Capítulo Veintiocho

Ricky dio una falsa sonrisa a Carl, mientras la mentira salía de sus labios como sangre fresca. El mayordomo asintió con la cabeza—. Entiendo. Voy a llamar a Gabriel para hacerle saber sobre el cambio de planes.

—Yo no lo molestaría. Estoy seguro que tiene demasiadas cosas entre manos en este momento. —Ricky trató de sonar despreocupado, para que Carl no sospechara. Él no tenía necesidad de que Gabriel se apareciera ahí, cuando estaba tan cerca de su meta.

—Él dio instrucciones estrictas. —Dijo Carl mientras sacaba su teléfono celular del bolsillo de su chaqueta—. Será sólo un minuto.

Ricky nunca dejó que su falsa sonrisa desapareciera, ni siquiera cuando deslizó su mano en el bolsillo de la chaqueta y tomó la estaca de madera que mantenía allí para emergencias. Y esta, era una emergencia—. Oh, antes de que se me olvide —interrumpió a Carl antes de que pudiera marcar el número de Gabriel.

El mayordomo le dio una mirada expectante—. ¿Sí?

Con un movimiento rápido, Ricky sacó la estaca y la clavó en el corazón de Carl—. ¿He mencionado que odio cuando la gente no me escucha?

Ante sus ojos, el cuerpo de Carl se desintegró en polvo. El teléfono celular y algunas monedas, cayeron al piso de madera, haciendo un sonido metálico. Mientras la capa de sustancia tipo cenizas se asentaba en el suelo de madera, Ricky puso nuevamente la estaca en su bolsillo y dio un paso atrás; no quería que el polvo ensuciara su ropa.

Deshacerse de Carl había sido aún más fácil de lo que había previsto. Gabriel había hecho lo correcto al llamar a alguien para proteger a Maya… ese alguien estaba ahí ahora. Él se haría cargo de Maya a partir de ahora, como se suponía que siempre sería.

Ricky inhaló profundamente. El aroma embriagador, penetró en su nariz. Levantó la vista hacia las escaleras. Ella estaba allí en el segundo piso, muy probablemente en la habitación de huéspedes. Cuánto tiempo había esperado ese momento. Finalmente, tendría su recompensa.

***

La sala de videos de vigilancia, estaba en un cuarto sin ventanas en el sótano del hospital. Amaury miró al oficial de seguridad que estaba sentado apoyándose contra la pared, mirando al vacío. Zane había utilizado el control mental sobre él, para darle ese estado catatónico, en el que no veía ni oía nada.

Él y Zane ya habían revisado varias cintas para ver quién había atacado y asesinado al médico. Hasta ahora, nada había aparecido en las cintas. Era casi como si el rufián supiera qué ángulos de cámara debía evitar. Amaury suspiró—. Esto es frustrante.

—Es frustrante, pero revelador —respondió Zane.

—¿Cómo es eso?

—Ese fue un gran despliegue de emociones por parte de Gabriel.

Amaury le dio a su viejo amigo, una sonrisa indecisa—. Parece que le dio muy fuerte.

—Ella es bastante fogosa.

—Eso parece, aunque estoy seguro que Nina lo es más. —Su propia compañera era un infierno sobre ruedas, y él no lo quería de ninguna otra manera.

—De la forma en que la soportas, yo diría que eres un santo. Pero yo te conozco.

—Es justo lo que necesito.

—Aún en la fase de luna de miel, ¿eh?

—Estoy planeando nunca acabar. Ahora, vamos a asegurarnos de que Gabriel tenga su luna de miel propia. —Señaló Amaury de nuevo en la pantalla y aceleró la cinta.

El monitor mostró la entrada principal del hospital—. Ahí va Ricky entrando. —Asintió Zane. Pasaron varios minutos, pero la cinta no mostró a nadie entrando o saliendo. Luego una mujer entró con un niño pequeño. Se detuvo ante el mostrador de información. Otros minutos pasaron.

—Ahí, el R8 de Samson se está estacionando. —Señaló Zane. Un momento después, Maya corrió al hospital por un pasillo, fuera del alcance de la cámara.

Amaury aceleró a través de la cinta de nuevo, hasta que finalmente entraron Gabriel e Yvette. Poco después, Zane entró por su cuenta. No pasó nada más. Amaury detuvo la cinta.

—Yo no los vi a ti o a Thomas entrar —señaló Zane.

—Tomé la entrada lateral donde estacionamos el coche. Thomas probablemente hizo lo mismo. Él conocía bien la zona y, probablemente, se fue por la parte posterior, que es un acceso directo desde su casa.

—Así que todo el mundo estaba ahí, primero Ricky, a continuación, Maya, entonces…

Amaury puso su mano sobre el brazo de Zane—. Espera un minuto. ¡Mierda! ¿Primero Ricky? ¿Por qué Ricky estaría ahí antes que Maya?

Su amigo le devolvió la mirada—. Vamos a retroceder la cinta.

Encontraron el lugar exacto en el que Ricky entraba en el hospital y lo detuvieron. En la parte inferior de la pantalla, mostraba la hora: 12:49 pasada la medianoche.

—Mejor que esto no signifique lo que creo que significa —maldijo Zane—. Yo tenía mis sospechas acerca de Ricky, pero luego pensé que yo estaba siendo el idiota usual, teniendo en cuenta que no me gusta la actitud alegre de Ricky. Su don. Lo debió haber usado contra nosotros. Creo que nos engañó a todos.

—Hay una manera de averiguarlo. —Amaury tomó el teléfono sobre el escritorio y marcó unos pocos números.

***

Gabriel alejó su atención de la bruja, y abrió los ojos—. He restaurado la memoria de dónde pusiste el encanto. ¿Lo recuerdas ahora?

Ella asintió con la cabeza—. Gracias. ¿Tengo tu palabra que no querrás ir ahí tú mismo para conseguirlo?

—No tengo ningún interés en encantos, no importa cuán poderosos sean. Todo lo que quiero es… —el timbre de su teléfono celular lo interrumpió—. Discúlpame.

Miró el número de San Francisco, pero no lo reconoció—. ¿Sí?

—Es Amaury.

Al fin regresaba su llamada. La tensión inmediatamente se arrastró sobre sus huesos—. ¿Hay noticias?

—Me temo que sí. Dime, ¿cuándo llamaste a Ricky para que te encontrara en el hospital?

—Cuando me di cuenta de que Maya no estaba en su apartamento.

—No, quiero decir, ¿en qué momento? Comprueba el registro en tu teléfono celular. —Algo en la voz de Amaury le obligó a cumplir con la solicitud, sin cuestionar.

—Un momento —dijo a su amigo y sacó el teléfono de su oreja, presionó el botón de menú y navegó hacia la pantalla de registros de llamadas. Junto al nombre de Ricky, estaba la hora—. Lo llamé a la 1:03 de la madrugada ¿por qué?

—¿Qué te dijo cuando lo llamaste? ¿Dónde se encontraba?

—Él no lo dijo. Sólo dijo que iría allí. ¿Qué es todo esto?

Oyó a Amaury exhalar fuertemente—. Ricky ya estaba en el hospital cuando lo llamaste. Llegó antes que Maya.

Los latidos del corazón de Gabriel se levantaron—. Mierda. Ricky sigue en la lista de los vampiros que no tienen una coartada de la noche en que Maya fue atacada.

—Lo sé. Zane acaba de decírmelo… y él también me dijo que ahora recuerda que tenía dudas acerca de Ricky, pero desaparecieron de alguna manera.

—¡El don de Ricky!

Amaury gruñó—. Él nos ha engañado. Será mejor que no dejes a Maya fuera de tu vista en este momento.

El cuerpo de Gabriel se llenó de miedo por su mujer—. Amaury, yo no estoy con Maya. Está en la casa con Carl. Envié a Yvette para protegerla. Tenemos que advertirle acerca de Ricky. Voy a llamar a Maya y a Carl, llama a Yvette, a continuación, envía a todos los guardaespaldas que estén disponibles a la casa. Envía otros a buscar a Ricky. Que comiencen en la casa de Paulette en Midtown Terrace… si tenemos suerte, todavía está allí.

Él salió corriendo del laboratorio, sin siquiera mirar hacia atrás a la bruja y marcó el teléfono de la casa de Samson. Una grabación respondió—. Ha marcado un número que está fuera de servicio