Aphrodite
Aphrodite no dejó que Darius la alejara en brazos de la sala del Consejo como él pretendía. No podía dejar a Zoey a solas en medio del caldero de líquido putrefacto que Neferet removía sin que nadie, excepto un guerrero completamente destrozado y una pandilla de lerdos semihistéricos, se interpusiera entre ella y la locura total.
—Sí, creo que es importante mantener el cuerpo de Érebo bajo estrecha vigilancia mientras su espíritu está ausente. Quizás sea solo un estado temporal en el que ha caído como respuesta al ataque de Zoey —le estaba diciendo Neferet al Alto Consejo.
—¿Al ataque de Zoey? ¿De verdad que acabas de decir tal cosa? —Stark con los ojos hinchados y las mejillas hundidas, parecía estar a punto de explotar.
—Vete junto a Stark e intenta ayudarlo a que domine su temperamento —le susurró Aphrodite a su guerrero. Lo vio vacilar y le dijo—: Estoy bien. Me voy a sentar aquí a escuchar y a aprender… como si estuviese en una de esas fiestas que monta mi madre y que acaban en desastre.
Darius asintió. Se movió rápidamente hasta colocarse al lado de Stark y le puso una mano sobre el hombro. Aphrodite pensó que era buena señal que Stark no la apartase de un manotazo pero aun así, el chico flecha estaba hecho un asco. Se preguntó qué le pasaría a un guerrero si su sacerdotisa moría y después se estremeció con la terrible premonición de lo que podría ocurrir.
—Zoey atacó a Érebo. Su cuerpo sin espíritu es prueba de ello —dijo Neferet, con la satisfacción tiñendo su voz.
—Zoey estaba intentando impedir que el inmortal matase a su consorte —dijo Darius antes de que Stark pudiese gritar su réplica.
—Ah, ese es el quid de la cuestión, ¿verdad?
Neferet le sonrió aterciopeladamente a Darius, haciendo que Aphrodite quisiera arrancarle los ojos con las uñas.
—¿Por qué sintió mi consorte la necesidad de dañar al de Zoey, a Heath? Lo único que podemos saber con seguridad sobre eso fue lo que el propio Érebo dijo antes de que su espíritu fuese separado de su cuerpo. Sus últimas palabras fueron «Estaba protegiendo a mi Diosa». Así que lo sucedió entre Zoey, Heath y Érebo seguramente es mucho más complicado de lo que puede parecerle a un joven y consternado testigo.
—¡No fue un combate en defensa de Nyx! ¡Kalona mató a Heath! Probablemente porque estaba celoso de lo mucho que Zoey lo amaba —dijo Stark, con pinta de no querer hacer otra cosa que envolver la blanca garganta de Neferet con sus manos y apretar.
—¿Y cómo te sentías tú por el amor que Zoey compartía con Heath? El vínculo de un guerrero es algo íntimo, ¿no? Tú estabas con ellos cuando se le rompió el alma. ¿Cuál es tu parte de culpa, guerrero? —inquirió Neferet.
Darius evitó que Stark se lanzase contra Neferet y Duantia habló rápidamente en medio de la tensión, que iba en aumento.
—Neferet, creo que todos estamos de acuerdo en que hay muchas preguntas sin respuesta sobre la tragedia que ha sucedido en esta isla hoy. Stark, también entendemos la pasión y la rabia que sientes por la pérdida de tu sacerdotisa. Es un duro golpe para un guerrero que…
Las sabias palabras de Duantia se vieron interrumpidas por el sonido de la impresionante voz de Aretha Franklin interpretando el estribillo de Respect desde un pequeño bolsito de marca que Aphrodite llevaba colgado al hombro.
—Ups, mmm, lo siento. —Aphrodite abrió la cremallera de su bolso y rebuscó frenéticamente en él tratando de encontrar su iPhone—. Pensé que tenía el sonido apagado. No sé quién puede ser…
Su voz se cortó cuando vio que quien llamaba era Stevie Rae. Casi aprieta el botón de «ignorar», pero un presentimiento la golpeó, de forma clara y contundente. Necesitaba hablar con Stevie Rae.
—Eh, lo siento de nuevo, pero es necesario que conteste.
Aphrodite subió corriendo las escaleras y salió de la sala, sintiéndose demasiado expuesta mientras todo el mundo la miraba como si acabase de abofetear a un bebé o ahogar a un maldito cachorro.
—Stevie Rae —susurró rápidamente—, sé que seguramente ya sepas lo que le ha pasado a Z y estés conmocionada, pero este no es para nada un buen momento.
—¿Puedes sentir espíritus y cosas así del Otro Mundo? —le preguntó Stevie Rae sin ni siquiera un «Eh, ¿qué tal?» introductorio.
Algo en su tono de voz hizo que Aphrodite se replantease la típica respuesta sarcástica que tenía preparada.
—Sí, empiezo a hacerlo. Parece ser que estoy conectada con el Otro Mundo desde que tengo visiones… Únicamente que no me había dado cuenta hasta hoy.
—¿Dónde está el cuerpo de Kalona?
Aphrodite se agazapó en un rincón del vestíbulo. No había nadie a su alrededor pero siguió hablando en voz baja.
—Aquí abajo, delante del Alto Consejo, en la sala.
—¿Está Neferet ahí también?
—Por supuesto.
—¿Y Zoey?
—Ella también está aquí. Bueno, su cuerpo. Z se ha ido por completo. Stark está totalmente destrozado por lo que ha pasado y Neferet le está tocando las narices de tal manera que casi no puede pensar. Darius está salvándole el culo impidiendo que le arranque la piel a tiras con las manos. La panda de lerdos está histérica.
—Pero tú sigues con la cabeza fría.
Stevie Rae no lo dijo como una pregunta, pero Aphrodite le contestó, de todas maneras.
—Alguien tiene que hacerlo.
—Bien. Vale, creo que he conseguido averiguar algo sobre Kalona. Si tengo razón, Neferet está sumida hasta los codos en la maldad, tanto que ha conseguido atrapar el cuerpo de Kalona para obligar a su espíritu a obedecerla si quiere regresar.
—¿Y eso es una sorpresa para alguien?
—Apuesto a que sí para la mayoría del Alto Consejo. Neferet encuentra siempre la manera de poner a todo el mundo de su parte.
Aphrodite bufó.
—En mi opinión la mayoría no tiene ni idea de cómo es ella en realidad.
—Eso creo yo. Así que posicionarnos contra Neferet ahí, al descubierto, va a ser más difícil que cuando estaba aquí.
—Eso es un buen resumen. Entonces, ¿qué pasa con Kalona?
—Necesitas observar su cuerpo usando esos supersentidos de Spiderman tuyos.
—Eres una imbécil. Spiderman no existe. Es un personaje inventado que aparece en una mierda de cómic —se molestó Aphrodite.
—Se llaman novelas gráficas, no cómics… no seas tan tocapelotas. No tengo tiempo para ponerme a discutir contigo sobre los beneficios que las novelas gráficas producen en la imaginación de la gente —dijo Stevie Rae.
—Oh, por favor, blanco y en botella. Los dibujitos con bocadillos llenos de palabras se llaman cómics. Y los estúpidos cómics son para gente idiota y antisocial que no se baña. Fin de la discusión.
—¡Aphrodite! ¡Concéntrate! Regresa a la sala y revisa el cuerpo de Kalona con tus sentidos espirituales del Otro Mundo. Busca cualquier tipo de cosas extrañas que nadie más pueda ver. Como, no sé…
—¿Una desagradable y pegajosa tela de araña hecha de oscuridad envolviéndole, como si fuesen unas extrañas cadenas? —propuso Aphrodite.
—No me tomes el pelo. Esto es muy importante —dijo Stevie Rae con voz seria.
—No te estoy tomando el pelo. Te estoy diciendo lo que ya he visto. Su cuerpo está completamente cubierto por unos hilos oscuros de una cosa asquerosa que parece ser que nadie excepto moi puede ver.
—¡Es Neferet! —La voz de Stevie Rae sonó tensa por la emoción—. Ha accedido a algo que se llama Oscuridad… que es algo malvado y va con «o» mayúscula. Por eso está usando el poder de las tsi sgili. Así fue como consiguió atrapar a Kalona justo después de que Zoey hiriera su alma… que era el único momento en que su cuerpo estaba lo suficientemente débil como para ser vulnerable.
—¿Y cómo sabes eso?
—Así es como los cheroquis lo atraparon la última vez —dijo Stevie Rae, evitando la pregunta usando la única parte de la verdad que le podría contar nunca a nadie—. A-ya llenó su espíritu de emociones que no estaba acostumbrado a sentir y las ancianas usaron su debilidad para atraparlo.
—Eso tiene sentido. Así que Neferet lo tiene en su poder, atado y sin alma. ¿Por qué? Es su superasquerosa amante. ¿Por qué no iba a querer que estuviese aquí, con ella? Los dos podrían haber huido juntos y librarse de que los pillaran por la muerte de Heath.
—Sí, excepto por dos cosas: Neferet habría parecido culpable y eso habría obligado al Alto Consejo a actuar contra ella y tampoco habría estado segura al cien por cien de que Zoey desapareciera del todo.
—¿Qué demonios? El Consejo dice que le queda una semana, pero que después se morirá.
—No es verdad. Si su alma vuelve a su cuerpo, Z no morirá. Neferet lo sabe y por eso…
—Por eso ha atrapado el cuerpo de Kalona y le ha ordenado que siga a Z al Otro Mundo y se asegure de que no retorna a su cuerpo —acabó Aphrodite por ella—. ¡Eso tiene sentido, maldita sea! Pero no me cuadra. Kalona está totalmente obsesionado con Z. No creo que desee su muerte.
—Ya, pero ¿y si la única manera de que pueda volver a su cuerpo es matando a Zoey?
La voz de Aphrodite se endureció.
—Entonces la matará. Stevie Rae, ¿qué demonios vamos a hacer?
—Tenemos que encontrar la manera de proteger a Z y de ayudarla a volver a su cuerpo y no, no tengo ni idea de cómo vamos a hacerlo. —Dudó y cruzó los dedos detrás de la espalda por la medio mentira que iba a decir—. Hoy la tierra me ayudó a averiguar unas cosas muy raras sobre Kalona. Parece ser que solía ser el guerrero de Nyx. Vamos, que solía ser de los buenos. Entonces algo sucedió en el Otro Mundo y la Diosa lo desterró y así fue como cayó a la tierra.
—Lo que significa que conoce el Otro Mundo mucho mejor que ninguno de nosotros —dijo Aphrodite con tristeza.
—Sí. ¡Maldita sea! Lo que necesitamos es un guerrero en el Otro Mundo que pueda enfrentarse a Kalona y hacer que Zoey vuelva a su cuerpo.
A Aphrodite se le encendió la bombilla al escuchar las palabras de Stevie Rae.
—Pero ella ya tiene un guerrero.
—Stark está en este mundo. No en el Otro Mundo.
—Pero un guerrero y su sacerdotisa están conectados por un vínculo de espíritu a través de un juramento y su dedicación. ¡Eso lo sé! Es lo que yo tengo con Darius. —La voz de Aphrodite mostraba una emoción cada vez mayor mientras razonaba—. Y no puedes decirme que mi guerrero no me seguiría directamente a la boca del infierno para protegerme. Lo único que necesitamos es llevar el alma de Stark al Otro Mundo para que pueda proteger a Z allí, igual que lo hace aquí.
Y puede que eso lo salve a él también, añadió en silencio para sí misma.
—No lo sé, Aphrodite. Stark debe de estar bastante destrozado después de haber perdido a Zoey…
—Por eso mismo. Tiene que salvarse a sí mismo salvándola a ella.
—Pero eso no va a funcionar. Acabo de recordar algo del Manual del iniciado, la historia de una alta sacerdotisa y su guerrero, quien murió cuando el alma de su protegida se rompió y quiso seguirla hacia el Otro Mundo.
—Por favor, idiota. Está en el Manual para meter el miedo en las cabecitas de los retardados de tercer año como tú y hacer así que las jóvenes buenorras iniciadas se mantengan alejadas de los guerreros Hijos de Érebo. Esa estúpida historia la escribió probablemente una alta sacerdotisa arpía y amargada que no había practicado sexo desde hacía, digamos, un centenar de años. Literalmente. Stark necesita seguir a Zoey al Otro Mundo, darle una patada en el culo al espíritu de Kalona y traerla de vuelta aquí.
—Tiene que ser más complicado que eso.
—Probablemente, pero da igual. Encontraremos la manera.
—¿Cómo?
Aphrodite hizo una pausa, pensando en Tánatos, en sus oscuros e inteligentes ojos.
—Quizás conozca a alguien que al menos pueda indicamos la dirección correcta.
—No dejes que Neferet sepa que vas tras ella —la advirtió Stevie Rae.
—No soy estúpida, estúpida —dijo Aphrodite—. Deja todo esto en mis manos extremadamente capaces y de manicura perfecta. Te llamaré más tarde para informarte. ¡Adiós!
Pulsó el botón de «colgar» antes de que Stevie Rae pudiese molestarla más. Después, sonriendo astutamente, se dirigió de nuevo a la sala del Consejo.