de ayuda aquí atrás: él tiene otro amigo.
—Voy en camino —confirmó Amaury. Se levantó y echó un vistazo a Nina—. Quédate aquí.
***
Nina vio como Amaury corría hacia el edificio. Miró a su lado y vio la forma en que Samson besaba suavemente a Delilah. Su tierna voz llegaba hacia ella.
—Casi te pierdo.
—Todo está bien.
—¿Y el bebé?
—Ella está bien.
—¿Ella? —La voz de Samson se llenó de sorpresa.
—Voy a explicártelo más adelante. ¿Puedes quitarme estas esposas?
Nina sintió que sus propias muñecas se raspaban por las esposas—. A mí también. Amaury optó por salir corriendo antes de desatarme.
Delilah le dio una mirada de lástima. Sí, dolía el hecho de que mientras Samson se hacía cargo de su esposa, Amaury había elegido seguir luchando en lugar de cuidar de ella.
—Oliver traerá cortadores de metal de la camioneta —dijo Samson.
Nina volvió hacia el campo de batalla. Detrás del podio destrozado, una figura oscura surgía del mausoleo. Luther. Nadie lo había visto todavía.
Sus ojos buscaron a Amaury.
Los restos del podio todavía estaban ardiendo. Con dificultad, fue capaz de distinguir las diferentes figuras combatiendo en los alrededores. Ella reconoció a Johan que luchaba con Gabriel. Otros estaban oscurecidos por el fuego que se desencadenó como consecuencia de la explosión.
Nina vio la cabeza de Amaury en la parte trasera del edificio. Lamentablemente Luther se fijó en él al mismo tiempo. Vio cómo su mirada le seguía, y su cuerpo comenzaba a moverse en dirección de Amaury. Amaury no podía verlo, ya que miraba hacia una dirección diferente.
Si ella no le avisaba, Luther lo golpearía por la espalda sin advertirle.
Nina giró de nuevo hacia Samson—. ¡Samson! Luther… va tras Amaury.
Ella no podía señalar en la dirección que lo había visto, porque sus manos aún estaban atadas a sus espaldas.
—¿Dónde? —Viajaron los ojos de Samson con rapidez sobre la escena.
—A la derecha, allí, al lado del edificio. Por favor ayúdale.
Samson tocó su oreja, luego retrocedió en estado de shock—. ¡Mi micrófono se ha malogrado! ¡Mierda!
Nina sintió su estómago retorcerse.
—Amaury —Samson gritó, pero su amigo no se volvió. Había demasiado ruido en el campo de batalla—. Él no me oye.
El pánico arrasó con ella—. Oh, Dios, no.
Ella vio como Luther acechaba a Amaury.
—Tienes que advertirle, Nina… ¡Hazlo!
El pánico hizo que su cerebro se congelara. Si él no podía oír Samson, cuya voz era más fuerte que la suya, ¿cómo iba a escuchar su advertencia? Ella sintió que su ritmo cardíaco golpeaba en su garganta, un nudo la obstruía. La desesperación la inmovilizó.
—Amaury —dijo con una fuerte voz.
—El vínculo —le instruyó Samson—. Usa el vínculo.
Nina parpadeó una vez, luego se concentró.
Amaury, detrás de ti, Luther está detrás de ti.
Una fracción de segundo más tarde, lo vio dar vuelta y ponerse cara a cara con su oponente. Luther dio el primer golpe, pero Amaury respondió al instante. Estaban empatados, cada uno afrontaba al otro, golpe tras golpe.
El estómago de Nina se retorció dolorosamente, mientras trataba de ver su lucha. Con cada golpe que Amaury recibía, se estremecía. ¿Quién era más fuerte? ¿Amaury ganaría?
Ella se sorprendió cuando de repente sintió las manos de alguien sobre ella.
—Soy Oliver. Voy a cortar las esposas. No te muevas.
Un instante después, sintió el frío metal contra su piel. Un chasquido después, y las esposas cayeron en la hierba. Sin volver a agradecer al hombre, corrió hacia el escenario en frente de ella. Tenía que ayudar a Amaury, sin importar qué.
Se tambaleó hacia adelante cuando de reojo vio a Eddie. Estaba luchando con Zane. Y Zane tenía la sartén por el mango. Miró a Amaury luego de vuelta a Eddie, ella tomó una decisión en décimas de segundo y corrió hacia su hermano.
—¡Alto! Él está de nuestro lado.
Pero Zane no le hizo caso. Él continuaba golpeando a su hermano.
—Zane, ¡detente! No le hagas daño —gritó otra vez y se lanzó hacia adelante, arrojándose entre los dos. Zane la agarró y la arrojó a un lado, y luego llegó volvió hacia Eddie—. Él está con Luther.
Su respuesta fue ahogada por la voz atronadora de Samson detrás de ella.
—Zane, él está con nosotros. Suéltalo.
Una mirada incrédula se reflejó en el rostro de Zane, pero obedeció y soltó a Eddie.
Nina corrió hacia Eddie y lo abrazó. Los fuertes brazos de su hermano la envolvieron y la apretaron con fuerza.
—Estás viva —dijo.
Gracias a Amaury estaba viva, pero ahora él estaba en peligro. Nina se soltó del abrazo de Eddie y sus ojos buscaron a su compañero.