Capítulo Seis

—¡Eres un idiota, debiste haberla matado de inmediato! —Siseó Bess, su boca se distorsionaba en una fea mueca.

Haven estaba de regreso en su sala de estar improvisada, de nuevo entre los olores desagradables y las visiones de su brujería.

—¿Frente a la muchacha? —preguntó, sabiendo que era una excusa débil. Pero él no podía admitirle que había tenido escrúpulos, a la hora de tomar la vida de Yvette. Si no la hubiera conocido y hablado con ella en la fiesta, él nunca hubiera desarrollado una conciencia al respecto. ¿Y ahora? Maldita sea, ¿cómo iba a matarla?

—Ella lo superará. Hazlo ahora, mientras todavía está fuera de combate.

Haven negó con la cabeza, su mente frenéticamente luchó por otra excusa—. No sabemos qué va a suceder. Su mano aún está unida a la muchacha. ¿Qué pasa si afecta a Kimberly? ¿Y si ella se lesiona o muere? Estoy asumiendo que quieres a la muchacha con vida…

—Mm. —La cara de la bruja se distorsionó, frunció el ceño sobre la base de la frente. Bueno, lo estaba contemplando. Tan descabellado como su declaración era, tal vez Bess era demasiado supersticiosa para tomar algún riesgo. Él seguramente no quería más sangre en las manos, de lo que ya tenía. Ni siquiera la sangre de un vampiro. Ya era bastante malo haberle entregado a ambas a la bruja. Una vez que tuviera a su hermano, los dos podrían encontrar la manera de liberar a la muchacha inocente antes de que la bruja pudiera lastimarla. ¿En cuanto a Yvette? No tenía idea de qué hacer con ella. Ni siquiera debería gastar un solo pensamiento en ella.

—Bien. —Ella finalmente aceptó.

Haven dejó escapar un suspiro de alivio. Un obstáculo había sido dejado atrás. Ahora al siguiente—. Bueno, así que tienes todo lo que querías.

—Ciertamente.

—Ahora, regrésame a mi hermano, y nos saldremos de tu camino.

Y regresaremos tan pronto como podamos encontrar la manera de arrebatarte a Kimberly de tus malvadas garras.

Ella le dio una sonrisa—. Como dijiste, ahora tengo todo lo que quiero.

Su discurso lo hizo poner atención. Algo no estaba bien. La sospecha hizo que los bellos en sus brazos se pararan en alerta.

—Kimberly, tu hermano, y tú. Los tres.

Haven tragó saliva, no le gustaba hacia dónde la conversación se dirigía—. Me diste tu palabra.

—Mentí.

Dio un paso hacia ella, dispuesto a estrangularla. Con su mano levantada, empujó un escudo invisible hacia él, manteniéndolo en su lugar. ¡Dios, cómo odiaba las brujas! Por lo menos con un vampiro podía pelear en un combate cuerpo a cuerpo. No había planeado en luchar contra ella esta vez. Todo lo que había imaginado era tratar de sacar a su hermano, y luego volver con toda su fuerza como un equipo. Uno de ellos la distraería mientras el otro atacaba. Por su cuenta, él sabía que no tenía ninguna posibilidad. Él era impotente frente a su magia… siendo el hijo de una bruja, él sabía exactamente lo impotente que era.

—¡Devuélveme a mi hermano y déjanos ir!

—Lo siento, no puedo hacer eso. Necesito a los tres.

Odiaba ser superado—. ¡Maldita perra!

Ella hizo un movimiento de la mano desdeñosa—. Puedes llamarme como quieras. Realmente no me importa lo que pienses.

—¿Qué quieres con nosotros? —Tal vez si podía averiguar lo que estaba pasando, él podría encontrar una manera de escapar y sacar a su hermano con vida.

—Ahora eso sería compartir, ¿no? No estoy de humor para compartir hoy. Pero estoy agradecida… por eso voy a dejarte mantener tu estaca cuando te encierre con el vampiro.

¡Doble mierda!

Tan pronto como Yvette se despierte, ella lo atacaría. Y entonces él no tendría más remedio que matarla después de todo.

—¡No puedes hacer eso!

—¿En serio? Mírame.

—Escucha, la perra me va a matar. —De eso estaba seguro. Luego se atrevió a adivinar—. Y me imagino que quieres que yo viva. —Así lo esperaba, de lo contrario, ¿no lo hubiera matado ya?

—Es cierto, pero como un gran cazador de recompensas y de vampiros, cuento con tu ingenio. Deberás de matar al vampiro antes de que ella te mate a ti.

¡Bruja manipuladora!

Eso es lo que estaba haciendo, conseguir que él hiciera el trabajo sucio por ella. Al encerrarlo con Yvette, estaba obligándolo a matar a la perra vampiro para salvar su propio pellejo, antes de que ella lo mordiera. Ahora la odiaba aún más.

—He hecho todo lo que pediste.

—Lo siento. ¿Querías una nota de agradecimiento? Aquí tienes. Gracias. —Luego empujó más poder en su contra, presionándolo contra la pared detrás—. Es hora de unirte a tus amigos.

Menos de un minuto más tarde, ella lo había forzado a una habitación grande, con pocos muebles. Tres catres se alineaban a lo largo de una de las paredes, algunas almohadas y mantas esparcidas, un pequeño refrigerador y una mesa con unas sillas en la otra esquina. Una puerta abierta en la esquina opuesta, mostraba un baño rudimentario y un pequeño lavabo.

Kimberly yacía en una cama e Yvette en la siguiente junto a ella, su mano todavía sujetaba la muñeca de Kimberly. Ella todavía estaba inconsciente. Kimberly estaba acurrucada como una pelota, llorando. Él buscó en el resto de la habitación.

—¿Dónde está Wesley? —gritó.

—Lo verás cuando haya terminado con él —contestó Bess desde el otro lado de la puerta ya cerrada.

Kimberly se levantó de su posición y se apretó contra la pared detrás de ella—. ¡Tú!

Se encogió de hombros—. Bueno, cariño, parece que estamos todos en el mismo barco ahora. —Y él había sido el que los había entregado a todos en las manos de la bruja. Lo que significaba que él era el responsable de sacarlos.

—¡Hijo de puta! Me secuestraste. ¡Fuera! No quiero verte aquí. ¡Déjame en paz! —Kimberly lanzó su cabeza en la dirección de Yvette, su mirada cansada.

—No puedo hacer eso. Estoy encarcelado como tú.

—¡Eso es un truco! ¿Qué quieres? ¿Dinero?

Hizo caso omiso de su pregunta—. Oye, tenemos que trabajar juntos ahora para salir de aquí.

Kimberly negó con la cabeza—. ¿Por qué debería confiar en ti? Me trajiste aquí, en primer lugar. Nos atacaste, y noqueaste a mi guardaespaldas.

—Tu guardaespaldas es un vampiro.

Echó un vistazo a Yvette, una vez más—. Sí, ya dijiste eso en el coche. Te escuché. No hay necesidad de tratar de confundirme. No soy una rubia tonta, ya sabes. Ni siquiera soy una rubia. Los vampiros no existen, no sé a lo que estás jugando. Quiero irme a casa ahora.

Haven suspiró. Tendría mucho trabajo que hacer—. Todos queremos ir a casa. Pero eso no va a ocurrir ahora. Por lo tanto, escúchame, esto es lo que pasa…

* * *

Zane utilizó su llave de la casa de Gabriel cuando nadie respondió a sus golpes. Al parecer, el timbre de la puerta aún no se había reparado. Pisoteó en el vestíbulo y esperó a ver si escuchaba voces. La casa estaba en silencio excepto por las voces apagadas procedentes del sótano, donde Maya había establecido su práctica médica hace unos meses.

Odiaba entrometerse, pero lo que tenía que informar era urgente.

Él se escabulló por las escaleras con el mismo sigilo de siempre. Se había convertido en un hábito que incluso ahora, cuando él estaba de visita en casa de su jefe, se acercaba en silencio como si se estuviera aproximando a una presa. Era extraño cómo algunos hábitos estaban tan arraigados en su psique, que incluso conscientemente no podía deshacerse de ellos. Sabía que asustaba a sus colegas con ello. Pero bueno, todo el mundo tenía una reputación que mantener.

Zane escuchó las voces claramente. Venían de la sala de examen de Maya.

—No, este es el pie, y ese es el cordón umbilical —explicó Maya.

¡Genial! Eso significaba que Delilah y Samson estaban aquí para la ecografía de Delilah. Tenía que haberlo adivinado. Delilah estaba embarazada de siete meses, y cuando la había visto la semana pasada, parecía que estaba a punto de dar a luz al bebé ahí mismo—. Ella se ve grande —comentó Samson.

—Lo está. Entonces, por favor díganme, ¿cómo saben que es una niña? No recuerdo que alguna vez les dijera el sexo —dijo Maya.

La sonrisa en la voz de Delilah se hizo evidente cuando ella le respondió—. Ella me habla. Creo que tiene un don.

—¿Telepatía? —preguntó Maya.

—Yo creo que sí.

—¡Felicitaciones! Eso va a hacer un montón de cosas más fáciles para ustedes. Todas las madres te envidiarían por comprender a tu hijo, incluso cuando aún no pueden hablar. Supongo que ella aún no te ha dicho cuándo estará lista, ¿verdad? Creo que podrías dar a luz antes que un embarazo humano. Todas las señales muestran eso.

—Menos mal —respondió Delilah.

—Sé que es duro para ti. —La voz de Samson era reconfortante, y Zane sacudió la cabeza. No podía entender cómo todos esos vampiros malos se convertían en conchas, una vez que se unían. ¡Qué disparate! Seguro que esto no iba a pasar con él.

—No estoy preocupado por mí. Estoy preocupado por ti. Apenas te alimentas de mí últimamente.

Delilah tenía un punto. Samson se estaba viendo un poco peor por el desgaste de esos días, y Zane había sospechado que había reducido su consumo de sangre. Como un vampiro vinculado con un ser humano, sólo podía beber de su compañero, y parecía que quería ser consciente del embarazo de Delilah. Era diferente para los vampiros vinculados con otros vampiros, como era el caso de Maya y Gabriel. Si bien pueden alimentarse mutuamente, uno de los cónyuges tenía que seguir alimentándose de sangre humana con el fin de mantener la fuerza de la pareja.

—Estoy bien, dulzura.

Antes de que él lanzara todo esa basura acaramelada, Zane llamó a la puerta y entró.

—Perdón por molestar.

Samson al instante cubrió el vientre desnudo de Delilah con una manta y se levantó para bloquear la visión de Zane de su esposa—. Es mejor que tengas una buena razón para irrumpir aquí.

Los vampiros y sus sentimientos posesivos sobre sus compañeros… Dios, cómo odiaba eso—. La tengo. ¿Dónde está Gabriel?

—En una reunión con el alcalde —respondió Maya mientras apagaba la máquina de ultrasonido y escondía sus instrumentos.

—Llámalo. Tenemos una situación.

—¿Qué ocurre? —Samson estaba ahora atento, y a pesar de su aspecto cansado, había determinación en sus ojos color avellana.

—Yvette no se reportó.

—¿Y qué hay de su localizador?

—No hay respuesta.

—¿Su celular?

—Va directamente al buzón de voz.

—Has que Thomas vea si puede activar el chip GPS en su celular de forma remota.

Zane no era un novato, ya había llamado Thomas en su camino hacia ahí—. Él ya está trabajando en ello.

—Bien.

—Su cliente no se presentó en su hotel tampoco.

—Por lo menos, probablemente significa que todavía están juntas. —Samson pasó la mano por el cabello grueso y oscuro. Por un momento, Zane estaba distraído. Echaba de menos tener pelo y ser capaz de acariciarlo. Cuando él era un ser humano, había quedado calvo por los experimentos que habían llevado a cabo en él, y puesto que su cabello aún no había crecido de nuevo cuando lo habían convertido en un vampiro, estaba atrapado para siempre con una cabeza como Yul Brunner. Sí, la vida apestaba de esa manera.

—La limusina que se suponía que debía recogerlas después de la fiesta, también ha desaparecido.

—¿Crees que el conductor podría haberlas secuestrado?

—Yo no eliminaría esa posibilidad.

—Vamos a ver si podemos rastrear la limusina. Averigua si estaba equipado con un sistema Lo-Jack y podremos seguirla de esa manera. Si no, haz que los muchachos revisen la ciudad para encontrarla —sugirió Samson—. Voy a hablar con Gabriel y haré que monte una operación de búsqueda. No es propio de Yvette el no responder. Algo huele mal.

—Estoy de acuerdo.

Por mucho que Zane no pudiera soportar a la perra irritable, Yvette era parte de su familia, la única familia que tenía. Y él movería cielo y tierra para mantener a su familia unida. Él no iba a perder a esta también. Había tenido que ver morir a su familia en primer lugar bajo circunstancias terribles. La herida había sido muy profunda, el dolor todavía se sentía, incluso después de más de sesenta y cinco años—. Voy a ver su casa mientras tanto.