Gabriel apenas había escuchado las disculpas de Yvette o sus excusas, antes de que se desprendiera de la situación embarazosa e irrumpiera en el dormitorio principal.
Él había perdido completamente el control y había estado a segundos de coger a Maya.
Había sentido otra cosa. Algo andaba mal con su cuerpo. Gabriel tiró su bata para abrirla y se bajó los calzoncillos. Su pene hinchado no era una sorpresa, pero lo que le había sucedido a la carne por encima de él, sí lo era.
La deformidad que sobresalía alrededor de dos centímetros y medio por encima de su pene era una masa de carne y piel normalmente ocho centímetros de largo y cerca de unos tres centímetros de diámetro. Era la razón por la que todas las mujeres retrocedían con horror. Él era un monstruo con un pedazo feo e inútil de carne que se interponía en el camino, cuando quería coger a una mujer.
Gabriel examinó la protuberancia. Estaba cada vez peor.
En lugar de su longitud normal, ahora se salía casi trece centímetros y su grosor había aumentado aproximadamente la mitad. La piel de la punta era arrugada, como si contuviera más capas de piel, todas apiladas unas sobre otras. Soltó la parte ofensiva.
Maya habría gritado con asco, si hubiera tratado de tener sexo con ella en ese momento. Estaba casi agradecido con Yvette, por haber aparecido en un momento tan inoportuno. Su interrupción le había salvado de un rechazo más doloroso.
Y no sólo eso: vergonzosamente había explotado la vulnerabilidad de Maya por besarla y tocarla, cuando él sabía que ella estaba sensible a la rápida excitación debido a la alimentación. No tenía ni idea de eso, pero él, un vampiro con mayor experiencia, lo sabía muy bien. No tenía nada que ver con si se sentía atraída por él o no, se trataba de una mera reacción a la mordedura. Una euforia que ella experimentaría. Era un canalla por aprovecharse de esa manera. Alguien debería molerlo a palos por ser tan idiota.
No tenía idea si estaba realmente atraída por él. La había visto mirar su cicatriz nuevamente, pero su excitación se había hecho cargo de ella, sin darle a elegir lo que ella quería. ¿Cómo podría una mujer mirarlo y encontrarlo atractivo, a menos que estuviese drogada? Y había estado drogada… por su sangre. ¿Por qué más había aceptado su petición de un beso? ¿O era posible que ella se sintiese atraída por él? ¿Era posible que su estado de embriaguez por su sangre no tuviese la culpa, después de todo?
Si tan sólo supiera qué decirle, cómo explicarle sus inquietudes. Pero no era precisamente experto en hablarle con dulzura a una mujer. Demonios, no tenía idea de cómo interactuar con ella. Pero él sabía que tenía que llegar a algo, se lo explicaría. Se disculparía por salir hecho una furia del estudio como lo había hecho.
¿Qué estaría pensando ella ahora mismo? Seguramente debía estar pensando en lo cruel e indiferente que era, cuando era todo lo contrario. Pero si se hubiera quedado, hubiera causado más lío de la situación que ya había. No, él tenía que aclarar su cabeza y llegar a un plan de acción.
Después de unas pocas horas incómodas de sueño, Gabriel salió de la casa tan pronto como se puso el sol, queriendo evitar tanto a Yvette como a Maya. Se enfrentaría a Maya después de su regreso. Pero primero, tenía que hacerse cargo de algunas cosas.
Tan pronto como se fue caminando por las calles oscuras, sacó su teléfono celular y marcó el número de la bruja. Sonó tres veces antes de que contestara.
—Ya te dije que te fueras —dijo la bruja sin ningún tipo de saludo. Pensó que no era el único que utilizaba el identificador de llamadas y era capaz de memorizar un número de teléfono.
—Por favor, no cuelgues. Te daré lo que quieras si me ayudas —Esta vez lo decía en serio. La visión de su protuberancia creciendo, le daba miedo. Tenía que deshacerse de ella. Ahora. Él no podía hacer frente a Maya de esa manera. No le daría una razón para rechazarlo. Lo que había sucedido en el estudio entre ellos, le había hecho darse cuenta que la deseaba tanto, que estaba dispuesto a luchar por ella. Lo que fuera necesario.
—¿Cualquier cosa? —La voz de la bruja estaba llena de interés.
Él sabía que era peligroso ofrecerle lo que quisiera—. Cualquier cosa.
Hubo una pausa en el otro extremo de la línea. ¿Había colgado?
—Voy a pensar en ello. Dame un día o dos.
Un clic y se había ido antes de que pudiera decir nada más. Por lo menos ella lo consideraría y no lo había rechazado de raíz como la primera vez. Era un paso en la dirección correcta. Él esperaba que ella le ayudase. La siguiente comida de Maya, era en menos de veinticuatro horas, y si él no podía controlar sus impulsos, entonces volvería a suceder lo mismo.
Él se comprometió a no cobrarle la comida la próxima vez que se alimentara de él. Era mejor no tentar a la suerte y en su lugar, eliminaría su tentación tanto como fuera posible. Sólo con tener que alimentarse de él, le costaría cada gramo de control que tuviera. Un incidente como el que había pasado en el estudio, no podía repetirse. No mientras su cuerpo se viera como estaba.
Poco después de su llamada telefónica a la bruja, llegó al consultorio de Drake y fue llevado a su oficina por su recepcionista que parecía una Barbie.
—¿Cómo está la Dra. Johnson? —preguntó al instante Drake, en el momento en que entró a la habitación, aparentemente sin sorprenderse en absoluto de ver a Gabriel.
Le tomó una fracción de segundo el darse cuenta a quién se refería por Dra. Johnson. Gabriel no la veía como a un médico. Él sólo la veía como Maya—. Ella se alimentó de mí.
Drake levantó una ceja—. Ya me lo esperaba.
Gabriel se irguió—. ¿Disculpa?
El doctor se encogió de hombros—. Ella me dijo que estaba ansiosa de tu sangre. Estaba luchando con eso.
Gabriel lo miró— ¿Y no me lo dijiste? —Sentía la furia aumentar en su pecho. ¿Drake la había permitido sufrir, cuando Gabriel podía haber atendido el problema si él lo hubiera sabido? Dio dos pasos hacia Drake.
—Confidencialidad médico-paciente.
—¡A la mierda la confidencialidad médico-paciente! —Gabriel gritó y agarró al médico de su bata blanca—. Ahora tú me escucharás: Cualquier cosa… y me refiero a cualquier cosa… que tenga que ver con Maya… tiene que ver conmigo. Todo lo que sabes de ella, me lo dirás. ¿Entiendes eso?
Drake se encogió de hombros y se separó del agarre de Gabriel—. ¿Qué es ella para ti?
—Eso no es asunto tuyo.
—Lo es —el médico no estaba de acuerdo—. ¿La vas a ayudar cuando las cosas se pongan difíciles? ¿Lo harás?
—La ayudé a pasar por esto, ¿no es cierto? —Gabriel contestó.
—¡No has visto nada todavía!
—Lo peor ya pasó. Ya atravesó el cambio, y ahora que ha aceptado su necesidad de alimentarse de mí, no veo qué otros problemas podrían haber —A Gabriel no le gustaban los alarmistas. Si el médico pensaba que podía elevar su cuota inventando algunas dolencias falsas, pronto estaría en el extremo receptor de un puño implacable de Gabriel.
—No, no sé bien qué problemas habrán. Pero estoy seguro que habrá problemas —Se secó el sudor de su frente—. Tengo razones para creer que Maya no es del todo humana.
Gabriel soltó un bufido—. Por supuesto que no es humana. Ella es un vampiro.
Drake negó con la cabeza—. Eso no es lo que quise decir. Ella no era del todo humana antes de que fuera convertida.
Le tomó varios segundos, asimilar la información— ¿No es humana?
Drake señaló las sillas, y ambos se sentaron—. Dudo que ella tenga idea.
—¿La examinaste? —La idea de que el médico podía haberla tocado cuando habían entrado en el estudio, hizo que el estómago de Gabriel se revolviera.
—No. Ella me dio acceso a sus registros médicos. Miré todas las pruebas que haya tenido en toda su vida, y te digo, algo no está bien.
Bien… El médico no la había tocado. Eso lo hizo sentirse mejor— ¿No está bien el qué?
—Ella ha estado teniendo ataques de fiebre, desde que cumplió los trece años. Por lo menos una vez al año, a veces dos veces. Los médicos no pueden explicarlo. Lo atribuyen a una gripe o a una infección. Sin embargo, la frecuencia me preocupa.
Gabriel se encogió de hombros. Los humanos son más vulnerables a todo tipo de cosas. No había nada raro en eso—. ¿Qué más?
—Le hicieron una prueba genética realizada durante su residencia, parte de un estudio que hicieron para ganar dinero extra —explicó—. Los resultados son preocupantes.
—Suéltalo ya —ordenó Gabriel.
—Las pruebas mostraron dos pares adicionales de cromosomas: un total de veinticinco en lugar de veintitrés pares.
—¿Cómo pudo suceder eso? —Gabriel ahora se alegraba de los días de soledad, en los que se había obligado a buscar cosas para ocupar su tiempo. Había dedicado mucho tiempo a mirar programas en el canal Discovery, y por lo tanto tenía un conocimiento básico de los problemas médicos.
—Las notas en la prueba, decían que ellos pensaban que la muestra estaba contaminada y la excluyeron del ensayo clínico. Pero la doctora Johnson… Maya —se corrigió—, mantuvo los resultados de esos exámenes en su expediente médico. Ella debió haberse preguntado si era eso lo que le causaba fiebre.
—¿No sería posible que el laboratorio que hizo la prueba, estuviera en lo correcto al decir que había contaminación? Podría ocurrir fácilmente. Tú debes saber mejor que yo, con qué facilidad las cosas se contaminan. El error humano es siempre posible. —Gabriel no quería aceptar que había algo malo con Maya. Ella tenía ya lo suficiente con qué lidiar.
—Eso es lo que yo pensaba también, pero…
—¿Crees que la razón por la que no quiere beber sangre humana está conectada a este problema de cromosomas?
Drake asintió con la cabeza—. Es una posibilidad real. Francamente, nunca he oído hablar de un vampiro que no beba sangre humana. Es verdad que algunos vampiros beben la sangre del otro, pero en general eso es sólo una parte de su vida sexual. Las parejas que tienen vínculo de sangre lo hacen, pero no se excluyen de la sangre humana. —De repente, el doctor lo miró de frente—. Espero que estés bebiendo suficiente cantidad de sangre, mientras ella se alimenta de ti. Tienes que mantener tus fuerzas.
—No te preocupes por mí. Me alimento tanto como mi cuerpo me lo pide.
—¿Cuánto toma de ti? —Drake le dirigió una mirada curiosa.
—Cuanto necesite —Y para su gusto, la alimentación había sido demasiado corta. Le hubiera gustado disfrutar de esa sensación por mucho más tiempo.
—Bueno, supongo que sabes lo que estás haciendo. Por lo menos esto nos va a ganar algo de tiempo, hasta que pueda averiguar lo que está mal con ella. Como ya he dicho, tengo un presentimiento que tendré que investigar. Tengo que conseguir algo de información sobre sus padres. Dado que cualquier componente no-humano que tenga en ella sería genético, tengo que conseguir un historial médico de sus padres.
Gabriel asintió con la cabeza—. Voy a conseguir sus nombres y direcciones. Pero es probable que tengas que robar la información médica. Thomas te puede ayudar a conseguir el acceso: puede piratear cualquier sistema electrónico. Voy a hablar con él.
—Bueno. Eso me ayudará. Una vez que sepa qué cosas peculiares sus padres sufren, creo que puedo confirmar mi sospecha.
Gabriel se inclinó hacia delante en su silla—. ¿Así que hay una sospecha? ¿Qué es?
Drake simplemente negó con la cabeza—. No puedo decirte nada ahora. Si lo hago sin ninguna prueba, lo más probable es que me llamen loco.
—Dímelo. Te lo prometo, no voy a llamarte loco.
—No. Lo primero que necesitamos obtener, es la información sobre sus padres.
A Gabriel no le gustaba que el médico mantuviera sus sospechas para sí mismo.
—Está bien. Pero hay una cosa en la que insistiré.
Drake levantó una ceja.
—Cualquier cosa que encuentres, seré el primero a quien se lo digas. No hablarás con Maya al respecto. Solo yo decidiré si se lo contaré y cuándo. Yo sé mejor lo que ella puede aguantar en estos momentos. Y francamente, no quiero que tenga que lidiar con ninguna otra cosa ahora. Está demasiado frágil como está.
—¿Frágil? —preguntó Drake—. Ella es un vampiro. No hay nada frágil en eso.
—Ella no está consciente de sus fuerzas, o de sus impulsos. No puede controlarlos. No quiero que nada la altere en este momento.
Drake se levantó—. Como quieras. ¿A quién debo enviarle la factura?
Gabriel gruñó—. ¿Qué quieres por esto?
—No te preocupes. Para este trabajo, el dinero está perfectamente bien.
Gabriel se levantó de su silla y caminó hacia la puerta—. Tienes mi dirección.
Antes de que Gabriel abriera la puerta, Drake le preguntó—: ¿Habría algo que no harías por ella?
Lanzó una mirada sobre su hombro y miró al doctor—. Sólo haz tu trabajo. Mis sentimientos no te importan —Pero le importaban a Gabriel.
***
Impaciente, Gabriel llamó a la puerta de entrada de la moderna casa que se encontraba en las faldas de la colina, justo por debajo de Twin Peaks. Las vistas desde la casa tenían que ser impresionantes. Thomas tenía gustos extravagantes. No le sorprendía. Como vampiro que había vivido casi un siglo, él como muchos de sus colegas, había acumulado una gran riqueza.
La puerta se abrió y apareció Thomas en ella, vestido sólo con una toalla alrededor de la parte inferior de su cuerpo, la piel relucía de una ducha reciente.
—Lo siento, Thomas. Debí haberte llamado. Podemos hablar más tarde —dijo Gabriel.
Thomas le hizo un gesto para que entrara—. Solo entra. Si te presentas sin avisar, supongo que significa que es importante.
Gabriel entró en la casa y cerró la puerta detrás de él—. Gracias. Te lo agradezco. —Sus ojos vagaron por la gran habitación, con su cocina abierta, tratando de evitar mirar el cuerpo medio desnudo de Thomas. Él no conocía a Thomas tan bien como Samson o Amaury lo hacían, sobre todo porque Thomas nunca había vivido en Nueva York y Gabriel muy rara vez se aventuraba fuera del Este. Ver a otro hombre parcialmente vestido, normalmente no molestaba a Gabriel, pero era diferente con Thomas. No tenía idea de cuál era el protocolo apropiado sobre conversar con un hombre gay casi desnudo. ¿Mirarlo? ¿No mirarlo?
—Entonces, ¿qué pasa? —Thomas le preguntó, al parecer muy cómodo en su estado actual.
Gabriel se aclaró la voz— He ido a ver a Drake. Maya sigue rechazando la sangre humana.
Thomas negó con la cabeza—. Vamos a tener que forzarla si sigue así, de lo contrario morirá de hambre.
—Eso no va a ser necesario. Ella comenzó a alimentarse de mí esta mañana.
—¿De ti? ¿Lo que ella anhelaba era sangre de vampiro? —dijo Thomas pasando la mano por el cabello húmedo, con el movimiento mostraba su torso musculoso.
El sonido de la puerta de entrada una vez más, hizo que Gabriel a su vez girara la cabeza hacia ella. Reconoció a Eddie ingresando, la mirada de Eddie primero cayó sobre Thomas y se quedó allí por más tiempo del que Gabriel había esperado.
—Hey —los saludó.
Thomas se limpió la mano en la toalla, mientras volvía a mirar a Eddie—. No sabía que no habías dormido aquí hoy.
Eddie se encogió de hombros—. El tiempo se me fue. Para cuando me di cuenta, ya estaba demasiado cerca el amanecer como para ponerme en camino.
—No me digas que molestaste a Amaury y a Nina, para que te permitieran quedarte.
Eddie le indicó que no—. Dios, no. Los dos lo hacen de día y de noche… nunca conseguiría un poco de sueño. —Sonrió, su rostro joven con hoyuelos y todo—. Quién sabe lo que mi hermana ve en él. Ese tipo es totalmente dominante.
—También lo es tu hermana —replicó Gabriel.
Thomas se echó a reír—. Así es, amigo. Ella puede igualar a los mejores.
Eddie hizo un gesto desdeñoso—. Lo que sea. Por suerte, Holly me dejó quedarme en su casa.
—¿Holly? —Había un tono cortante en la voz de Thomas—. ¿Estás saliendo con Holly?
—¿Holly, la novia de Ricky? —preguntó Gabriel levantando una ceja.
—Ex-novia —le corrigió Eddie—. Y no, no estoy saliendo con ella. La mujer es una chismosa total.
Thomas pareció relajarse y le devolvió la sonrisa a Eddie—. ¿Acerca de qué está chismeando ahora?
—Estaba tratando de convencerme de que Ricky fue el que rompió con ella, no todo lo contrario, como si remotamente me importara. Te digo, estaba ansioso de ver el atardecer, para salirme de su casa. Ella siguió llenando mis oídos acerca de cómo Ricky aparentemente se había fijado en otra mujer y la había dejado a ella sin miramientos. La próxima vez, te juro que prefiero convertirme en polvo bajo el sol, que refugiarme en su casa.
Eddie se dirigió hacia la puerta que conducía a los dormitorios de la casa—. Voy a ver si puedo pegar el ojo durante una hora. ¿Te parece bien?
Thomas asintió con la cabeza—. Tómate todo el tiempo que necesites. Y toma una ducha, ¿sí? Hueles como una chica.
Eddie olió su camiseta y frunció el ceño—. Maldita sea Holly, ella quema toda esa basura de incienso.
Mientras Eddie pasaba por la sala, Thomas regresó su mirada a Gabriel.
—¿Cómo te va en su tutoría? —preguntó Gabriel.
—Es un buen chico. Y está aprendiendo rápido. En pocos meses, podrá estar por su cuenta.
Gabriel reconoció tristeza en las palabras de Thomas—. ¿Te gusta?
—Como ya he dicho, es un buen chico. —Hizo una pausa—. Y heterosexual. Fin de la historia. —Thomas suspiró—. ¿Así que estabas diciendo que necesitabas mi ayuda?
Gabriel se aclaró la voz. La vida privada de Thomas no era de su incumbencia—. Acerca de Maya. Drake no puede explicarse por qué rechaza la sangre humana y bebe de la mía en su lugar.
—Bastardo suertudo —intervino Thomas y sonrió. Gabriel sabía exactamente a lo que se refería: la excitación sexual que traía el dejar que otro vampiro se alimente de él.
Una sonrisa involuntaria, rodó en los labios de Gabriel, pero se desvaneció con la misma rapidez—. El doctor piensa que algo está mal con ella. Y podría ser genético.
—¿Qué quieres que haga?
—Te necesito para obtener los registros médicos de sus padres. Tenemos que averiguar si tienen defectos genéticos. ¿Puedes hacer eso?
Thomas asintió con la cabeza—. Por supuesto. Permíteme conversar un poco con Maya para obtener los nombres y dirección y debemos…
—Sin dejar que Maya se entere —interrumpió Gabriel.
—Oh. Bueno. Estoy seguro de que tienes tus razones.
—Las tengo. ¿Puedes hacerlo?
—No hay problema. Voy a llamar a Drake cuando tenga la información lista para él.
—¿Tuviste la oportunidad de hablar con Eddie y James sobre el olor del atacante de Maya?
Thomas dio un suspiro pensativo—. Lo hice. Pero ninguno de ellos pudo precisar nada. Dijeron que el olor era tan débil, que podría haber sido cualquiera. Además, ella estaba sangrando profusamente, los dos estaban tan abrumados por el olor de la sangre humana, que prestaron poca atención a la de los vampiros. Lo siento, Gabriel, estás en un callejón sin salida.
—Ya me lo esperaba. Vamos a intentar otra cosa. Pensé que si ella estaba saliendo con él, podría haberla llamado, o ella a él. —La palabra saliendo, dolía incluso pronunciarla. ¿Podría realmente haber visto algo en ese hombre?— ¿Puedes piratear en los registros de su teléfono, tanto en su línea fija como en su celular, y darme una lista de todos con los que tuvo contacto? Une los números con los nombres. Tal vez reconozcamos a alguien.
—Déjame ver qué puedo encontrar.
Gabriel extendió su mano—. Gracias.
Thomas la tomó brevemente.
—Y otra cosa: ¿Puedes relevar a Yvette en la casa antes del amanecer? Ella necesita un poco de descanso —Después del embarazoso encuentro al principio del día, Gabriel era el que necesitaba un poco de distancia de ella. No estaba interesado en enfrentarla en estos momentos.
—Déjame adivinar. Las mujeres no se llevan bien.
Gabriel se encogió de hombros—. No me preguntes. ¿Qué diablos voy a saber yo sobre las mujeres?
Thomas se echó a reír y le dio una palmada en el hombro—. Mucho más que yo, eso es seguro.