Capítulo Treinta y siete

El mausoleo que Luther había construido para inmortalizar a su amada Vivian, era un artefacto gótico de piedra caliza y hierro forjado, del tamaño de una mansión. Rodeado de maduros robles, estaba abrigado de miradas curiosas. Si bien no había puertas que lo rodearan, Amaury estaba seguro que Luther ya había sido advertido acerca de su llegada.

Después de no poder comunicarse con Delilah por horas, Samson finalmente recibió un mensaje corto de ella, antes que la comunicación fuese interrumpida de nuevo. Ella había sido muy explícita: Luther esperaba que ellos trataran de liberar a las mujeres de su prisión: de hecho, él contaba con eso. Él quería que ellos presenciaran la muerte de sus parejas.

Amaury sintió que su pecho se contraía dolorosamente con el recuerdo de las palabras de Samson. Todo el día él y sus hermanos vampiros, habían trabajado en un plan de cómo sacar a sus mujeres a salvo. Y de acuerdo con Delilah, Nina estaba en tanto peligro como ella. Delilah parecía convencida de la inocencia de Nina.

Mientras Samson y el resto del grupo todavía se mostraban escépticos acerca de la evaluación de Delilah, Amaury sintió que su corazón se llenaba de esperanzas. Como ex auditora, la mujer de Samson tenía una cabeza brillante sobre sus hombros, y Amaury ponía todas sus esperanzas en su creencia.

A pesar que Delilah había sido incapaz de darles el lugar donde ella y Nina habían sido llevadas, Samson había sospechado de inmediato donde Luther las tenía.

Después de la muerte de Vivian, Luther había desaparecido, pero no antes de que él hubiese levantado un monumento para ella, una especie de santuario.

Amaury miró hacia atrás, en el bosque donde sus amigos estaban escondidos. No necesitaban luz. Sus vistas superiores, eran suficientes para encontrar el camino a través de la oscuridad. Poco a poco, se acercaban por el perímetro que habían formado alrededor de la propiedad. Con las silenciosas órdenes en sus audífonos, se comunicaban sus posiciones entre sí.

Como todos ellos se formaron esencialmente como guardaespaldas, sabían que eran guerreros superiores, pero desafortunadamente también lo eran Luther y sus hombres. Amaury y Samson aún no estaban seguros sobre cuántos vampiros más estaban trabajando para Luther. No tuvieron suficiente tiempo para hacer un reconocimiento detallado.

Amaury escuchó por el auricular y se trasladó unos metros más cerca del edificio. Se detuvo en un bosquecillo de árboles y entrenó a sus ojos en el mausoleo. Captó movimientos. Se concentró y pudo distinguir dos figuras cerca de la escalinata que conducía a la entrada.

—Veo a dos personas —susurró por su micrófono.

—Los tengo a la vista —confirmó Gabriel—. Dos de ellos. Acercándome, para confirmar la identidad.

Amaury contuvo el aliento. Sin hacer ruido, se deslizó hacia adelante, buscando el siguiente arbusto que le daría cobertura.

—Confirmado, Delilah y Nina se encuentran en un podio —dijo la voz de Gabriel por el auricular.

Amaury miró a su derecha. Samson estaba resguardado detrás de los arbustos al lado de él. Le asintió con la cabeza, antes de que mirara hacia atrás en el mausoleo. Amaury ahora podía distinguir claramente el podio.

Frente a las escaleras que conducían al mausoleo, Luther había construido un estrado de madera. Y en medio de ella, Nina y Delilah estaban inmóviles, con los brazos hacia la espalda. Todavía estaban demasiado lejos para distinguir más detalles.

—Cables —dijo Thomas a través de los auriculares—, ¿qué es lo que querrá con todos esos cables?

—Me estoy acercando por la parte de atrás —anunció Ricky—. Siguiendo los cables.

—¿Ven a Luther? —preguntó Amaury. Uno por uno, sus colegas respondieron con un—: negativo.

En el podio, Nina y Delilah no se movían. Ajustó su vista sobre ellas una vez más, y ahora podía ver que sus bocas estaban amordazadas. Luther, obviamente, quería evitar que llamaran a sus salvadores. No es que le importara, puesto que las mujeres todavía podían comunicarse con sus compañeros si querían. Ninguna mordaza, podía evitar que lo hicieran.

Esto sólo podía significar que Luther estaba preocupado por que las mujeres alertaran al resto de los vampiros de algo. ¿Pero de qué?

Amaury hizo un gesto a Samson que estaba dispuesto a acercarse. Su amigo asintió con la cabeza y señaló hacia una abertura entre dos arbustos.

Tres pasos largos y Amaury llegó al punto. Dio un paso a través de ellos. Un instante después, oyó un clic y levantó la cabeza a la fuente del sonido. Se dio cuenta del pequeño y redondo dispositivo al instante.

—¡Mierda! —Susurró en voz baja.

—¿Qué? —fue la respuesta rápida de Samson.

—Puso detectores de movimiento.

Sólo había dos razones para que Luther tuviera detectores de movimiento: para indicar su llegada y para iniciar una secuencia. Una mirada a Samson, que ya se había trasladado junto a él, le dijo que también había llegado a la misma conclusión. Algo estaba a punto de comenzar.

—¡Mierda!

***

Nina escuchó el sonido del tic, al instante. No había estado allí antes, estaba segura, pero de repente había comenzado. Ella torció la cabeza para mirar a su lado. No podía preguntarle a Delilah si ella también lo había escuchado.

Pero algo andaba mal. Bueno, algunas cosas estaban mal, empezando por el hecho de que ella y Delilah estaban atadas a un par de postes. Pero hasta unos segundos antes, nada había ocurrido. Ahora, parecía que algo había comenzado con el sonido de tic-tac. Y un sonido de tic-tac, nunca era una buena señal. Cualquier aficionado al cine, podía decir eso.

Nina estiró el cuello de nuevo, y de reojo pudo ver un destello de luz. Retorciendo su cuerpo un poco más, se las arregló para moverse un par de centímetros más y, finalmente, lo vio: era un reloj digital, contando hacia atrás.

Bueno, eso resolvía el misterio del sonido de tic-tac.

¿Quién carajos había encendido la maldita bomba?

Ella no había visto a nadie en los alrededores, lo que significaba que alguien estaba haciéndolo por control remoto. Los cables sugerían lo mismo. Después de que Johan y otro vampiro las habían atado, las habían dejado solas. Si tuviera que adivinar, diría que eso había sido hace más de una hora.

¿Nina? ¿Puedes oírme?

La voz en su cabeza sonaba familiar.

¿Amaury?

¿Era esto de lo que Delilah le había hablado? ¿La comunicación telepática a través del vínculo?

Sí, soy yo. Dime lo que está pasando. Estamos cerca.

Nina se concentró en la voz desde su cabeza. Esto le daba una extraña sensación de calma.

Será mejor que vengas más rápido, porque hay una bomba de tiempo.

Hubo silencio. No hubo respuesta de él. ¿Dónde demonios se había metido?

¡Amaury, maldita sea! ¿Qué vas a hacer al respecto?

Pasaron unos segundos, antes de que finalmente sintiera el calor que provenía del pensamiento que llegaba a su mente.

Escucha con atención. Creo que lo provocamos por nuestro acercamiento.

¡Idiotas!

¿Hay un reloj?

Por supuesto que hay un reloj, —ella le contestó.

¿Puedes ver el tiempo?

Nina estiró el cuello una vez más. Menos de diez minutos.

¡Mierda!

Antes de que pudiera concentrarse en responderle, se dio cuenta de un movimiento a su lado. Se estiró. Y de reojo vio a Eddie. Pero no estaba caminando hacia ella. Se arrastraba a lo largo de los arbustos que crecían junto a las escaleras, escondiéndose detrás de ellas. ¿Qué estaba tratando de hacer?

Su atención se desvió nuevamente, cuando una voz de trueno detrás de ella, habló.

—Veo que todo el mundo por fin ha llegado.

¿Por qué era que todos los villanos tenían que hacer su discurso obligatorio, antes de volar todo en pedazos?

—Luces —dijo Luther y un momento después, el podio se llenó de luz, como también la zona de césped frente a ellos. No importa cómo se acercaran, no tenían manera de ocultarse ahora.

Luther se mantuvo detrás de ella y Delilah, utilizándolas como un escudo, para que ninguno de los vampiros que trataban de rescatarlas, fueran capaces de lograr un disparo directo hacia él.

***

Amaury miró hacia el podio. La luz le daba una vista perfecta del lugar donde Luther había decidido matar a sus mujeres. Al instante se dio cuenta de que no había manera de llegar al podio sin ser visto. Esta no sería una operación de rescate de sigilo. Esto se trataría básicamente de velocidad.

Amaury puso su cronómetro a nueve minutos, el tiempo que restaba antes que la bomba estallara.

—No tenemos mucho tiempo —dijo en voz baja en el micrófono—. Los detectores de movimiento, activaron la cuenta regresiva para la bomba.

—Bienvenidos a mi pequeño show —dijo la voz de Luther desde el otro lado del claro—. ¿Confío en que todos estamos aquí? —Hubo una pequeña pausa, antes de continuar—. Bueno. No me gustaría empezar sin ustedes.

Amaury apuntó con su semiautomática en dirección de Luther y miró por el visor. Su objetivo estaba justo entre Nina y Delilah. Su dedo se ajustó al gatillo. Luther se movió. Las perlas de sudor en la frente de Amaury aparecieron mientras su dedo en el gatillo se estremecía. Una mirada hacia Nina, le dijo que no podía arriesgarse a disparar. ¿Qué pasaría si fallaba? No, era demasiado arriesgado. Poco a poco, bajó el brazo.

Samson aprobó a su lado—. Lo sé. —Luego habló por el micrófono—. No podemos hacer nada desde el frente. ¿Pueden ustedes llegar a ellos desde los lados?

—Estamos trabajando en ello —dijo la voz de Gabriel, a través del auricular.

—Ricky, ¿nada en los cables?

No hubo respuesta—. ¿Ricky?

Samson y Amaury dieron una mirada alarmada—. Yvette, Zane… vean en la parte de atrás, donde está Ricky.

—Lo haremos. —Sonó la voz de Yvette a través del teléfono del oído, y luego se apagó.

—No importa lo que piensen hacer, no serán capaces de salvar a sus compañeras, al igual que yo no fui capaz de salvar a la mía. —La voz de Luther se hizo eco a través de la noche—. He esperado este momento durante mucho tiempo. Y nunca pensé tener dos pájaros de un tiro. Francamente, Amaury, mi viejo amigo, yo no pensé que lo tenías en ti.

A Amaury le importaba un comino, lo que pensara Luther. Nina era suya, y no le permitiría herirla.

Luther se volvió hacia Delilah y le apartó un mechón de pelo de su cara. Una sacudida desafiante de su cabeza, fue la respuesta.

—Que pareja más encantadora tienes, Samson. Cuando me enteré de tu unión hace unos meses, quería felicitarte en persona. Disculpa la demora, pero comprenderás que tenía cosas que preparar. Necesitaba seguidores leales y qué mejor forma que crearlos yo mismo, ¿no crees? Después de todo, volviste a todos mis amigos en mi contra. En mi momento de dolor, no tuve a nadie.

Amaury recordaba bien ese tiempo. Solamente que había sido Luther el que se volvió contra sus amigos, alejando a todo el mundo, acusándolos a todos de maldad.

—Pudieron haber salvado a Vivian. Y la dejaron morir. Ustedes tenían el poder, sin embargo, no actuaron. Pero suficiente de hablar sobre el pasado, morirá ahora conmigo, y sus compañeras con vínculo de sangre.

No era una sorpresa para Amaury, que Luther estuviera dispuesto a morir con ellas. Tenía que saber que tanto él como Samson, lo cazarían hasta el fin del mundo. Luther estaba ya muerto, desde el momento en que había puesto sus manos sobre Nina y Delilah.

Un rápido vistazo a Samson confirmó que su amigo estaba pensando lo mismo. Amaury miró su reloj: sólo seis minutos para el final. Le hizo un gesto y una seña a Samson, indicándole el tiempo restante con los dedos.

—Gabriel, cuéntame la situación. —Sonó la voz de Samson a través de los auriculares, más calmado y más recogido de lo que parecía cara a cara.

—Aquí Quinn. Encontré el mecanismo de activación. Está en automático. No puedo desactivarlo desde aquí. Tengo que encontrar la consola.

—Hazlo.

—En camino. Una advertencia sin embargo, creo que hay un control manual en alguna parte. En caso de desactivar el automático, él tiene otra forma de activarlo.

—Lo estoy buscando —dijo Thomas.

—Menos de cinco minutos —susurró Amaury.

—Buenas noches, mis amigos. Y bienvenidos a la verdadera oscuridad —dijo Luther. Un momento después, él se deslizó de nuevo en el mausoleo detrás de las mujeres, su cuerpo desapareció en las sombras de la entrada.