Todavía estaba oscuro afuera cuando Oliver se presentó a relevarlo. Se veía cansado, y Zane se sintió obligado a tranquilizarlo.
—Ella no te dará ningún problema hoy.
Oliver levantó una ceja de duda—. Seguro. —Se encogió para quitarse la chaqueta, adentrándose en la sala de estar—. Juro que esa muchacha es más difícil de cuidar que a un habitual criminal.
Zane casi tuvo ganas de sonreír… casi, pero por supuesto, no lo hizo. Nunca sonreía—. Yo sé lo que quieres decir. —¡Vaya que sí!—. Hablé con ella sobre el truco que te hizo ayer. Confía en mí, no lo volverá a hacer.
—¿Y cómo lo sabes? En el momento que te des la vuelta, ella usará el control de la mente sobre mí de nuevo y escapará.
—No lo hará. Ella sabe cuáles son las consecuencias.
—¿Con qué le amenazaste? ¿Con tortura?
—Algo por el estilo. —Desgraciadamente, si de verdad cumplía en dejar esta misión si le daba más problemas, sería más una tortura para él que para ella.
—Te lo digo, es una mierda que ella sea parte vampiro, y yo no. Me pone en una gran desventaja.
Esta no era la primera vez que Oliver había elogiado las ventajas que un vampiro tenía sobre un ser humano. Zane siempre se preguntaba si algún día el muchacho le pediría permiso a Samson para ser transformado. Pero ¿realmente Oliver sabía lo que estaba pidiendo?
—Ser un vampiro no es tan bueno como parece.
—¿De qué manera? —Oliver disparó de nuevo.
—Para empezar, no hay más días en la playa —respondió Zane alegremente. Por un momento se preguntó si realmente extrañaba el sol. Había estado viviendo en la oscuridad durante tanto tiempo que apenas podía recordar lo que era disfrutar de los rayos del sol sobre su piel. Además, la oscuridad convenía a su estado de ánimo. Sobre todo en este momento.
—Como si hubiera algún clima para playa en San Francisco. Todo el verano está nublado, y cuando tenemos los obligatorios tres días de clima de playa caliente, ocurre en un miércoles por la tarde cuando todo el mundo tiene que trabajar.
Había algo de verdad en la declaración de Oliver—. Sí, el clima es un poco temperamental aquí. Por supuesto, siempre puedes reportarte enfermo.
Oliver frunció el ceño. No, el muchacho no descuidaría sus deberes. Su pérdida.
—Así que, si eso es lo único que voy a dejar por convertirme en vampiro, no es una decisión difícil de tomar.
Zane sacudió la cabeza—. La transformación es dolorosa.
—No soy un cobarde.
—Nadie está diciendo que lo eres.
—Para ganar inmortalidad y todos esos increíbles poderes, no me importaría pasar por un poco de dolor.
—Con todos los poderes viene vulnerabilidad. Además, una larga vida puede ser muy solitaria. —Al igual que Zane. Solo y consumido por el odio.
—Yo no me preocuparía por eso. —Mostró su sonrisa encantadora—. Imagínate, podré tener todas las chicas que quiera.
—Seguro. —Como si eso tuviera algo que ver con ser un vampiro.
Zane consultó su reloj—. Mejor me voy.
—Nos vemos esta noche.
Zane se dirigió a su Hummer y se fue a casa de Samson en Nob Hill. Dado que era mucho antes de la salida del sol, las calles estaban casi desiertas. Él lo prefería así.
Llegó al frente del garaje de Samson y estacionó el coche. Las luces resplandecían en la mansión victoriana. Sabía que incluso Delilah se había adaptado a sus hábitos de estar despierta durante la noche y dormir durante el día para que ella y Samson pudieran vivir una vida casi normal. Bueno, tan normal como vivir con un vampiro pudiera ser.
Samson le abrió la puerta y lo hizo pasar al interior.
—¿Querías verme?
Zane asintió con la cabeza.
—Vamos a mi oficina.
Zane siguió a Samson y practicaba en su cabeza de qué forma iniciaría la conversación. Desafortunadamente, no era diplomático, y no había realmente ninguna manera fácil de hablar de lo que tenía que decir.
Cuando cerró la puerta detrás de él, Samson se volvió hacia él, apoyando su trasero en el enorme escritorio de caoba.
—Entonces, ¿qué pasa?
Zane movió los pies y trató de adoptar una postura casual, pero no pudo—. Se trata de mi trabajo.
Samson levantó la mano—. Alto ahí. Hemos pasado por esto. Hemos decidido que tendrías un trabajo de baja tensión, de bajo riesgo por un tiempo, hasta que las cosas hayan pasado y que podamos estar seguros…
—Eso no es de lo que se trata. No deberíamos haber aceptado el trabajo.
Samson le dirigió una mirada atónita—. ¿Qué? Escucha, Zane, sólo porque no estés interesado en este trabajo, no…
Zane interrumpió una vez más—. No deberíamos haberlo tomado, porque lo que le estamos haciendo a esta joven no es correcto.
Samson entrecerró los ojos—. ¿Estás cuestionando la decisión mía y la de Gabriel?
Zane amplió su postura—. Sí, lo estoy.
—Explícate.
—¿Tienes alguna idea de lo que su padre nos está pidiendo que hagamos?
Samson apretó la mandíbula—. Si necesitas alguna aclaración más allá de lo que está en el archivo de información, estoy más que feliz de explicártelo otra vez: ella es una volátil jovencita la cual está en duelo por su madre y está portándose mal. Estamos allí para asegurarnos de que no se lastime.
—¡Mentiras! —Escupió Zane—. Eso es lo que su padre está tratando de hacernos creer. Es una mentira.
Samson se apartó de la mesa y cuadró su postura—. Es mejor que tengas algo para respaldar esa acusación.
—El padre de Portia está tratando de mantenerla alejada de cualquier hombre con el que ella pueda tener la oportunidad de perder su virginidad antes de su vigésimo primer cumpleaños.
—Sé real.
Zane prácticamente podía ver lo que pasaba por la cabeza de Samson. Al ser él mismo padre de una hija híbrida, sabía lo que eso significaba. Y por el ceño fruncido, Zane entendía que Samson nunca impondría esta suerte a su propia hija. Él se aseguraría de que perdiera su virginidad antes de que su cuerpo llegara a su forma final, aunque tuviera que alinear los candidatos potenciales él mismo.
—Nadie le haría eso a su propia hija. —La voz de Samson era firme mientras corría su mano por su cabellera negra azabache.
—Lo está haciendo.
—¿Y cómo lo sabes? —La impaciencia se trepó en los ojos color avellana de Samson.
—Ella me lo dijo. —Las circunstancias en que se había enterado, sin embargo, no eran asunto de Samson. Demonios, no era asunto de nadie más que de Portia y de él.
—¿Así nada más?
—La agarré tratando de escapar, por lo que me lo dijo. —Bueno, eso estaba lo suficientemente cerca de la verdad. Que la había besado por primera vez esa noche no importaba. La verdad seguía siendo la verdad.
—Interesante —reflexionó Samson—. ¿Y el hecho de que ella esté tratando de manipularte con esa triste historia, no se te ha cruzado por tu mente?
Por supuesto, Portia lo estaba manipulando, pero no de la manera que Samson sospechaba. Estaba tratando de hacer que se acostara con ella. Y mierda, si no quería eso—. No me manipula.
—Creo que te está engañando.
Zane maldijo—. ¡Nadie me está engañando! ¿No ves lo que están tratando de hacer con ella? Tendrá veintiún años en cinco semanas, y todavía será virgen. ¿De verdad quieres eso en tu conciencia?
—Yo he descubierto un montón de cosas de ti, Zane, pero ingenuo no era una de ellas. Tienes mucho que aprender acerca de las mujeres jóvenes. Es prácticamente una adolescente. Hará cualquier cosa para escaparse de las reglas de su padre. Ella mentirá, inventará historias para obtener tu lástima. Demonios, es por eso que te he elegido para este trabajo: porque no te ablandas cuando alguien te cuenta una historia triste.
—No es una historia triste. Su padre la está condenando a una vida como una virgen. ¿Tienes alguna idea de lo que eso significa para ella?
—No me des un sermón sobre ese tema. Yo sé lo que significa. Y sé que no hay padre en su sano juicio que querría eso para su hija. Él la ama. Todo lo que está tratando de hacer es protegerla de sí misma.
—¡Eso es mentira!
Samson resopló—. Está bien. ¿Quieres saber cómo sé que ella te está mintiendo? —Rodeó su escritorio y abrió un cajón. Un momento después, un archivo de manila cayó encima de la mesa.
—Ábrelo, busca en la página tres.
Vacilante, Zane dio un paso y llegó a la carpeta. Poco a poco la abrió y se volvió a la página tres. Echó un vistazo hacia las notas. A medio camino, sus ojos se detuvieron.
Una de sus mentiras favoritas es afirmar que es virgen y que su padre está tratando de evitar que pierda su virginidad, leyó.
—No… —Zane sacudió la cabeza. ¿Le había mentido? ¿Habría hecho todo para que pudiera ganarse su simpatía e incitarlo a dormir con ella? ¿Era ella una especie de ninfómana que no podía mantener sus manos lejos de los hombres a su alrededor?
No, no lo podía creer. Al principio, su beso había sido tan inocente. Sus reacciones le fueron honestas.
—¿Me crees ahora? —preguntó Samson.
El hecho de que estuviera escrito con puntos y comas, no quería decir que tenía que ser verdad. Pero él no contradijo más a Samson. Samson estaba equivocado; todos estaban equivocados acerca de Portia. Él la conocía mejor. La había visto llorar cuando le había contado sobre su destino. Había mirado profundamente en ella y entendía que no estaba fingiendo, no había mentira en sus palabras.
—Ella no me mentiría.
Luego giró y salió de la oficina de Samson, haciendo caso omiso de la voz de su jefe llamándolo.
***
Samson lanzó una mirada al reloj de su mesita de noche. Todavía era media tarde.
—Yo sé que te está molestando —dijo Delilah suavemente y se sentó.
Era uno de los inconvenientes de ser vinculado de sangre: su compañero siempre sabría cuándo algo andaba mal, y cuando no podía dormir, Delilah tampoco lo hacía.
—Lo siento, dulzura —dijo y giró hacia ella, acercándola hacia sus brazos—. Pero hay algo que no me sienta bien.
—¿Crees que el reclamo de Zane tiene algún mérito en absoluto?
—No. Sabes tan bien como yo que ningún padre le haría eso a su hija. Tú sabes que yo no lo haría.
Ella le sonrió, y sintió el amor entre ellos irradiar—. ¿Sospecho que revisarás los antecedentes de cualquier hombre que se acerque a Isabelle?
Samson hizo una mueca—. Ya lo creo. Pero tan pronto como ella cumpla dieciocho años, se estará entreteniendo con ofertas. Y más vale que sean amables con ella, o les voy a cortar la cabeza.
Delilah apretó los labios en su mejilla—. ¿Qué es realmente lo que te molesta de lo que dijo Zane si no crees que tiene razón?
—No es lo que dijo, sino cómo lo dijo. Como si supiera algo que nadie más sabe. Delilah, él le creyó. Zane no es alguien que confíe o se deje engañar con facilidad. Algo sucedió allí. No estaba tan frío e indiferente como lo es normalmente. Fue apasionado sobre este tema.
—¿No crees que podría estar ocurriendo algo? —Ella sacudió la cabeza al instante—. Zane es más fiel a Scanguards que ningún otro. Nunca haría nada que fuera en contra de las reglas.
—Ya no estoy tan seguro de eso. Cuando estuvo aquí antes, me di cuenta que quería rebelarse. Puso en duda mi juicio sin ser capaz de respaldarlo con hechos. Eso no es de él. Está actuando por emoción.
—¿No es una buena cosa? ¿No era esa siempre tu preocupación acerca de Zane, que es demasiado frío, demasiado carente de emoción? Tal vez Drake se comunicó con él.
—¿Después de una sesión? Lo dudo mucho. No, otra cosa debe haber ocurrido.
—¿Con la muchacha?
Samson esperaba que él estuviera equivocado, pero de alguna manera su instinto le decía que comprobara lo que decía. Él nunca se perdonaría si algo pasaba, sólo porque no había hecho su debida diligencia.
—¿Qué vas a hacer?
Se sentó y tomó el teléfono—. Consultar con Oliver. Ver si ella le contó la misma historia.
Delilah ya sabía lo que estaba pensando, su vínculo telepático detectaba sus siguientes pensamientos—. Si lo hizo, entonces está jugando con todo el mundo, pero si no, entonces tiene que ver con Zane.
El celular de Oliver sonó una sola vez antes de que él lo tomara y respondiera en voz baja—. ¿Samson? —En el fondo, charlaban. Samson pensó que todavía estaba en la universidad.
—¿Puedes hablar?
—Por supuesto. Portia está sólo diciendo adiós a sus amigos. Nos dirigimos de vuelta a casa en un momento.
—Escucha, esto podría sonar como una pregunta extraña, pero ¿te ha dicho Portia alguna triste historia acerca de lo que el padre está tratando de hacer con ella, para que la dejes irse? —Samson deliberadamente no dijo nada acerca de su afirmación de que tenía que perder su virginidad. No quería hacer una pregunta capciosa.
Hubo una breve vacilación por parte de Oliver antes de responder—. No, ella ha estado muy bien. Sale con Lauren más que nada. Ella va a todas sus clases como un estudiante modelo y es muy agradable.
—¿Así que no ha tratado de escapar o tratado de obtener tu simpatía?
—No. Definitivamente no.
Raro. Samson intercambió una mirada con Delilah, que se encogió de hombros.
—Gracias, Oliver, buen trabajo.
Se desconectó y marcó otro número. Él no estaba satisfecho con las respuestas de Oliver. ¿Estudiante modelo? No se parecía a la joven que su padre había estado describiendo a Gabriel.
—Hey, Samson —respondió Thomas en su teléfono, su voz un poco desganada—. Por favor, dime que hay una buena razón para que estés interrumpiendo mi sueño.
—Lo siento, Thomas, pero estoy preocupado por Zane.
—¿Qué ha hecho ahora?
—Nada, es más lo que dijo… o no dijo. Necesito tu opinión.
—Seguro.
—Tú lo cubriste cuando se fue a lo de Drake. ¿Qué impresión te dio Portia?
—No estoy seguro de lo que quieres decir. Parecía agradable, cortés incluso.
—¿Ella trató de ganar tu lástima dándote una historia del por qué su padre nos ha contratado para protegerla?
—No. ¿Qué se suponía que me dijera?
—Zane me vino a ver esta noche. Afirmó que ella le dijo que su padre está tratando de mantenerla prisionera para que no tenga la oportunidad de perder su virginidad antes de su vigésimo primer cumpleaños que es en cinco semanas.
Hubo una pausa. Entonces5…—. Oh, mierda.
La maldición de Thomas hizo que el cuerpo de Samson se tensara.
—¿Eso quiere decir que ella te lo dijo también?
—No. Pero… Samson, esto no es bueno. —Thomas se aclaró la voz.
Instantáneamente alerta, Samson presionó el teléfono cerca de su oído—. ¿Qué sabes? Dímelo ahora.
—Escucha, Samson, yo no soy de los que traiciona a mis amigos, pero… cuando fui a la casa de Portia la otra noche… pude obtener su olor sobre él. Como si se hubieran estado besando.
—¡A mierda!
—No puedo asegurarte —se apresuró a añadir Thomas.
—¡Mierda, Thomas, debiste habérmelo dicho!
—Maldita sea, Samson, no podía. Se lo advertí a Zane. Sabía que estaba sobre aviso. Pero esto, quiero decir, sabiendo que ella quiere perder su virginidad, eso cambia las cosas.
—Es todo una mentira, Thomas. No hay manera de que todavía sea virgen. El padre no permitiría que eso le sucediera a su hija híbrida. Ella está usando esa historia para manipularlo y conseguir lo que ella quiere. Y Zane es tan estúpido como para creerle.
—Hay que sacarlo de la misión.
—Yo nunca lo debería haber puesto en primer lugar. Fue un gran error. No podemos permitir que la toque nunca más.
—Espero que no sea demasiado tarde —reflexionó Thomas.
Samson sacudió la cabeza. Él no había olido nada sospechoso en Zane y estaba bastante seguro de que no había tocado la noche anterior a Portia. Pero no podía arriesgarse a tener a Zane tan cerca de ella por más tiempo. Estaría violando la confianza que su cliente había depositado en Scanguards: para mantener a su hija a salvo. Exponerla a un vampiro que iría en contra de las instrucciones precisas de su padre, rompería la confianza y pondría en peligro la integridad de Scanguards.
—Necesito que tomes el relevo de Oliver en la puesta del sol. —Por lo menos con Thomas sabía que no habría ningún problema: él no era susceptible a los encantos de una mujer, sin importar lo tentadora que ella pudiera ser. Era una de las ventajas de tener a un vampiro gay en el personal.
—Lo haré.
—Gracias. —Presionó el botón para desconectarse.
—¿Y ahora? —preguntó Delilah.
—Zane tendrá una reprimenda. —Una buena reprimenda.