Capítulo Treinta y uno

La puerta de la casa de Samson estaba bien abierta. No era una buena señal. Amaury corrió pasando al lado de Haven por las escaleras, como si una horda de hombres con estacas lo perseguían. Detrás de él, Gabriel gritaba órdenes para asegurar el área.

—¡Kimberly! —Haven gritó por la casa mientras corría en su interior. Nada se movía en el primer piso, por lo que siguió el ejemplo de Amaury y se precipitó por las escaleras. Irrumpió en una de las habitaciones a unos pasos detrás de Amaury y se paró en seco.

La embarazada Delilah estaba en la gran cama de cuatro postes, con el rostro distorsionado por el dolor, sus piernas abiertas con los pies apoyados en el colchón. Respiraba rítmicamente.

—Maya —dijo Samson, su rostro y torso desfigurado por quemaduras, y aun así, tomaba la mano de su esposa—. Te necesitamos aquí. ¡El bebé viene!

Maya entró en la sala en el instante siguiente y de inmediato se dirigió a la cama—. Estoy aquí. —Ella miró hacia el lado opuesto de la habitación, y Haven siguió su mirada.

Amaury tenía a Nina en su regazo. Su torso estaba cubierto de marcas de quemaduras y cortes, y estaba sangrando profusamente.

—No, Maya —dijo Delilah—. Tienes que ayudar a Nina en primer lugar.

—Amaury la tiene. No te preocupes —le aseguró Maya—. Ahora vamos a sacar al bebé.

Haven volvió a mirar a Amaury y a la mujer en sus brazos.

—No tendría que haberte dejado sola, chérie. —Se dio cuenta cómo los colmillos de Amaury se alargaban y luego, sin previo aviso, atravesó su propia muñeca con ellos, haciendo brotar la sangre de ella.

Nina le dio una débil sonrisa—. Tuve que patear el culo de la bruja.

—Por supuesto que lo hiciste —respondió, y llevó la muñeca hacia sus labios—. Ahora bebe. —Fascinado, Haven observaba, recordando cómo Yvette lo había sanado de la misma manera sólo dos días antes.

Cuando Samson se acercó a él, Haven se apartó de la escena y lo miró. Antes de que el vampiro dijera una sola palabra, Haven ya sabía lo que venía.

—Lo siento. No pude evitar que tomara a Kimberly. Ella estaba atacando a Nina. Luchamos contra ella lo mejor que pudimos, pero cuando se fue sobre mi esposa… lo siento, era demasiado fuerte para mí y Nina solos. —Un verdadero lamento brilló en sus ojos.

—Kimberly era mi responsabilidad —dijo Haven, sintiendo el afilado filo del fracaso atravesarlo. Él no podía culpar a Samson: había tenido que proteger a su esposa y a la de Amaury. Aquellas eran sus primeras prioridades, no Kimberly.

Una mano suave se deslizó en su mano, y se volvió para ver a Yvette pararse junto a él—. Vamos a recuperarla. Te lo prometo. —Sus palabras eran de poco consuelo para el dolor que lo abrumaba una vez más. Ella debió haber notado su mirada abatida, porque hizo algo que no hubiese esperado que hiciera.

Delante de todos sus colegas y amigos, Yvette puso sus brazos alrededor de él y lo besó. Cuando se apartó para mirarlo, se sintió ahogado y no podía decir lo que quería, así que simplemente dijo—: Gracias —y la abrazó.

Cuando la soltó de sus brazos, él captó la mirada de Wesley fija en ellos. Por una vez, su hermano no estaba con el ceño fruncido. Él simplemente se encogió de hombros como si quisiera expresar que sea lo que sea que pasara, no era algo que él podría cambiar. Tal vez su hermano menor se había dado cuenta finalmente que algunas cosas eran parte el destino, y no tenía que meterse con el destino.

—¿Podemos tener algo de privacidad para Delilah aquí? —pidió Maya e hizo movimientos con los brazos tratando de espantarlos—. Tenemos un bebé por nacer, así que dennos un poco de espacio.

A pesar de que Nina ya se veía mucho mejor después de beber la sangre de su marido vampiro, Amaury la cargó fuera de la habitación—. Puedo caminar, ya sabes —protestó ella.

Amaury simplemente gruñó—. Vamos, Nina. No te vas a salir con la tuya.

Sólo Maya y Samson permanecieron en el dormitorio con Delilah después de que todos los demás bajaron las escaleras y se reunieron en la sala de estar. Una sensación de déjà vu se apoderó de Haven mientras miraba alrededor. Era más o menos lo mismo, y sin embargo tanto había cambiado desde que se habían reunido en la misma habitación, menos de veinticuatro horas antes.

Haven atrajo a Yvette más cerca—. ¿Cómo supo Amaury que su esposa resultó herida? —Él mantuvo su voz baja, sin querer que los demás lo escucharan.

—Ellos han hecho el vínculo de sangre. Pueden comunicarse telepáticamente.

Las palabras susurradas de Yvette, alcanzaron el punto máximo de su curiosidad—. ¿Cómo es eso?

—Así es como es. Una pareja con vínculo de sangre, tiene una conexión muy profunda.

—Pero Nina es humana. —Que un vampiro tuviera poderes especiales, no le sorprendía, pero Samson había dicho claramente que la esposa de Amaury era un ser humano.

—No importa. Una vez que hizo el vínculo de sangre con Amaury, está conectada a él. Siempre será así para ellos. Están más cerca de lo que cualquier otra pareja humana jamás podría estar. —Había deseo en su mirada.

—Pero si es humana, y él es un vampiro, va a envejecer y morir. —Y tendría que ver a su marido quedarse tan joven como ahora, mientras ella se marchitaba. Haven negó con la cabeza. ¿Qué tan bueno podía ser eso? No, una relación entre un humano y un vampiro… o un brujo y un vampiro, para el caso… tenía que estar condenado desde el principio.

Una sonrisa se mostró alrededor de los deliciosos labios de Yvette—. Están vinculados por sangre. Ella no envejecerá mientras él esté vivo. Esa es la belleza de un vínculo de sangre. Él nunca tendrá que convertirla. Ella puede permanecer humana y todavía estar con él.

Haven se quedó boquiabierto cuando volvió a mirar a Amaury, quien tenía ahora a Nina en su regazo, mientras estaba sentado en uno de los sillones, acariciando suavemente su cabellera rubia. Se sorprendió por el gesto tierno de este armatoste de vampiro. Las emociones entre ellos estaban claramente visibles en cada sonrisa y cada acción. Él la amaba, y ella no parecía tener miedo, a pesar del hecho de que Amaury podría ser capaz de aplastarla con una mano.

Mientras miraba a Amaury y a Nina, todo el sistema de creencias de Haven se vino abajo. Ninguna de las cosas que creía saber acerca de los vampiros tenía sentido ya. Lo que había experimentado con Yvette, cómo lo había sanado y había hecho el amor con él, ya le había mostrado destellos de una verdad que no había querido ver. Y Amaury sólo consolidó esas creencias: los vampiros vivían, respiraban, eran criaturas capaces de amar y de ser compasivos, como los seres humanos.

El intestino de Haven se retorció con el recuerdo de los vampiros que había matado. ¿Habría quitado una esposa a su marido, una mujer a un amante, habría robado un hijo a su padre? Y a pesar de que los vampiros reunidos en torno a él sabían lo que había hecho, lo habían dejado vivir. En todo caso, eran mejores que él.

—¿Qué pasa? —susurró Yvette junto a él.

¿Podía sentir su confusión, el sentimiento de culpa que lo inundaba? Haven apretó la mano—. Tenemos que encontrar a Kat… Kimberly.

Las voces en torno a ellos se callaron cuando Gabriel hizo un gesto a todo el mundo para calmarlos—. Hemos cometido errores. Yo soy el primero en admitirlo.

Nadie le contradijo.

—Nuestros métodos tradicionales de hacer frente a una amenaza, no han funcionado en este caso. No podemos luchar contra una bruja con nuestros poderes de costumbre, ella es muy fuerte. Y tenemos que actuar con rapidez. La luna llena es mañana por la noche, y podemos estar seguros de que la bruja hará un intento de robar a los dos, Haven y Wesley, bajo nuestras propias narices para llevar a cabo el ritual. No podemos permitir que eso suceda.

Haven soltó la mano de Yvette y dio un paso adelante—. No estoy de acuerdo.

Varios pares de ojos de golpe miraron en su dirección.

—Ella me quiere a mí y a Wes. Así que le entregaremos lo que quiere.

—¡Fuera de discusión! —Contestó Yvette—. Tú no…

Haven tomó su muñeca y la detuvo—. Sé que tienes miedo por mi seguridad, pero es la única manera de conseguir a Kimberly de regreso. Sólo tienes que confiar en mí. Tengo una idea.

Odiaba mentirle y al resto de ellos, pero sabía que si él sugería lo que pensaba, Yvette sería la primera en llamarlo loco… justo después de que su hermano le golpeara en la cabeza con un objeto pesado.

* * *

—¿Qué idea? —preguntó Yvette, preocupada que lo que sugiriera lo pondría en el camino del peligro. No es que él nunca hubiera salido de ese camino.

Ahora que había admitido ante sí misma que Haven era más importante para ella que ninguna otra persona en su vida, no podía permitir que le pasara nada. Tenía que protegerlo, incluso si eso significaba que lo protegería contra sí mismo y contra sus ideas heroicas.

Una sensación de inquietud se instaló en su nuca cuando Haven finalmente habló—. No estoy seguro si alguno de ustedes sabe lo que hago para ganarme la vida, pero soy muy bueno en ello. Soy un cazador de recompensas. Yo sé cómo descubrir a las personas que no quieren salir de sus agujeros. Todo se trata del anzuelo.

A Yvette no le gustaba una sola palabra de lo que estaba diciendo. «Anzuelo» era sinónimo de «suicidio».

—No tenemos idea de dónde se esconde la bruja, ¿verdad?

Gabriel intentó protestar—. Todavía estamos buscando. Nuestros guardias están afuera, peinando la ciudad en busca de ella. Por desgracia, sin nada con su ADN en él, Francine no será capaz de adivinar su paradero, de lo contrario ya habríamos intentado ese camino.

—Eso es lo que me imaginé. Sabemos que va a tratar de atraparme y también a Wes, antes de la luna llena de mañana. De lo contrario, tendrá que esperar otro mes para tener la oportunidad de realizar el ritual. Puesto que no podemos ir a buscarla, vamos a tratar de controlar lo que podemos. La próxima vez que nos capture, será en nuestros términos.

—Sigue —lo alentó Gabriel.

—Wes y yo volveremos a mi apartamento y esperaremos…

—¡No! ¡Tú no puedes salir de nuestra protección! —Interrumpió Yvette. Si ella y sus colegas no estaban a su alrededor, ¿cómo podrían impedir que los capturaran?

—Tenemos que hacerlo. Porque esta vez, atacará durante las horas del día. De esa forma ella sabrá que no la podrán seguir si no están preparados. Es por eso que tienen que prepararse. Una vez que nos tenga, nos llevará con Kimberly, y ustedes tendrán que seguirnos. Tendrán que mantenerse lo suficientemente lejos para que ella no los sienta, pero lo suficientemente cerca como para intervenir cuando lo necesitemos.

Yvette sabía que lo que estaba sugiriendo era demasiado arriesgado. ¿Qué pasaría si perdían el rastro de ellos, cuando la bruja se los llevara?… Necesitamos una manera de rastrearlos.

Thomas asintió con la cabeza—. Puedo poner un dispositivo de seguimiento GPS en el zapato de cada uno. Es pequeño, ella no será capaz de encontrarlo.

—Bien —aprobó Gabriel—. Ve.

Thomas se levantó y llamó a Eddie—. Eddie, vamos a buscar un par de chips. Te mostraré cómo programarlos. —Entonces miró a Haven y a Wes—. Estaremos de regreso en una hora.

Cuando la puerta se cerró detrás de ellos, Yvette sintió el carácter definitivo de la decisión de Haven. Quería ofrecerse a sí mismo para salvar a Kimberly, ¿pero qué pasaría si algo salía mal?— No fuimos capaces de derrotarla la última vez. ¿Qué te hace pensar que podremos hacerlo esta vez?

Haven tomó su mano y la apretó—. Creo que todos sabemos los poderes que tiene. Estamos preparados. Si vamos a ella con más gente, la podremos debilitar.

Con los ojos, trataba de transmitirle que él estaba cometiendo un error—. Saber lo que ella puede hacer y ser capaz de derrotarla, son dos cosas diferentes.

—Conseguiremos la ayuda de Francine. Parecía lo suficientemente interesada en ayudar la última vez. Puede mantener a Bess a raya con brujería, mientras que una docena de vampiros tratan de debilitarla con sus tradicionales armas. Mientras tanto, algunos de ustedes pueden liberar a Kimberly, a Wes y a mí —sugirió Haven.

Gabriel dio a Yvette una confiada sonrisa a medias—. Y esta vez duplicaremos el número de vampiros que luche contra ella. —Miró a Zane—. Elabora una lista de nuestros mejores hombres y prepáralos.

El llanto de un bebé interrumpió las órdenes de Gabriel. Levantó la cabeza. Un momento después, sonrió—. Maya sólo quiere que les diga que Delilah dio a luz a una niña saludable.

* * *

Después de felicitar a Delilah y a Samson por su hermoso bebé, Yvette cerró la puerta de la habitación principal y se dirigió a las escaleras, dejando al resto de sus colegas con el recién nacido.

—Yvette.

La voz de Haven detrás de ella, la hizo girar. Sin decir una palabra, la jaló a la habitación de huéspedes y cerró la puerta detrás de ellos.

—Yo sé que no estás feliz con mi plan, pero necesito que confíes en mí. Todo va a estar bien.

Yvette se apartó de sus brazos—. Es un suicidio. —¿Acaso no tenía algún sentido de auto conservación?

Haven le tomó los hombros y la atrajo—. No es así. ¿No dijiste tú misma que tus amigos eran los mejores guardaespaldas, que eran los mejores luchadores?

—Así que ahora estás usando mis palabras contra mí. Imagínate.

Puso su dedo bajo su barbilla y levantó su cara para que tuviera que mirarlo, frente a sus ojos penetrantes—. Bebé, no tengo ningún interés en poner mi vida en peligro, pero no puedo perder a Katie de nuevo. Ella es mi familia. Tú lo entiendes, ¿no?

Por supuesto, su familia era lo primero. Yvette no era de la familia, tal vez ni siquiera alguien que realmente le importara. ¿O lo era?— Así que todo lo que dijiste antes, no lo decías en serio.

—Yo quise decir cada palabra que pronuncié. —Él la apretó contra su pecho.

Ella no pudo resistirse a inhalar su aroma y perderse en él.

—Cuando esto termine, tú y yo, tenemos una cita —le susurró al oído.

—Lo dijiste una vez antes.

—Y he cumplido mi promesa. Tuvimos una cita. Sólo que la próxima vez, será más larga.

Ella levantó la cabeza para mirarlo, aumentando sus esperanzas con ello.

—Mucho, mucho más tiempo. Y esa es una promesa que pretendo cumplir —añadió antes de tomar sus labios y besarla como si se estuviera muriendo de hambre. Ella le devolvió el beso, aferrándose a él con la esperanza de que nunca fuese a terminar.