La luz de la puerta abierta, se esparcía sobre la acera. Samson irrumpió en las escaleras frente a su casa, justo por delante de Amaury.
En el vestíbulo y la sala habían escenas de destrucción: muebles derribados, vidrios rotos y sangre. El estómago de Amaury se retorció dolorosamente. Él respiró hondo, y el olor de la sangre de Nina lo golpeó.
¡No!
Entró en la habitación, casi tropezando con Samson. En el suelo yacía Carl, con un montón de músculos desgarrados y sangrando, pero respiraba y tenía los ojos abiertos.
—¿Dónde está Delilah? —preguntó Samson.
La respuesta de Carl era un murmuro—. Se la llevaron.
—¿Y Nina? —la garganta de Amaury estaba tan seca que apenas podía hablar. No hubo respuesta de Carl.
Detrás de ellos el resto de sus colegas corrieron hacia adentro de la casa, Gabriel lanzando órdenes.
—Zane, Quinn, vayan arriba. Yvette, Ricky tomen la parte de atrás de la casa. Oliver, te necesitamos aquí.
Samson se arrodilló junto a Carl que había perdido el conocimiento, la sangre brotaba por las heridas de su estómago. ¿Por qué no lo habían matado de una vez?, Amaury no podía entenderlo.
—Necesita sangre fresca. Gabriel, necesitamos un donante.
Antes de que Gabriel pudiera contestar, Oliver empujó la puerta—. Tienes uno.
Sin vacilar, se agachó y se enrolló la manga.
—Carl nunca ha mordido a nadie —le explicó Samson.
—Bueno, él tendrá que morder la bala ahora, ¿no es así? —Oliver colocó su muñeca en los labios de Carl.
—Él no será capaz de hacerlo. Uno de nosotros tendrá que abrir tus venas por él.
Oliver asintió a Samson y estiró la muñeca hacia él.
—Gracias. Pero Gabriel tiene que hacerlo por mí —dijo Samson, haciéndole un gesto a Gabriel para acercarse.
Amaury al instante se dio cuenta del por qué. Como un vampiro vinculado de sangre, no tomaría sangre de nadie más, sólo de Delilah. Aunque sólo fuera una perforación en la piel de Oliver para abrir la vena, le haría probar algunas gotas de sangre. El cuerpo de Samson podría rechazar la esencia de otros extraños, lo que lo haría enfermar en el proceso.
Gabriel tomó la muñeca de Oliver y enterró sus colmillos, perforándole la piel. Un momento después, Oliver puso nuevamente su muñeca en la boca de Carl y dejó gotear la sangre entre sus labios. El líquido rojo corrió en su boca, y segundos después, los labios de Carl se clavaron alrededor de la herida. Él comenzó a succionar.
—Nada en la parte trasera de la casa —anunció Ricky, mientras él e Yvette volvían a entrar en la sala de estar—. No hay rastro de ellos.
Amaury intercambió una breve mirada con Samson. Sus compañeras habían sido raptadas, y cualquier vampiro que estuviera con vínculo de sangre, daría su propia vida para que su compañera regresara sana y salva. Nunca en sus últimos 400 años, habría imaginado que se sentiría como sucedía en esos momentos: devastado. Ni siquiera el dolor que había experimentado en su cabeza todos estos años, podía compararse con eso. Nada se sentía tan doloroso, como saber que Nina estaba en manos de un loco.
—Tenemos que averiguar qué pasó y dónde las ha llevado. —Samson miró en dirección a Gabriel.
—Lo siento, Samson: no puedo hurgar en la memoria de Carl, mientras esté inconsciente. Tenemos que esperar hasta que se recupere.
Amaury negó con la cabeza—. No tenemos tiempo. Nina está herida. Olí su sangre.
Se paseaba nerviosamente. ¿Qué pasaría si la lesión era mortal? Él podría sanarla con su sangre, pero tenía que llegar hasta ella. Tenía que hacer algo.
—Ella debió haber luchado, mientras él se las llevó. Siempre peleando —murmuró para sí mismo. Echó un vistazo a Samson que estaba junto a Gabriel, inmóvil.
—¿Cómo puedes estar tan tranquilo?
Los labios de Samson se presionaban en una fina línea—. No ayudamos a Delilah o a Nina, si perdemos la cabeza. Esa no es la forma en que las podemos salvar.
Amaury resopló, pero mantuvo su siguiente comentario para sí mismo.
Samson puso una mano sobre su hombro—. Sé exactamente lo que sientes en este momento. Estoy pasando por lo mismo. —Por un momento, el dolor fue evidente en sus ojos color pardo. Sí, él sufría tanto como Amaury, si no es más. Samson no solamente podía llegar a perder a su compañera, sino también a su hijo que estaba por nacer. Incluso sin su don, Amaury reconocía el dolor en su amigo.
Apretó su mano sobre la de Samson—. Lo sé.
—Arriba está vacío —dijeron Zane y Quinn entrando en la habitación—. Todo debe haber ocurrido aquí abajo. Nada fue perturbado arriba. No hay señales de entrada forzada.
—¿Quieres decir que lo dejaron entrar? —preguntó Samson.
—Eso es lo que parece. —Asintió Zane en la puerta—. No parece que la puerta principal esté dañada.
Hubo un fuerte gemido en la sala. Los ojos de todos se dirigieron a Carl, que había soltado la muñeca de Oliver y tosió.
Samson se dejó caer a donde él—. Carl, casi te perdimos.
—Yo no los pude detener. —Carl bajó los ojos en vergüenza.
—¿Cuántos eran?
—Tres. Luther, que lo reconocí inmediatamente, y otras dos personas. —Su voz estaba aún débil.
—¿Qué pasó?
Carl tragó y aceptó la ayuda de Samson para sentarse—. La señorita Delilah estaba en la sala cuando escuché la puerta abierta. Para cuando corrí hacia el pasillo, ya habían irrumpido, tomándola.
—¿Dónde estaba Nina? ¿Estaba luchando contra ellos? ¿Es así como ella se lesionó? —interrumpió Amaury.
Había una molesta mirada en la cara de Carl, cuando él respondió—. Oh, ella estaba luchando muy bien, pero no contra ellos.
—¿Qué? —La mirada de Samson fue de Carl a Amaury.
—¡No, estás mintiendo! —La implicación enterrada en las palabras de Carl, dejaban ver imágenes que retorcían un cuchillo en las entrañas de Amaury.
Carl se puso de pie—. Nunca miento. Yo estaba luchando contra uno de ellos, y ella estaba hablando con Luther. Y luego el que luchaba conmigo la vio. Ellos se conocían entre sí. Cuando él estaba distraído, traté de incrustarle la estaca, pero se tiró en el medio y lo salvó.
Amaury se quedó sin aliento—. No. Debes estar equivocado. —Nina no los traicionaría. Habría sentido su traición, sentido su engaño, y no había habido ninguna en su corazón.
—Yo no estoy equivocado —gritó Carl—. Se enterró la estaca en su brazo para poder salvarlo. Ella estaba preocupada por él, gritó: ¡Oh, no, Eddie!…
—¿Eddie? —El corazón de Amaury, se le hizo un nudo.
—¿Su hermano? —preguntó Samson.
Amaury asintió con la cabeza, cerrando los ojos. Su compañera lo había traicionado y se puso del lado de su hermano—. No me haría eso a mí. Ella no lo haría. —Pero así era. No podía haber duda ahora. ¿Por qué no lo había visto?
—¿Fue por eso que no te mató, para que me dijeras lo que había hecho? —¿Era su último acto cruel con él?
Carl negó con la cabeza—. Luther me dejó con vida para darles un mensaje a ti y a Samson.
Samson se colocó frente a Carl—. ¿Cuál es el mensaje?
—Sus palabras fueron: Vivian necesita compañía.
Amaury sintió como si sus entrañas se las acabaran de arrancar. Por primera vez pudo ver una manifestación física de dolor en Samson. Las rodillas de su amigo se le doblaron, y él tuvo que agarrar el brazo de Gabriel para mantenerse en pie.
Las miradas inquisitivas de Zane y Quinn, llegaron a Amaury. Ellos sabían que Samson no estaba en condiciones de responder—. Vivian está muerta. —Luther tenía la intención de matar a sus compañeras. Pero entonces, si él quería matar a Nina, no significaba que ella estaba del lado de Luther después de todo ¿O es que su plan cambió, después de que se diera cuenta que Nina estaba vinculada con él? Si ella hubiera estado de hecho, del lado de Luther desde el principio, ¿al vincularse con él, firmó su propia sentencia de muerte?
—Yo sé dónde están —dijo de pronto Samson—. Vamos. —Dio un paso hacia la puerta, sólo para ser bloqueado por Gabriel y su equipo de Nueva York.
—No.
Amaury al instante, tomó el bando de Samson, entrando en posición de batalla. ¿Por qué sus colegas no dejaban que ellos fueran a rescatar a sus mujeres?
—¡Fuera de mi camino, Gabriel! —Se escuchó la voz de Samson con un gruñido.
—No puedes hacer eso. Está muy cerca el amanecer. Cualquier idea que tengas en mente, no tendremos el tiempo suficiente esta noche. Y además, no iremos sin un plan.
—Tiene razón, señor —dijo la voz de Carl desde atrás. Samson y Amaury se volvieron hacia él.
—Si él quería matar a Delilah de inmediato, lo hubiera hecho aquí. Hay una razón por la cual me dejó con vida. —Carl hizo una pausa—. Él va a esperar hasta que llegue allí, así podrá ver cuando la mate.
Samson asintió lentamente.
¿Y Nina, nadie estaba pensando en su compañera? ¿Estaban todos ellos convencidos de que era una traidora? Amaury no lo estaba. No podía permitir que ese pensamiento llegara a su mente. Si Luther quería matarla, sólo podía significar una cosa: ella no estaba de su lado después de todo. ¿O era todo un gran engaño? ¿Podría Carl haber entendido mal? ¿Estaba pensando en matar sólo a Delilah y no a Nina?
Nina, ¿dónde estás? Habla conmigo.
Él se acercó a ella con su mente, pero no hubo respuesta. Ella debería escuchar. Sólo había dos razones por las cuales no respondería: se negaba hacerlo porque estaba del lado de Luther, o porque estaba muerta. Amaury no podía aceptar ninguna de esas dos razones.