Amaury se encontró acunando a Nina en sus brazos, la espalda metida en su pecho, su derrière ajustado a la perfección entre sus piernas. ¿Se había dormido después de haber hecho el amor? Bueno, él estaba despierto ahora y también su pene, que por alguna razón se deslizaba lentamente hacia atrás y adelante de su concha. La humedad saliendo de sus suaves pétalos, recubrían su pene. ¿Era eso lo que lo había despertado?
Maldita sea, él estaba en celo. ¿No podría mantenerse alejado de ella incluso en su sueño? Le apartó un mechón de pelo de su cara y sus dedos recorrieron su cuello. Las marcas de su mordedura ya no eran visibles, pero la sangre corría por sus venas y la de él a través de ella.
Él nunca tomaría la sangre de nadie más. Nina iba a ser su única fuente de vida de ahora en adelante. Los vampiros que estaban vinculados de sangre con seres humanos… en vez de con otros vampiros… rechazaban cualquier otra sangre. Sólo la sangre de sus compañeros podía sustentarlos, mientras ellos estuvieran unidos. Así se aseguraban la fidelidad absoluta, la confianza, y la devoción para la pareja con vínculo de sangre. No es que Amaury pensara que iba a querer tocar a otra mujer que no fuera Nina, incluso si no tuviera el vínculo de sangre.
Su bella durmiente no tenía idea del poder que él le daba. Se lo explicaría una vez que se hubieran establecido juntos en su nueva vida.
Acarició su hombro con su mano y besó su pálida piel.
Nina se movió. Con movimientos largos y lentos él movió sus caderas hacia atrás y hacia delante, deslizándose suavemente a lo largo de su caliente entrada.
—¿Estás tratando de aprovecharte de mí mientras estoy durmiendo? —preguntó con soñolienta voz.
—¿Te gustaría?
En lugar de una respuesta, Nina levantó la pierna ligeramente y con su mano, guio a su erección dentro de ella. Su vagina estaba empapada con sus jugos y su semen. Nunca había conocido un ambiente más acogedor.
—Te tomé fuertemente antes. ¿No estás adolorida? —Poco a poco, entraba y salía, dejando que el ritmo de su cuerpo guiara sus movimientos.
—¿Y cuál es tu punto?
Su respuesta fue impedida, por un fuerte golpe en la puerta. A continuación, una voz familiar—. ¡Amaury!
Amaury maldijo entre dientes. Nina giró su cabeza, con una mirada inquieta en su cara—. ¿Quién es? —susurró.
—Sé que estás ahí.
—Para el carro Thomas. —Él dio a Nina una mirada tranquilizadora—. No hay nada de qué preocuparse. Es un buen amigo. —Amaury la besó—. Deberíamos vestirnos. —Mejor que su amigo tenga una buena razón para presentarse en la casa de Nina. Sin dudas, llegó en un mal momento.
Minutos más tarde, Amaury dejó al impaciente de Thomas, entrar al apartamento. Thomas brevemente saludó a Nina y se dirigió a Amaury.
—No contestaste tu celular.
Amaury recordó haber silenciado el timbre, porque no quería ser molestado por nadie—. ¿Cómo me has encontrado?
—Digamos que tuve una corazonada de dónde estarías si no te encontraba en casa. —Su mirada se dirigió hacia Nina—. Discúlpame, no me he presentado. Soy Thomas.
Estiró su mano para estrechar la de Nina. El estómago de Amaury se retorció cuando vio a su amigo tocarla, a pesar que sabía que era un toque inocente. ¿Era así como se sentiría a partir de ahora, cuando otro hombre se le acercara? Maldita sea, ¿sería esto como un viaje en la montaña rusa?
—Encantada de conocerte, Thomas. Soy Nina.
Reconoció cómo Thomas inhalaba bruscamente, luego le clavó una mirada sorprendida. Antes de que su amigo pudiese hacer comentarios sobre lo que había observado, Amaury continuó la conversación.
—¿Por qué me buscabas?
La mirada de Thomas se desvió por la habitación, examinando claramente la cama desordenada—. No soy yo quien te está buscando. Estoy aquí por órdenes de Samson. Tenemos una pista de Luther.
—¿Cuál es el plan?
—Vamos a entrar en acción. —Thomas miró su reloj—. Movámonos, ya me ha tomado más de una hora encontrarte. Todo el mundo se reunirá en la casa de Samson.
Amaury miró a su compañera—. Nina, toma tu chaqueta. Vas a venir conmigo.
Thomas levantó una ceja—. No creo que sea buena idea.
—No la voy a dejar aquí sin protección.
—Amaury, yo puedo quedarme aquí, si tu amigo no…
Él la cortó—. No, vas a venir conmigo. —Él dio a Thomas una mirada de advertencia. No habría una maldita manera en la que él la dejara sola, mientras que Luther estaba por allí. Si Thomas podía oler que se había unido con ella, también podría Luther. Acababa de ponerla en más peligro del que estaba antes. Al marcarla como suya, Amaury había dado a su enemigo otro frente por el cual atacar.
Nina se dirigió hacia el armario junto al baño.
Thomas dio un paso hacia Amaury—. ¿Te vinculaste con ella? —Mantuvo su voz baja, para que Nina no pudiera escuchar su conversación.
—Sí. Y no es de tu incumbencia.
—¿Te has vuelto completamente loco?
—Te dije que no es de tu incumbencia.
—¿El qué no es de su incumbencia? —Dijo la voz de Nina a espaldas de él.
Amaury se dio la vuelta. Él no podría comunicar la desaprobación de Thomas de su unión con ella, y manchar la felicidad de esta noche—. Nada, chérie. ¿Estás lista?
Le tomó la mano y se dirigió hacia la puerta—. ¿Vienes, Thomas?
Thomas emitió un gruñido, mientras los siguió hasta la puerta. Amaury se imaginó lo que su amigo estaba pensando, pero no podía sentir sus emociones. No era de extrañarse: después del sorprendente sexo que había tenido con Nina, él no sería capaz de sentir las emociones de nadie por lo menos por una hora. Su cabeza se sentía muy bien, y ni siquiera la molestia de Thomas, podría cambiar eso.
—Estoy aquí con mi Ducati —anunció Thomas cuando salió.
—Yo tengo el coche aquí. Vamos a seguirte. —Por lo menos tendría un par de minutos más a solas con Nina.
Tan pronto como se sentó en su Porsche y empezó a conducir, Amaury se dirigió a Nina—. Voy a tener que dejarte en casa de Samson para que estés protegida.
—No seas ridículo. No necesito protección.
Él sintió su resistencia.
—No vas a ganar esta batalla, así que sería mejor que te rindas ahora. Tú eres mi mujer, y Luther no dudará en utilizar ese hecho en mi contra.
—¿Tu mujer? Vaya, ¿de dónde sacas esas expresiones? Este es el siglo XXI, si no lo habías notado. Soy mi propia mujer.
Amaury puso su mano sobre la suya y la apretó. ¿Nina no podía aceptar que estaba allí para protegerla? ¿Tenía que haber elegido la mujer más ferozmente independiente como su compañera, no?— chérie, tú eres mía tanto como yo tuyo. Acostúmbrate.
Amaury atrajo la mano de ella hacia su boca y la besó. Sintió que se ponía duro en respuesta y se movió en su asiento para acomodar su hinchado pene.
—¿Siempre tienes que salirte con la tuya?
Él le dio una mirada seria—. No necesariamente. Pero tienes que entender una cosa: eres mía para protegerte, y nadie me va a impedir que lo haga, ni siquiera tú.
Él detuvo el coche fuera de la casa victoriana de Samson. Thomas ya estaba estacionando su motocicleta.
Antes de que Nina pudiese abrir la puerta, la tomó en sus brazos—. Prométeme, que te quedarás en la casa de Samson, hasta que regrese.
Sus ojos lo miraron, buscando, preguntando, como si quisiera protestar, pero ella simplemente dijo—: Bien.
Él tomó sus labios y la besó con fuerza. A pesar de su resistencia inicial, Nina regresó el beso y abrió los labios. Amaury gimió y se sumergió en ella, poseyendo su boca, luchando con su lengua, saboreando su dulzura. ¿Se merecía tal suerte de tener una mujer como ella?
Un golpe en la ventana lo sacó de su éxtasis. Thomas se estaba impacientando.
Y resultó que no era el único que estaba impaciente. En el momento en que entraron en la casa de Samson, él y Thomas recibieron la orden de ir a la oficina.
Samson los esperaba junto con el resto de la pandilla: los cuatro vampiros de Nueva York y Ricky. Sin dar nada más que un vistazo a Amaury, Samson señaló en un mapa.
—Este es el almacén desde donde creemos que está operando Luther. Creemos que tiene por lo menos cuatro o cinco hombres con él. Zane e Yvette tomarán la puerta de atrás, Gabriel y Quinn vendrán desde el techo, yo voy a estar con Thomas en la parte de enfrente. Amaury y Ricky, ustedes tomen el costado.
—¿Armas? —preguntó Gabriel.
—Estacas y armas de fuego semiautomáticas con balas de plata. Ricky, sácalas del arsenal de abajo, cuando hayamos terminado aquí —ordenó Samson y le arrojó un manojo de llaves.
—Lo quiero con vida, pero si la vida de ustedes está en peligro, ya saben qué hacer. Sus hombres son todos nuevos vampiros, lo más probable es que sean inexpertos. Podemos usar esto en contra de ellos.
Finalmente miró a Amaury—. ¿Dónde está Nina?
A Amaury no le gustaba la forma en que sonaba la pregunta—. En la sala de estar con Delilah.
—¿La trajiste aquí? —Samson parecía indignado.
Amaury sacó el pecho—. Necesita ser protegida.
—No podemos confiar en ella. Tenemos razones para creer que su hermano Edmund, no está muerto, sino, que ha sido convertido en un vampiro por Luther. Creemos que está trabajando para él.
Amaury sintió que su garganta se cerraba—. ¿Estás seguro?
—Noventa y nueve por ciento —contestó Gabriel en lugar de Samson.
—Es probable que sea un espía y haya estado entregando información a Luther desde el principio —continuó Samson.
Amaury negó con la cabeza. No, esto no era posible. Nina no haría eso. Ella era su compañera. Él hubiera sentido si ella lo estaba traicionando.
Thomas se aclaró la garganta—. ¿Vas a decirles, o lo hago yo?
Él miró a su amigo gay y tragó saliva, antes de encontrarse con la mirada inquisitiva de su jefe y mejor amigo—. Hice el vínculo de sangre con Nina. Por lo cual, la voy a defender con mi vida, sin importar de qué lado esté.
Amaury apenas escuchó los suspiros de asombro colectivos y los comentarios murmurados de sus compañeros, mientras miraba la reacción de Samson. Su amigo cerró los ojos un instante y luego le devolvió la mirada.
—Amaury, ¿cómo?, ¿qué pasó?
Amaury se encogió de hombros, no era capaz de explicárselo a sí mismo. Todo lo que sabía era que Nina era suya, y ella seguiría siéndolo. Si efectivamente se encontraba ayudando al bando de Luther, iba a hacer todo lo posible para alejarla de él. Y si sus amigos querían hacerle daño, se la llevaría lejos de ahí y viviría en exilio con ella. Mientras él estuviera con ella nada más importaba.
—Ella es mía, Samson. De todas las personas, tú deberías saber lo que se siente. Era lo único que podía hacer.
Samson asintió lentamente—. Sabes lo que esto significa, ¿no?
—Estoy preparado para las consecuencias. Si es culpable, lo único que te pediré es que nos des un día de ventaja. Voy a entregarte mis acciones de la compañía a ti.
Samson se quedó boquiabierto—. ¿Nos dejarías por ella?
Amaury nunca había estado tan seguro de ninguna otra cosa en su vida. Él cambiaría doscientos años de amistad, por una eternidad con Nina en un santiamén.
—Ella es mía para protegerla. No hay nada que no haría por ella. —Amaury amplió su pose, listo para demostrar que no estaba bromeando.
—Ella ha jugado contigo —Gabriel lo acusó—. Tú entre todas las personas. ¿No te advertí que esto sólo podía acabar mal? Pero no quisiste escuchar, ¿verdad? ¿Cómo te hizo hacer esto? ¿Es realmente tan buena en la cama, que le diste tanto poder sobre ti? ¿Estás así de loco?
Lleno de rabia, Amaury levantó el brazo y lo impulsó, pero no se conectó con la cara de Gabriel. En su lugar, se encontró a sí mismo, sujetado por Samson. Amaury se zafó de su agarre y le dio la cara.
—¡Cuando haya terminado con Gabriel, me voy a encargar de ti! —Sí, le había dado poder sobre él a Nina, pero él confiaba en ella con su vida… ella no lo iba a traicionar.
—Nadie se saldrá con la suya si insultan a mi compañera.
Ante un gesto con la cabeza de Samson, Zane y Quinn obedecieron sujetando a Amaury, su agarre lo limitaba. No importa qué tan furiosamente tratara de quitárselos de encima, lo mantuvieron firme.
Entonces Samson empujó un dedo apuntando a su pecho—. Tú, amigo mío, escúchame ahora. Vamos a encargarnos de Luther, y puedes estar con nosotros o en contra. Nina se quedará aquí… Carl la vigilará. Si ella hace algo sospechoso, Carl se lo impedirá. Y no hay nada que puedas hacer al respecto. Delilah hablará con Nina.
La mujer de Samson era una ex auditora y como tal, tenía una asombrosa manera de encontrar información—. Vamos a ver lo que puede encontrar. Si resulta que es inocente, tendrás mis más sinceras disculpas, pero mientras tanto, mi palabra es ley. Entonces, ¿qué vas a hacer?
Amaury tiró contra Quinn y Zane, pero los dos no cedían ni un centímetro. Desafiante, él miró a Samson—. Estoy contigo, pero si alguien le hace daño, que Dios lo ampare, porque lo voy a cazar y le arrancaré el corazón.
Samson asintió con la cabeza. Un momento después, los dos vampiros de Nueva York lo dejaron en libertad.
El sótano de Samson era un verdadero arsenal de armas. La necesidad de sobrevivir dos siglos de guerras, habían hecho necesario estar preparado para todo.
Amaury tomó sus armas… varias estacas y una semiautomática con balas de plata… y se familiarizó con el mapa del edificio. Todo el mundo hizo lo mismo. La energía nerviosa recorría el cuarto. Una vez más, Samson hizo que cada miembro del equipo recordara su posición.
Después de que se sincronizaron sus relojes, se fueron hacia arriba.
Amaury vio cómo Samson llevaba a Delilah a la cocina para una conversación privada. Nina estaba en el pasillo. La vio mirar a los vampiros, que ya se congregaban allí. Nadie dijo una palabra, sin embargo, la miraban con sospecha. Amaury se la llevó aparte y se metió en la sala de estar con ella.
—Vamos a ir por Luther. —¿Sabría esto ya? Buscó en sus ojos, pero no encontró nada sospechoso, solo preocupación. ¿Por él?
—Llévame contigo.
—No. Es demasiado peligroso. Estarás más segura aquí. —Si ella estaba realmente del lado de Luther, ella podría interferir y dar a conocer sus posiciones. ¿Y en la riña? Ella podría salir herida.
Amaury sintió su temor y la envolvió en sus brazos. Sin querer ser escuchado por sus colegas, le susurró al oído—, chérie, por favor, quédate aquí. Si te ocurriera algo, me mataría.
Nina levantó sus pestañas y lo miró—. Vuelve en una sola pieza, ¿de acuerdo?
—Te lo prometo.
Ella intentó sonreír, pero era miserable, como si supiera de los peligros que esperaban—. ¿Me puedo llevar eso al banco?
Se rio entre dientes, tratando de tranquilizarla—. Al igual que un cheque de caja… está garantizado. —Tomó sus labios y la besó apasionadamente. Sus brazos se apretaron en torno a él, y sus labios respondieron con la misma pasión que antes en la noche. No, su Nina no era traidora. No podía serlo. Este beso se sentía verdadero, no como una mentira.
Con su mente, Amaury se acercó a ella, pero antes de conectarse con la mente de Nina, la voz de Gabriel llegó desde el pasillo—. ¿Todo el mundo listo?
Amaury se salió de los brazos de Nina. Era el momento de luchar.