Haven cerró la puerta de su apartamento y siguió a su hermano hacia la sala de estar, donde se dejó caer en el sofá bien gastado. Wes se pasó la mano por el pelo y empezó a pasear.
—¿Estás seguro de que es una buena idea?
Haven asintió con la cabeza—. Nadie tenía nada mejor que ofrecer. —A pesar de su voz tranquila, se sentía todo lo contrario. El último beso que dio a Yvette cuando tuvo que decirle adiós, lo había sacudido. Había estado lleno de miedo y desesperación. Esperaba que él hubiera interpretado correctamente sus sentimientos y que ella hiciera lo correcto cuando tenía que hacerlo. Por más que hubiera querido confiar su plan en ella, él se había detenido. En cualquier caso, sólo era una medida cuando todo lo demás fallara. A pesar de que, dentro de su corazón sabía que era la única manera de asegurarse de que el Poder de Tres no se desataría. Y en última instancia tendría que dar ese paso.
—¿Qué va a pasar, Hav?
Haven se encogió de hombros—. No sé. Ella nos secuestrará, nos llevará a algún…
Wesley se detuvo frente a él—. No. No con la bruja. Con Yvette. Tú y ella, ¿qué es? ¿Sólo una picazón que necesitas rascar? —Había una mirada atormentada en los ojos de Wes.
Haven rompió el contacto visual y miró por la ventana—. Yo no sé hacia dónde va. —¿Cómo podía decirle a su hermano lo que realmente sentía, cuando él ni siquiera se lo había dicho a Yvette? Sentía que no era correcto confesárselo a Wesley, cuando él había sido demasiado cobarde para decirle Yvette lo que necesitaba escuchar de él.
—¿Estás enamorado de ella?
Haven se levantó y caminó hacia la ventana—. Demonios, Wes, apenas la conozco.
—Eso no tiene nada que ver.
—¿Qué te importa?
Wes se unió a él en la ventana mientras miraban a la calle a media mañana y a sus sucesos habituales—. No se te puede haber escapado que dos de los vampiros están casados con mujeres humanas.
—¿Y? —A Haven no le gustaba la dirección que tomaba la conversación. Su hermano estaba a punto de acorralarlo.
—Por lo tanto, significa que las relaciones entre nuestras dos especies son posibles. No te hagas el tonto conmigo. Sé qué se cruzó por tu mente.
Cuando Haven no respondió de inmediato, Wes continuó—. ¡Maldición, estabas tomado de la mano con ella!
—¿Y qué mierda se supone que significa eso?
—¿Cuándo has andado de la mano con una mujer?
—Un montón de veces —mintió Haven. No podía recordar ni una sola vez. Él no era de ese tipo, y no tenía relaciones. Sólo tenía aventuras de una sola noche.
—Sabes, Hav, yo siempre pensé que mi futura cuñada, sería una mujer caza recompensas fuerte que hubieses conocido en uno de tus trabajos, incluso alguna ex-convicta. Que llevarías a casa un día a un vampiro, ni siquiera me lo esperaba.
—Yo no voy a llevarla a casa…
Una mano en el hombro lo detuvo—. No lo hagas. Creo que podría ser peor. Yvette no parece del todo mala. Al menos es obvio que ella se preocupa por ti.
Haven cruzó miradas con su hermano—. Lo siento, Wes. Yo sé que se siente como traicionar la memoria de mi madre, pero hay cosas con las que no puedo luchar. —Al pensar en su madre, volvió a sentir una puñalada en el pecho. Y estaba claro que no era el único molesto por las revelaciones que Francine había hecho esa noche en casa de Samson. Si su único hermano supiera qué otra cosa la bruja le había confesado, el horrible crimen que su madre había cometido… pero Haven, sabía que nunca podría decirle a su hermano. Era un secreto que tenía que llevarse con él a la tumba.
—No quiero hablar de mamá en este momento.
Antes de que Wes pudiera darse la vuelta, Haven lo agarró del brazo—. Creo que tenemos que hacerlo. Si Francine estaba diciendo la verdad, y creo que lo estaba, entonces estábamos equivocados todo este tiempo. Yo estaba equivocado. Y yo te he arrastrado a eso, cuando eras lo suficientemente joven como para olvidar.
Wes dejó escapar un largo suspiro—. ¿Realmente crees que podría haber olvidado lo que pasó esa noche, aunque no me lo hubieses recordado constantemente? ¡Hav, fui el que le permitió tomar a Katie! ¡No corrí! Yo no la mantuve a salvo.
Era la primera vez que Haven se daba cuenta, que Wesley cargaba con la misma culpa que él. Ya era hora de dejarlo ir, de perdonar y de olvidar. Tendrían que rescatar a Katie. Y esta vez, la mantendrían a salvo. Haven se aseguraría de eso, incluso si eso significara sacrificarse a sí mismo para detener que la profecía se cumpliera.
Tomó por los hombros a Wesley y lo sacudió—. ¡Detente, Wes! No fue tu culpa. Y no fue culpa mía. Éramos niños. Nosotros hicimos lo que pudimos. Lo que pasó fue debido a nuestra madre. Ella trajo esto sobre nosotros. —Mamá les había robado a su padre. Pero él no podía decírselo a Wes. Se destrozaría si lo supiera—. Hemos perdido a Katie por su culpa, por lo que ella quería.
Vio lágrimas brotar de los ojos de Wes y acercó a su hermano en un abrazo—. El pasado ya pasó.
—¿Cómo pudo hacernos eso a nosotros? ¿Es que no nos amaba?
¿Amor? ¿Su madre los había amado? Haven contempló la pregunta de su hermano, recordando la última vez que había oído a su madre hablar de amor. ¿Había significado algo?
—No sé. Creo que nunca lo sabremos. —¿Podría haber un corte más profundo que la traición de una madre?— Pero haremos las cosas bien ahora. Te lo prometo.
Wes asintió con la cabeza—. Sí. Haremos lo correcto.
Haven apartó a su hermano de sus brazos—. Tenemos que destruir el Poder de Tres. Ha traído demasiado dolor a todos los involucrados. Yo no lo quiero.
—Yo tampoco.
—Bueno, entonces estamos de acuerdo. Pero necesito tu ayuda. Hay una segunda parte del plan que no le he contado a nadie, ni siquiera a Yvette.