Nina estaba sacándolo de quicio… volviéndolo loco como una cabra. En el momento en que Amaury había visto a su amigo Zane maltratándola, se había puesto rojo. No… ¡Carmesí, escarlata, morado! ¿Qué demonios estaba haciendo ella allí, espiándolos fuera de las oficinas? Claro que había estado espiando. De ninguna manera este encuentro era una coincidencia.
Amaury se gruñó a sí mismo, mientras llegaban al apartamento y cerró la puerta. La decisión de sacarla de allí, había sido una simple reacción instintiva. No había pensado en absoluto en las consecuencias. Lo único en que podía pensar, era en alejarla de Zane.
Él conocía muy bien a Zane y sus métodos de interrogatorio, eran cualquier cosa menos suaves. No quería que Nina fuese sometida a su brutalidad. Zane seguía a la perfección las órdenes directas, era leal y un celoso protector de sus hermanos vampiros, pero sus métodos eran cuestionables en el mejor de los casos.
A Amaury se le revolvía el estómago, imaginando el sufrimiento de Nina a manos de Zane. Y no sólo por las razones obvias. Incluso si Zane no fuera tan brutal como lo era, no quería que otro vampiro le pusiera las manos a Nina.
—Mujer, me estás dando un dolor de cabeza.
—Si eso es así, ¿por qué no te dejo en paz? —Ella hizo un intento de pasarlo rozando en dirección a la puerta, pero la detuvo y volvió su cuerpo hacia él.
—Buen intento, Nina… si es que ese es tu nombre real.
Ella inclinó la cabeza hacia arriba, desafiándolo—. Como si tú fueras tan honesto.
¡Touché!
—Y Nina es mi nombre —agregó.
—Te conviene ponerte cómoda, ya que no irás a ninguna parte. —Le soltó los hombros, antes de que pudiera tener la tentación de atraerla contra su cuerpo y castigarla con un beso.
—Siéntate.
Ella no se movió—. Prefiero estar de pie.
—Haz lo que quieras. Y empieza a hablar.
—Parece que la niebla ya se está quitando…
Él la cortó en seco—. Acerca de por qué estabas acechando por los alrededores del exterior de Scanguards.
—Yo no estaba acechando.
Su encantador e inocente parpadeo, no funcionaría con él. Ni tampoco sus carnosos labios rojos, que ella empujó hacia adelante en señal de protesta.
—No estabas esperándome, eso es seguro. Me parece que tenemos una verdadera Buffy en nuestras manos.
—¿Me estás llamando asesina de vampiros?
—Eso es lo que eres, ¿no? —Amaury dejó que su mirada vagara sobre su cuerpo delgado. Era alta para ser una mujer, bien formada, con unos músculos que dejaría al promedio de los hombres humanos en vergüenza. Pero no era lo suficientemente fuerte como para luchar contra un vampiro, y sobre todo, no con uno como Zane.
—Yo no soy una asesina.
—Entonces, ¿por qué estás buscando vampiros y matándolos? En mi idioma, eso se llama asesinato. Y ni siquiera trates de negarlo. Yo estaba allí, ¿recuerdas? —Pero él no estaba pensando en la lucha con los vampiros; más bien, su mente evocaba imágenes de esa misma noche, las imágenes de sus pechos desnudos. Con un movimiento de impaciencia en su cabeza, trató de librarse de la imagen mental.
—¿Es ese el agradecimiento que recibo por salvar tu trasero? Si no hubiera matado a ese hombre, ¡ahora mismo serías polvo!
Nina tenía razón. Francamente, no tenía idea de por qué ella lo había salvado cuando podría, en ese momento, haber corrido por su vida. En cambio, con valentía, había saltado encima de ese vampiro, clavándole una estaca.
—Y no hubieras tenido que salvar mi trasero en primer lugar, si no hubiera venido a rescatarte.
—Yo no pedí tu ayuda.
Ella apoyó las manos en sus caderas, abriendo su chaqueta y empujándola hacia atrás. ¿Estaba alucinando, o es que esa simple acción, hacía que sus senos parecieran más voluptuosos?
—No era necesario. Estaba bastante claro desde donde yo estaba, que necesitabas ayuda. —El recuerdo de su lucha sola contra los dos vampiros, le envió un helado estremecimiento a través de sus huesos. Él podría haberla perdido fácilmente.
¿Haberla perdido?
—¡Idiota arrogante!
—Mocosa insolente. Estoy con el estado de ánimo adecuado para ponerte sobre mis rodillas y darte unas cuantas nalgadas en tu terco trasero. —En el momento en que lo dijo, sintió que un rayo de deseo se disparaba en sus adentros. La imagen de su desnudo derrière, hizo que su pene se moviera de anticipación. Cómo le gustaría sentir su piel bajo la palma de su mano.
Ella entrecerró los ojos—. ¡Me gustaría ver que lo intentaras!
Amaury escuchó la furia en su voz. Sus mejillas se tornaron rojo intenso, y su pecho levantándose pesadamente con cada respiración que hacía. Cada vez que sus pechos se levantaban contra la tela de su blusa, podía percibir sus pezones duros. No era el único que estaba excitándose por la situación.
—¡No me tientes, mujer! —Pero él ya estaba tentado—. No tienes idea de lo que te habría sucedido, si yo te hubiera dejado en las garras de Zane. ¿Crees que sus padres le dieron ese nombre?
Él le cubrió con una mirada furiosa—. Ese bastardo enfermo, eligió ese nombre a propósito. Su idea de la ironía. Nadie está muy seguro de si está del todo cuerdo. Sería mejor que te mantuvieras alejada de él.
—¡Como si estuvieras menos loco que él!
¿Ella lo comparaba con Zane? Ahora tendría que pagar por eso…
Antes de que pudiera siquiera parpadear, ella estaba inclinada sobre los muslos de él, con su trasero apuntando hacia arriba.
—¡No te atrevas! —Gritó lo más fuerte que pudo y empezó a patalear.
La primera nalgada de la palma de su mano en su trasero, había detenido su siguiente palabra. Amaury no confiaba en sí mismo para bajarle sus jeans, y permitir que esta situación terminara de otra manera por completo. Pero si ella seguía luchando, tal vez tendría que desnudarla después de todo.
—¡Idiota!
Él le dio otra nalgada, esta vez un poco más fuerte. Y una tercera y una cuarta.
—¡Ay! —Su protesta sonaba poco convincente.
Él le dio una nalgada de nuevo, y luego le pasó la palma de su mano para acariciarle suavemente.
—¡No hagas eso!
Amaury notó, que su voz tenía menos determinación que cuando ella lo había insultado. Él sonrió y pronto se dio cuenta, de que su dolor de cabeza se había desvanecido. En la reunión del personal, su cabeza había estado a punto de explotar, e incluso al aire libre durante el enfrentamiento con sus amigos, todavía había tenido una terrible migraña. Pero ahora que lo pensaba, en algún lugar entre el camino hacia su casa con Nina y ahora, su cabeza se había despejado. De hecho, ¡se sentía muy bien!
Nina se retorcía bajo su control.
—¿Te comportarás ahora?
Amaury tomó su silencio como un sí y la volvió hacia él para sentarla en su regazo, que inmediatamente trató de dejar. Él la detuvo… Nina sentada en su regazo, se sentía bien.
—Ahora hablaremos. —Eso, si era capaz de escuchar mientras su delicioso derrière se frotaba contra él, cuando ella seguía tratando de apartarse de su regazo. Ella podía moverse todo lo que quisiera. Él no la detendría. ¿Tenía alguna idea de que sus movimientos eran los causantes de su creciente erección?
—¿Qué soy? ¿Una niña sentada en el regazo de Santa Claus? —Ella se enojó y se cruzó de brazos.
—Créeme, chérie, Santa Claus no es tan grande como yo. —Empujó la ingle contra su muslo para enfatizar su declaración y sintió la tensión en sus pantalones. Si él hacía otro movimiento, iba a estallar.
Ahora ella estaba realmente molesta, dándole una mirada amarga. Tal vez finalmente, se le habían acabado los insultos verbales.
—He tenido más grandes.
¿Más grandes? Él le mostraría.
—Lo dudo mucho. Tal vez deberías hacer una comparación adecuada antes de hacer afirmaciones como esa. —Amaury le tomó la mano y la acercó hacia él, colocándola firmemente sobre la protuberancia de sus pantalones.
Nina intentó apartarse, pero entonces su boca se abrió, y él sintió su mano apretarlo ligeramente a través de la tela—. Oh.
Sintió la calidez de su mano a través de él, y se empujó contra ella, animándola a apretarlo de nuevo. Él podía interrogarla después. No había prisa.
—Tócame. —Él la miró a la cara, y finalmente ella le devolvió la mirada. Entonces, su mano se movió hacia lo largo de su longitud de acero, explorándolo, midiéndolo. Él aspiró una bocanada de aire con rapidez y con él su aroma. Lentamente, movió su cabeza más cerca, hasta que sus labios estuvieron a unos centímetros de los de ella.
—Quiero sentir tus manos sobre mi piel —le susurró contra su boca, mezclando su aliento se mezclaba con el de ella.
—Llevas demasiada ropa.
Su respuesta lo hizo reír—. ¿Por qué no me desnudas, entonces? —le gustaba la idea de que ella tomara el control de la situación, sus manos abriendo suavemente los botones de su camisa y bajando el cierre de sus pantalones.
—Tal vez más tarde. —Rozó los labios contra los suyos—. ¿Tú estás haciendo esto?
—¿Haciendo qué?
—Hacer que me den ganas de besarte.
¿Nina quería besarlo? No había ninguna objeción.
—No estoy usando mis poderes sobre ti —Sólo los que cualquier hombre usaría para seducir a una mujer—. No necesito hacerlo. Los dos sabemos que queremos esto.
Amaury jaló su labio inferior entre los de él, y lo delineó con su lengua. Ella sabía de forma embriagadora.
—¿Por qué? —Sus manos se fueron hacia arriba para agarrar la solapa de su camisa.
—No sé. Y no me importa. Deja que suceda.
No podía explicar la atracción entre ellos o por qué no seguía las órdenes de Gabriel, de borrar su memoria sobre él y todos los vampiros.
—¿Estoy a salvo contigo?
Retrocedió unos centímetros para mirarla a los ojos—. ¿Te he lastimado hasta ahora?
—Bueno, por muy elegante que lo digas, sí me nalgueaste.
Él sonrió. Nalguearla había sido más que un poco agradable. De hecho, lo había puesto más caliente, y duro. No le importaría repetirlo más tarde.
—Lo tenías bien merecido… —por haberme dado un buen susto al verte capturada por Zane, era lo que quería decir, pero se tragó las palabras— … por acosar a mis amigos y a mí.
Tomándolo de su camisa, lo acercó hacia ella—. La próxima vez que me nalguees, debes hacerlo bien. Apenas sentí algo a través de mis pantalones.
Amaury casi se ahogó. ¿Estaba Nina sugiriéndole que la debía nalguear con su trasero al desnudo?— ¿Estás diciendo lo que creo que estás diciendo? —Estaría feliz de hacer todo lo que ella quisiera a su linda parte trasera. Sólo tenía que pedirlo. En realidad, ni siquiera necesitaba pedirlo; una simple sugerencia, sería suficiente para ponerlo en acción.
—Creo que tendrás que darte cuenta de eso por ti mismo, ¿no? —Pero ella no le dio otra oportunidad para responder, y hundió sus labios en los suyos.
Sus suaves labios se reunieron con los de él, abriendo una compuerta de sensaciones, corriendo por su cuerpo. Su calor se filtró en él, viajó por su piel y penetró en sus células. Más sangre bombeó hacia sus adentros, haciendo que su ya hinchado miembro se ponga incluso más duro. Él dejó que sus manos vagaran sobre su cuerpo, mientras su boca se ajustaba a la de ella, aprendiendo cada uno de sus pliegues.
Mientras la presionaba hacia él usando una mano en su espalda, dejó deslizar su otra mano en su cuello, acariciando la suave piel, y tomó su mejilla. Su pulgar acariciaba su mandíbula y corría a lo largo de su barbilla, sintiendo el músculo suave de abajo y la sangre tibia corriendo a través de ella.
Amaury inclinó la cabeza y le pidió entrar con la lengua empujando sus labios. Con un suspiro, ella se rindió a su suave demanda y abrió sus labios húmedos. Un intenso rayo abrasador se disparó a través de su interior, mientras invadía las deliciosas cavernas de su boca, encontrando a su contraparte recíproca, su pareja deseada durante mucho tiempo, ajustándose perfectamente a él.
Él lanzó un ronco gemido, cuando comenzó un duelo con su lengua. Ella luchaba con él, igual que había discutido verbalmente. Su boca talentosa lo llevó más profundo, para pedirle que la explorara y que aprendiera cada mínimo detalle de ella. Era exactamente lo que él quería hacer.
Nina se apartó de pronto—. Llevas demasiada ropa.
Sin esperar una respuesta, abrió su camisa arrancándole los botones y haciéndolos volar. Al instante le clavó las manos en el pecho, enviándole descargas eléctricas que viajaban por su piel, donde sea que le tocara. ¿Cuándo una mujer le había demostrado tanta pasión?
—No me gustaba esa camisa de todos modos. —Amaury atrajo su cabeza hacia él de nuevo y continuaron con su apasionado beso, mientras Nina lo despojaba de su camisa y la tiraba al suelo. Se excitó por la forma en que lo manejaba, segura y firme. Tener a una mujer tan fuerte como ella en sus brazos, lo encendía más que cualquiera de sus diarias aventuras de una noche.
Nunca una mujer le había hecho demandas tan apasionadas, y nunca había estado tan dispuesto a permitir, que una mujer tomara el control. Esto era nuevo para él. Nuevo y emocionante. Todo lo que quisiera hacer con él, no se opondría, siempre y cuando ella usara su boca, su lengua y sus manos de la forma en que lo estaba haciendo ahora.
—Llévame a la cama —ella susurró.
Su «sí», apenas perceptible, fue ahogado por sus labios. No es que necesitara palabras para responderle. Se limitó a levantarla desde el sofá, sin interrumpir el beso y caminó hacia el dormitorio. Abrió la puerta de una patada.
Las sábanas enredadas en su cama, eran evidencia de la pesadilla del día anterior. Poco a poco, Amaury se dejó caer sobre la cama. Con un movimiento rápido, Nina lo empujó, y cayó de espaldas sobre el colchón, y quedó montado por ella. No era una mala posición en la cual estar.
Había pasado mucho tiempo desde que había tenido una mujer en su cama. La mayoría de sus encuentros sexuales ocurrían en callejones oscuros, clubes nocturnos o en las partes de atrás de cualquier lugar. Esto era diferente, más intenso, más íntimo.
Amaury agarró sus caderas y apretó su erección contra su centro—. Te deseo. —Él trató de tirar de su chaqueta, pero ella lo detuvo.
—Tú primero. Quiero verte desnudo. —Sus ojos estaban nublados por la pasión y el deseo, mientras ella lo miraba por debajo de sus largas pestañas. Le dio en el estómago: esa mirada, esos ojos magníficos, mirándolo como si eso significara algo.
—Entonces desnúdame. —Quería entregarse a ella, darle «carte blanche», sólo para ver esa expresión en su cara, que decía que lo deseaba.
Sus manos se mantuvieron firmes mientras ella le desabrochaba los pantalones como si hubiera hecho esto con él, cientos de veces. Un segundo más tarde, la vio bajar su cierre. Dejó escapar un suspiro de alivio, cuando su pene hinchado se liberó.
Lo liberó rápidamente de sus pantalones y botas, y luego se arrastró hacia arriba para llegar hacia su centro. No la dejaría fuera de su vista ni por un segundo, viendo todos sus movimientos seductores. Había algo perverso, en el hecho de que él estuviese desnudo, mientras ella permanecía completamente vestida. Algo casi prohibido.
La lengua de ella salió lamiendo sus labios, mientras se centraba en su orgulloso pene enclavado en una mata de pelo negro y espeso.
—Eres hermoso. —Nina lo miró fijamente a la cara—. Quiero probarte. —Su mirada cayó nuevamente hacia su carne dura. Nunca había sido tan consciente de su masculinidad, que con su mirada hambrienta.
¿Acaso acababa de morir y se había ido al cielo? ¿Cuándo fue la última vez que una mujer realmente quería darle placer, sin tener él que convencerla? ¿Ella era de verdad?
Amaury se estiró para tocarla, quería asegurarse de que ella no era producto de su imaginación.
—Mantén tus manos sobre tu cabeza. Apóyalas en las barras —ella le aconsejó señalando la cabecera metálica de su cama—. No me toques. Lo quiero hacer a mi manera.
Su seductora sonrisa, le derritió sus entrañas y disparó una ola de placer por todo su cuerpo, llegándole hasta los pies. Ella todavía estaba completamente vestida, y él estaba acostado en frente de ella, tumbado, desnudo y caliente como el infierno. El aroma de su excitación, llegaba a sus fosas nasales y su deseo por ella, era aún mayor.
—¿Sin tocar? —¿Cómo podía mantener sus manos quietas cerca de él, cuando la mujer de sus sueños estaba en su cama?
Nina negó con la cabeza—. Todavía no. Más tarde.
Él hizo lo que le pidió y agarró las barras que estaban por encima de su cabeza.
Podía esperar, sin importar lo difícil que fuera para él. Pronto podría rasgar la ropa de su cuerpo y verla en toda su gloriosa desnudez, tocar y besar cada centímetro de su cuerpo y enterrarse en ella. Pero ella quería hacerlo primero, y él no iba a ser quién para negárselo a una mujer, sobre todo si ella quería darle placer tan desinteresadamente. Dios, era un bastardo afortunado.
—Cierra tus ojos y siente.
Obedecer de repente sonaba como la cosa más natural.
Sus labios rozaron su muslo, y su tibia lengua, creó un camino de lava derretida hacia su estómago. Al instante, su respiración y sus latidos, se aceleraron. Amaury luchó contra el impulso de agarrarla, ponerla debajo de él y sumergirse en ella. Con esmerada lentitud, la tentadora lengua lamió todo el camino hasta su muslo, pero se detuvo justo antes del punto donde su deseo hacía una clara declaración.
Su otro muslo, recibió la misma atención tentadora, haciendo que sus caderas se movieran hacia arriba.
—Nena, me estás matando. —Muy, muy lentamente… y disfrutaba cada segundo de ello.
—Todavía no.
Su respuesta quedó atascada en su garganta, cuando sintió su lengua, lamiendo la base de su pene. El calor y la humedad lo envolvían con sus labios rozándole la piel, plantando pequeños besos, donde su lengua había lamido antes. Sus gemidos llenaban la habitación.
—Me gusta tu sabor.
Amaury la alcanzó, pasándole la mano por el pelo—. Oh, chérie.
Inmediatamente ella se apartó—. Sin manos. Con los ojos cerrados.
Él estaba loco de deseos por ella, pero la mirada determinada de Nina, le hizo cumplir con sus deseos, y puso sus manos de nuevo en la cabecera. Un momento más tarde, fue recompensado por su lengua lamiendo su erección, lamiendo todo el camino desde la base hasta la punta, donde una impaciente gota de humedad, brotó. Ella simplemente la lamió y vibró contra su piel. Era evidente que estaba decidida a matarlo de placer.
Amaury arqueó las caderas hacia arriba, con el anhelo de sentir sus labios envolviéndolo a su alrededor. Agarrando las barras de metal de su cabecera, más fuertemente, dejó escapar una respiración entrecortada. Iba a morir si no calmaba pronto el hambre de su cuerpo con el que estaba lidiando.
Al instante que Nina lo tomó con su húmeda y tibia boca, bajó todo el camino de su longitud de acero, casi le hizo perder la conciencia. El corazón le latía como un taladro, ensordeciendo sus oídos. Su piel estaba empapada en sudor, y sus ojos se hubieran girado hacia atrás de su cabeza, si no hubieran estado cerrados.
La sensación de estar dentro de su boca era intensa y embriagadora, el éxtasis absoluto. Y entonces ella se movió.
Su cuerpo casi se levantó de la cama, mientras que ella se deslizaba arriba y abajo de su pene, chupándolo primero suave y luego más fuertemente. Había recibido muchas chupadas en su vida, pero diablos, Nina estaba dominándolo sin ningún tipo de entrenamiento, como si supiera exactamente lo que necesitaba.
Amaury estaba ansioso de pagarle con el mismo tipo de atención que ella le estaba prodigando. De hecho, antes de que él enterrara su pene palpitante en ella, él la saborearía profundamente y la haría acabar en su boca. Bebería sus jugos, como si fuera néctar de los dioses.
Esta noche, no la dejaría conciliar el sueño, sino que deseaba satisfacerla hasta que se derrumbara en sus brazos. Entonces, y sólo entonces, le permitiría dormir tranquila, acunándola en sus brazos, protegiéndola de cualquier mal que estuviera fuera de sus cuatro paredes.