¿Amaury guarda comida en el refrigerador? ¿Qué tipo de vampiro loco era? Nina negó con la cabeza y saltó de la cama. Cogió una de sus camisas de su armario y se la puso, luego entró en la sala de estar.
Se sintió vigorizada. Su cuerpo entero se estremecía de una manera agradable, como lo haría después de un masaje sensual. Sólo que ella no había recibido un masaje, sino un orgasmo increíble con el extraño vampiro, que tenía gran talento en sus manos… y en su boca… Quién hubiera pensado que la dejaría sola en su guarida y prácticamente esperaría a que husmeara, que por supuesto, hacía que ello fuera mucho menos atractivo. ¡Qué aguafiestas!
Tres horas para matar el tiempo, antes de que el sexy vampiro volviera y, finalmente, hacer realidad su promesa de cogerla de todas las formas que se le ocurrieran, «Y algo más», le había dicho el arrogante galán. Ella lo hubiera abofeteado, si no hubiera estado tan excitada por sus palabras.
La vacilación de Amaury sobre penetrarla había sido una sorpresa total. ¿Cuándo se había vuelto tan suave y decidido que no quería lastimarla? ¿Y quién dijo que no podía manejar a un hombre tan grande como él? Y era grande.
La visión de su miembro duro con su cabeza de carne turgente, casi de color púrpura, con venas tan gruesas como enredaderas serpenteando alrededor de él, la hizo sofocarse otra vez. Se sentía como si fuera más grande que la noche anterior, cuando ella lo tenía en su boca. Pero tal vez solo estaba fantaseando. Él era un hombre grande en general, y si bien su pene era extraordinariamente largo, estaba en perfecta proporción con el resto de su cuerpo.
Pero ella no podía seguir soñando despierta. Tendría que tener sexo con él, y luego olvidarlo y seguir adelante con su misión. Nada había cambiado. De hecho, haber hablado con él y algunos de sus amigos, le había dado una visión más clara de sus poderes y en todo caso, ahora estaba más preparada para luchar contra ellos que antes.
Amaury no quería hacerle daño físicamente, de alguna manera ella sentía eso, pero no significaba que la ayudaría a expensas de sus intereses en Scanguards. Tal vez estaba tratando de suavizarla para que se diera por vencida y no siguiera su camino. Bueno, si eso era lo que intentaba, no tendría éxito. Como si el sexo fuera a cambiar en algo, lo que estaba bien o mal.
Tal vez lo mejor era olvidarse de tener sexo con él después de todo. Nada bueno podría resultar de esto.
Excepto otro espectacular orgasmo.
Ah, ¡cállate!
¿Desde cuándo pensaba ella con su vagina? ¿La había convertido ese hombre en una mujer completamente desesperada y desamparada? Esto no podía suceder. No podía confiar en los hombres, y mucho menos en los vampiros. Claro, él estaba sexy, la deseaba, y no la había lastimado, pero eso no significaba que podía confiar en él. No es que este hecho le impidiera tener sexo con él. No tenía precisamente que confiar en un hombre, para tener sexo. Una cosa no tenía nada que ver con la otra. Tal vez fuera mejor así. Ella había confiado en la persona equivocada antes, y había arruinado su vida. No cometería el mismo error dos veces.
Nina apartó de su mente los recuerdos de los acontecimientos en su último hogar adoptivo. Este no era el momento de detenerse en el dolor que había tratado de olvidar por más de diez años.
Sus ojos miraron rápidamente alrededor de la sala, y vio su ropa en una silla cerca de la entrada. Tanto la camiseta como su tanga, estaban rotas e inservibles. Ella sacudió la cabeza. Amaury sí que era un vampiro apasionado.
No entendía por qué la había dejado sola en su guarida, a menos que… Nina se dio la vuelta a la puerta de entrada y de un tirón la abrió. No, ella suspiró con alivio, no la había encerrado, ¿acaso de verdad confiaba en que ella lo esperaría, o era simplemente arrogancia de su parte? ¿O había visto el deseo en sus ojos, antes de irse?
Nina se estremeció al pensar en lo mucho que Amaury había visto de sí misma, no su cuerpo, a ella no le importaba eso, pero sí en su mente, alma y corazón. Todas las cosas que mantenía ocultas, porque era más seguro esconder su verdadero yo: la miedosa, insegura y lastimada mujer, que todavía era en su interior. La mujer que tan desesperadamente deseaba ser amada, pero tenía miedo de abrir su corazón a alguien. La mujer que quería tener un por siempre, pero se conformaba con el ahora, porque era todo lo que le ofrecían. La mujer que nunca había pedido nada, porque ella no podía hacer frente al no, no podía soportar ser rechazada y dejada de un lado, una vez más.
No, tenía que ser la mujer fuerte que tenía un propósito en la vida.
Un sonido vibrante en la pila de su ropa, la trajo de vuelta al presente. Su teléfono celular. Ella lo sacó de su bolsillo de la chaqueta. Un recordatorio parpadeó.
¡Maldita sea! El mensaje de texto que había llegado poco antes de que Amaury hubiera irrumpido en su apartamento; lo había olvidado por completo. Tal vez no era muy tarde todavía para llegar a la Mezzanine a encontrarse con ese tipo. Por lo menos tenía que intentarlo. No estaba vestida exactamente para un club, pero su casa estaba prácticamente en el camino. Podría ponerse algo más apropiado y seguir hasta el club minutos después.
Nina cogió sus pantalones de la silla y se los puso sin su ropa interior.
Tres horas era el tiempo suficiente para llegar al club, tratar de encontrar al sospechoso y obtener información de él. Si era rápida, incluso podría regresar sin que Amaury supiera que se había ido. Dejaría la ventana de la escalera de incendios abierta y volvería a entrar en el apartamento de la misma manera.
Y si su investigación encontraba algo que señalara a Amaury después de todo, bueno, entonces haría lo que fuese necesario. Sólo esperaba que no estuviese involucrado en el asesinato de Eddie, y que la razón para volver a su casa fuera tener sexo con él, finalmente, y no más bien matarlo.
***
Amaury se fue cara a cara con Gabriel. Había tenido la precaución de utilizar un enjuague bucal y rápidamente limpiar el delicioso sabor de Nina de su cara, antes de salir de su apartamento. No es que fuera lo suficiente para eliminar su olor en él por completo. Pero con un poco de suerte, Gabriel estaría demasiado preocupado como para darse cuenta.
—Ya estoy aquí, ¿no?
—Me doy cuenta que eres su mejor amigo, pero ni siquiera Samson te dará cuerda, si no haces lo que se espera de ti.
A la hora de la verdad, Samson estaría de su lado, Amaury lo sabía instintivamente. Habían pasado más tiempo juntos de lo que Gabriel pudiera imaginar. Amistad, significaba algo para ellos.
—Vete a la mierda. —Él era dueño de sí mismo y no necesitaba a nadie que le dijera a quién debía lealtad.
—¡Basta! —La determinada voz femenina, cortó a través de la tensión.
Y él había pensado que a Yvette le encantaría ver una pelea entre los dos.
—Terminen con la testosterona y pongámonos a trabajar.
¿O tal vez ella no quería que Gabriel sufriera algún daño? Él le dio una mirada rápida, pero su rostro era impermeable. Si tenía sentimientos por Gabriel, Amaury no podía sentirlos.
—Después de ti. —Amaury abrió con su mano la puerta de la oficina privada, donde los interrogatorios se llevarían a cabo. Su cabeza le dolía otra vez, las emociones de otras personas lo bombardeaban, como si la poca liberación de antes, no hubiera ocurrido. Y todavía no había tenido sexo. Setenta y dos horas y seguía acumulándose. Esto no era bueno.
Debería haber sólo tomado lo que Nina le había ofrecido, las piernas abiertas para él, su concha mojada y temblorosa. Pero no, ¿desde cuándo había desarrollado escrúpulos? Antes nunca le había importado mucho, si la mujer iba a sentir molestias e incluso dolor porque la tenía demasiado grande para ella o cogerla demasiado fuerte. Y por supuesto, él habría cogido fuerte a Nina, porque cuando se trataba de ella, él no tenía control sobre su cuerpo.
—Vamos a hacer esto. No tengo toda la noche. —Dijo la voz de Gabriel cortando la nube de pensamientos en la cabeza de Amaury. Él tampoco lo tenía. Después de todo, había una mujer esperándolo en la cama. ¿Qué podía ser más atractivo que eso?
Durante casi dos horas, interrogaron a los empleados, uno por uno, sin ningún resultado real. Ni él ni Gabriel, habían encontrado nada que hubiera convertido a alguno de ellos en sospechoso. Gabriel instruyó que trajeran a la última persona de la noche, y dejó escapar un profundo suspiro.
—¿Listos para el último?
Amaury levantó la cabeza para encontrarse con la mirada de Gabriel—. Por supuesto. Que venga. —Sabía que estaba fanfarroneando, pero no admitiría ante Gabriel qué tan exhausto estaba. No era bueno mostrar debilidad, en particular, no a un compañero vampiro. No sólo no había tenido relaciones sexuales por demasiadas horas, sino que tampoco había comido desde que Thomas lo había desatado de su cama.
Él se estaba quedando vacío y se estaba volviendo particularmente irritable. Antes de ir de nuevo con Nina, tendría que ir a cazar rápidamente para alimentarse. No le gustaba la idea. El hecho de que la señora Reid estuviera en el hospital a causa de él, todavía lo atormentaba. ¿Y qué tal si se descuidaba otra vez y mataba a alguien?
—¿A quién tenemos aquí? —Gabriel se dirigió al empleado que Yvette había llevado a la habitación. Mientras el hombre se sentaba frente a Gabriel y Amaury, Yvette tomó asiento junto a la puerta para observar.
—Paul Holland.
Amaury al instante sintió miedo en el hombre. Él le dio a Gabriel la señal convenida de levantar el vaso de agua a sus labios, para alertarlo.
Amaury y Gabriel se fueron alternando para hacer las preguntas sobre su trabajo y su relación con los dos guardaespaldas muertos, dándose tiempo el uno al otro para usar sus poderes mientras hacían las preguntas.
—¿Así que sólo los conocías informalmente? —preguntó Gabriel.
—Sí, de vez en cuando íbamos a tomar una cerveza con una pandilla de nuestros colegas, lo de siempre.
Amaury sintió que el temor de Paul crecía. Sin embargo, no parecía estar dirigido a él o a Gabriel. El hombre tenía miedo de alguien más.
—¿Dónde solían ir? —Era el turno de Amaury para hacer una pregunta, para dar oportunidad a Gabriel de profundizar en su banco de memoria.
—Sólo a un bar deportivo.
La señal de Gabriel que tenía todo lo que necesitaba fue sutil, Amaury la captó.
—Gracias, Paul. No creo que tengamos más preguntas.
Paul se levantó y abandonó la habitación.
—Tiene miedo de alguien, y no somos nosotros. ¿Qué obtuviste tú?
—No mucho. Es casi como si alguien estuviera interfiriendo, como estática en un teléfono celular.
—¿Crees que un vampiro lo controla? —preguntó Amaury.
Gabriel asintió con la cabeza—. Tendré que hacer que Zane lo siga. Él está afuera. —Marcó un número en su teléfono celular—. Zane, tenemos un sospechoso. En este momento sale de la oficina. Síguelo y mantenme informado. Si necesitas ayuda, llama a Quinn. —Cerró su teléfono.
—Terminé aquí. —Amaury se levantó y se dirigió a la puerta, asintiendo a Yvette que estaba parada.
—Amaury.
Se volvió para mirar a Gabriel.
—¿Confío en que te hayas hecho cargo de la mujer?
Mierda. Será mejor que reprima sus recuerdos, antes de que Gabriel pudiera entender que sí se había hecho cargo de Nina, pero no de la manera que Gabriel había exigido—. Todo está hecho.
Rápidamente, giró hacia la puerta y se fue, sintiendo que la incredulidad de Yvette lo seguía tras él. Ella sabía que él estaba mintiendo. No podía salir del edificio lo suficientemente rápido. En el momento en que salió al aire fresco de la noche, su teléfono celular vibró. ¡Maldita sea, sería mejor que Gabriel no fuese a exigirle que volviera!
Con alivio, reconoció el número de Drake y respondió al llamado—. Doctor, ¿qué pasa?
—Tengo una respuesta a tu pregunta. —La voz del psiquiatra era tranquila.
El pecho de Amaury se apretó. Por fin, una respuesta de cómo podría vencer la maldición—. Dígame.
—No a través del teléfono. No quiero que nos oigan. Nos vemos en las escaleras de la Catedral Grace en quince minutos.
—Allí estaré. —Más vale que la respuesta fuese buena.
Amaury le hizo señas a un taxi que lo llevara hasta la colina. Sus manos se sentían frías y húmedas, mientras la ansiedad se propagaba en su cuerpo. ¿La bruja había preparado algún tipo de brebaje que tenía que tomar, y era por eso que Drake quería verlo en persona? ¿Por qué quince minutos de repente se sentían como una eternidad?
¿Era esta la noche en que terminaría su calvario? La esperanza se levantó en su pecho. Sentiría para siempre la clase de paz, que sólo sentía en esos breves momentos después del sexo, ¿podría realmente estar a su alcance?
Amaury pagó al conductor y bajó del taxi, cuando este se detuvo frente a la catedral. El imponente edificio, arrojaba sombras sobre sus vecinos, pero encontró consuelo en la oscuridad, en lugar de sentirse intimidado. Después de más de 400 años de vida en la oscuridad, se había convertido en una compañera de confianza.
No estaba solo. Sin lugar a dudas podía sentir a Drake parado en las sombras.
—Me gusta venir aquí. Es un lugar tranquilo.
Amaury asintió con la cabeza y se volvió hacia él—. Sí, sé lo que quieres decir.
La figura alargada de Drake, se separó de la pared detrás de él y se acercó—. Lo siento por hacerte venir aquí y no en mi oficina. Pero no puedo ser escuchado hablando contigo acerca de una bruja, de lo contrario…
Amaury lanzó un gruñido de comprensión—. Vamos a caminar.
Sus pasos resonaban en los edificios, mientras caminaban.
—¿Qué tiene para mí, Drake?
Hubo una vacilación, una tensión en el cuerpo del médico. Así que las noticias eran malas. Tendría que haber adivinado. Con razón Drake quería hablar con él en persona.
—Adelante, doctor, ya dame la mala noticia.
—No es del todo mala, Amaury. Simplemente no tiene mucho sentido a primera vista.
—Nada tiene sentido de todos modos.
—Bueno, entonces apreciarás este bocado. La bruja con la cual hablé, y créeme cuando digo que ella es completamente confiable y conocedora… ella escuchó sobre tu dilema e hizo una investigación. Encontró la manera de cómo puedes revertir la maldición. Cuando ella me lo dijo, inmediatamente dudé sobre eso, pero ella insistió en que era la única manera. Ella era bastante misteriosa sobre ello también.
Amaury se detuvo y se volvió hacia el médico—. No se ande por las ramas.
—Está bien. Yo sólo quería que estuvieras preparado para ello. Hay una solución oculta en ello. —El hombre estaba haciendo tiempo, y Amaury sintió que las tensas cuerdas de su paciencia, se rompían.
—¡Doctor!
—Está bien. Dijo que si te enamoras, la maldición se invertirá y si el objeto de tu amor…
—Eso es ridículo, y lo sabes.
Esta no era una solución a su problema. No podía ser, porque él era incapaz de amar. Era parte de su maldición, nunca poder sentir el amor en su corazón de nuevo. Así que ¿cómo sería posible que se enamorara?
—Oye, eso no es todo, hay más piezas en eso.
—Puedes detenerte aquí. Ni siquiera puedo cumplir la primera condición.
—Espera, Amaury. Sé que hay una solución escondida en alguna parte. Por favor, escucha. Esa bruja dijo, que el objeto de tu afecto, su amor será desconocido.
—¿Desconocido? ¿Qué diablos se supone que significa eso? ¿Qué fue exactamente lo que le dijo?
—«Él debe enamorarse con un corazón que perdona —recitó Drake— el control de él será ineficaz, el amor de ella será desconocido».
Amaury dejó que las palabras se asentaran, pero no tenían eco. No había una solución en ellas.
—Drake, creo que malgastaste tu favor.
Drake negó con la cabeza—. No, hay algo ahí. Yo simplemente no lo he descubierto. Sí, hay dos partes de tú maldición. Una de ellas, es que sientes las emociones de todas las otras personas, y la otra, es que no puedes sentir amor.
—¿Has oído hablar de una referencia circular? Se trata de un problema matemático. Eso es lo que es esto. No puedo resolver el problema, cuando para resolver una parte, depende del uso de la parte desconocida.
El médico le dio una mirada confusa. Las matemáticas evidentemente, no eran lo suyo—. ¿Eh?
—Olvídalo, Drake. La mujer no tiene idea de lo que está hablando.
La esperanza que había experimentado minutos antes, había desaparecido de su cuerpo. Todavía estaba en el mismo barco, sin remos, a la deriva en un océano. Y el remo que acababa de ver en el horizonte, resultó ser sólo un espejismo. Era mejor no pensar en ello.
—Oye, voy a pensar un poco más en esto. —Drake parecía deseoso de ayudarlo.
—¿Por qué? Es una pérdida de tiempo.
—Como médico, tengo responsabilidad con mis pacientes.
Eso era nuevo. ¿De repente todo el mundo estaba desarrollando remordimiento? Hasta ahora Drake había tomado su dinero, sin importar si él pensaba que sus sesiones le ayudaban o no. Amaury se encogió de hombros. Bueno, no era su problema si el buen doctor de repente tenía escrúpulos sobre todo el dinero que le había sacado sin producir ningún resultado tangible.
—Es su tiempo, no el mío.
—Voy a estar en contacto. —Drake dio la vuelta en la esquina siguiente y desapareció entre las sombras de la noche.
Amaury trató de apartar la decepción que se propagaba por su pecho. Nunca debió haber tenido esperanzas. Él sólo tendría que continuar como lo había hecho en los últimos siglos y usar el sexo para aliviar su dolor.
Pero todavía no entendía, por qué no podía sentir las emociones de Nina. No tenía ningún sentido, sobre todo porque técnicamente, ni siquiera había tenido sexo con ella, algo que tenía previsto remediar esa noche. Sin embargo en su presencia, el dolor en su cabeza parecía aliviarse, incluso sin tener sexo. Y esa era toda la medicina que necesitaba en estos momentos.
Su teléfono móvil vibró de nuevo. ¿Qué estaba pasando esa noche? Miró el número, pero no lo reconoció. Un número de Nueva York, pero no era Gabriel, gracias a Dios.
—¿Sí?
—Amaury, es Quinn. Escucha, no puedo hablar mucho.
—¿Qué pasa?
—He estado ayudando a Zane a vigilar a este empleado, Paul algo, y estamos en el club nocturno Mezzanine. Zane ha estado murmurando algo acerca de que tu novia está aquí coqueteando con un hombre. Pensé que deberías saberlo.
—¿Qué? —Amaury sintió un aumento en sus latidos del corazón y su presión arterial elevarse—. ¿Dónde está?
—Me tengo que ir. —La línea se cortó.
¿Nina? ¿En un club nocturno, cuando ella le había prometido que lo esperaría en la cama? ¡Qué diablos! ¿Qué, acaso nada podía ir de acuerdo al plan esa noche?