CAPÍTULO XIX

Tomaron la última curva y entonces el castillo apareció majestuoso ante sus ojos, con más gracia, con más esbeltez y con más limpieza que jamás tuvo en toda su historia. La restauración había sido hecha con un arte exquisito. Pero flotaba algo allí, algo imprecisable, algo que hacía sentir frío en la columna vertebral.

Hada trató de animarse, sin embargo.

—Nunca imaginé que fuera tan hermoso —dijo—. Los Graf debieron figurar entre los barones más importantes de Transilvania.

—Lo eran, sin duda. Pudieron llegar a los más altos cargos a causa de su influencia y de sus riquezas, pero por lo que he leído, lo despreciaron todo. Nunca salieron de aquí.

—¿Cuántas habitaciones tendrá esto?

—Unas cuarenta. Y los sótanos.

—Dios mío… Como para perderse…

—No menciones esa palabra —dijo, suavemente, James—. No me gusta.

—¿Por qué?

—Mira.

Y el joven señaló hacia el bosque que había al fondo de los jardines. Unos cuantos policías de la Seguridad rumana tomaban fotos. Otros buscaban huellas entre la hierba y procuraban obtener moldes de yeso. Por fin, cuatro camilleros transportaban un bulto inerte, espantosamente rígido, cubierto con una sábana.

Hada se llevó dos dedos a los labios como si quisiera contener un gemido.

Palideció hasta que su rostro adquirió una lividez cerúlea.

—¿Piensas… lo mismo que yo, James? —murmuró.

—Sí.

—Entonces, vámonos de aquí.

—Es inútil, Hada. Ya hemos llegado hasta el fin, y no podemos retroceder. Fue antes cuando debiste haberlo pensado. Te pedí varias veces que no vinieras.

Ella cerró un momento los ojos.

—Están aquí… —dijo como una obsesionada.

—Sí. Claro que están aquí.

—Entonces vamos. No creas que tengo miedo. Sólo ella me lo da, eso he de confesarlo. Él, no. Parece mentira, ¿verdad?

James no la entendió.

—Sí —dijo—. Parece mentira.

Y estacionó el coche delante de la entrada. Un funcionario se acercó a ellos.

James miró hacia arriba, hacia las ventanas emplomadas.

Tuvo la sensación de que un rostro difuso le miraba desde allí, de que le contemplaba desde más allá del infierno.