[1] El cambio de milenio se produjo a medianoche del 31 de diciembre de 2000. Esto se debe a que pasamos del cómputo «antes de Cristo» a la cronología «después de Cristo» sin que hubiese un año 0. Vladímir Putin dijo que el (pseudo) cambio de milenio era «el 2000.° aniversario del nacimiento del cristianismo». <<
[2] También se podría ver aquí un anticipo de su rigor. La suerte de Mijaíl Tujachevski, un famoso militar del Ejército Rojo durante la guerra civil, fue algo corriente, y lo mismo la de su familia. Tujachevski fue detenido en 1937, torturado (las actas del interrogatorio estaban manchadas con salpicaduras de sangre, como si la cabeza del interrogado estuviera moviéndose rápidamente en aquel momento), chapuceramente juzgado y puntualmente ejecutado. Más aún (es el resumen que hace Robert C. Tucker en Stalin in Power: The Revolution fiom Above, 1928-41): «Su mujer volvió con su hija a Moscú, donde un par de días después fue detenida con la madre, las hermanas y dos hermanos de Tujachevski, Nikolái y Aleksandr. La esposa y los dos hermanos fueron eliminados por orden de Stalin, tres hermanas fueron enviadas a campos de trabajo, y la hija, la pequeña Svétlana, fue ingresada en un asilo de hijos de «enemigos del pueblo», detenida y enviada a un campo de trabajo cuando cumplió diecisiete años; la madre y una hermana de Tujachevski murieron en el exilio». <<
[3] Literalmente, «Hombres del tiempo». Grupo radical que operaba en Estados Unidos en los años setenta, parecido al Ejército Simbiótico de Liberación, de Patricia Hearst. Luego se llamó Weather Underground Organization, Organización Climatológica Clandestina. (N. del T.) <<
[4] Conquest era un decidido adversario del Vietcong, pero su apoyo a la política bélica de Estados Unidos no fue entusiasta en ningún momento, y con el paso del tiempo se fue desentusiasmando aún más. (Me gustaría recordar aquí que, a pesar de su acento y comportamiento de profesor oxoniense, Conquest es norteamericano. Bueno, de padre norteamericano y madre inglesa; nacido en el Reino Unido; con doble nacionalidad; y hoy vecino de California). Kingsley siempre se mantuvo firme en el tema de Vietnam, al ciento por ciento, hasta que falleció, en 1995. <<
[5] Fundado en 1913 por las cuatro inocentonas víctimas de la URSS más extravagantes del siglo, entre otras (y estas otras incluyen a John Maynard Keynes): H. G. Wells, George Bernard Shaw y Sidney y Beatrice Webb. Wells, tras una entrevista con Stalin en 1934, dijo que jamás había «conocido a un hombre más sincero, justo y honrado»; gracias a estas cualidades había conseguido tener una «notable autoridad sobre el país, ya que nadie le teme y todos confían en él». Shaw, tras un poco de diplomacia de banquete, afirmó que el pueblo ruso estaba insólitamente bien alimentado, y lo dijo en un momento en que alrededor de 11 millones de ciudadanos (Martin Malia, The Soviet Tragedy: A History of Socialism in Russia, 1917-1991) se estaban muriendo de hambre. Los Webb, tras una amplia investigación, escribieron un libro que se consideró «la última palabra de la erudición occidental seria, tenía más de 1.200 páginas, resumía una cantidad ingente de trabajo e investigación, y todo para nada. Al principio se tituló El comunismo soviético: ¿Una nueva civilización?, pero los signos de interrogación se suprimieron triunfalmente en la segunda edición, que apareció en 1937, precisamente cuando el régimen estaba en la peor etapa» (Conquest). Sidney y Beatrice Webb se creyeron la farsa de los Procesos de Moscú de 1936-1938 y New Statesman no fue más escéptico: «No negamos […] que las confesiones puedan haber contenido un sustrato de verdad»; «es indudable que se había conspirado mucho en la URSS»; etc. <<
[6] Lo que Nabokov llama Com-pom-pom: Sovnarkom y Narkomindel, etc.; el monopolio estatal de bebidas alcohólicas se llamaba Soyuzsprit; el departamento que mandaba a los Mandelstam de aquí para allá a principios de los años veinte tenía el deprimente nombre de Centroevac. <<
[7] Los ejércitos sediciosos de la Guerra Campesina (1918-1922). Lenin pensaba, y con razón, que los Verdes eran una amenaza más peligrosa que los Blancos para la supervivencia del régimen. <<
[8] Entre el 1 de enero de 1917 y el 1 de enero de 1923, los precios se multiplicaron por 100 millones. <<
[9] Doctrinalmente tenía sentido. Los bolcheviques eran internacionalistas; la Unión Soviética no era más que el puesto de mando del comunismo mientras se esperaba la revolución planetaria. Durante su avance hacia Varsovia, en julio de 1920, el mariscal Tujachevski repetía la consigna oficial: «Por encima del cadáver de la Polonia Blanca pasa el camino de la conflagración mundial». (Cuando el Ejército Rojo —gracias sobre todo a Stalin, por lo que parece— fue derrotado, los bolcheviques empezaron a temerse que no iban a producirse las revoluciones solidarias). En cuanto a los rusos propiamente dichos, Lenin los desdeñaba con un talante abiertamente racista. Eran idiotas y torpes, y «demasiado blandos» para dirigir un Estado policíaco eficaz. No ocultaba su preferencia por los alemanes. <<
[10] Aunque no inmediatamente: el futuro presidente norteamericano Herbert Hoover venía haciendo campaña desde 1919 para conseguir ayuda alimentaria para la URSS. Lenin siguió exportando grano durante todo este período (y, desde luego, siguió invirtiendo grandes sumas en fomentar revoluciones en otros países). <<
[11] «En todo el amplio muestrario de material que figura en los archivos no hay ni un solo indicio de que [Lenin] sintiera remordimientos por ninguna de la larga lista de medidas destructivas que tomó» (Volkogónov, Lenin: A New Biography). «No hay nada en las notas, observaciones y resoluciones de los últimos años [de Stalin] que sugiera otra cosa que una fe inquebrantable en que el trabajo de toda su vida era imperecedero» (Volkogónov, Autopsy for an Empire). <<
[12] Restablecida por el gobierno provisional de Kerenski para castigar las deserciones del frente. Los bolcheviques habían hecho campaña anteriormente con la consigna «Abajo la pena capital, restablecida por Kerenski». <<
[13] Orlando Figes, A People's Tragedy: The Russian Revolution 1891-1924. <<
[14] Busqué esta palabra sin resultado en cinco glosarios de sendas monografías. Su obstinada «internacionalización» duró pues muy poco (aunque Hitler y Mao la adoptaron). Piatiletka significa «plan quinquenal». <<
[15] No dejaría Nabokov de observar que el centenario de Chernichevski (1928) fue motivo de mucha ceremonia lúgubre en la Unión Soviética. Chernichevski fue aclamado como archipadre del «realismo socialista» que Stalin quería imponer a los escritores que quedaban en el país. <<
[16] Se cree que «Lenin» procede del río Lena. «Stalin»: hombre de acero. «Kámenev»: hombre de piedra. «Mólotov»: martillo. «Trotski» (de soltero Liev Bronstein) figuraba en uno de sus pasaportes falsos; y se le quedó. <<
[17] Christopher afirma actualmente que «nunca» habría hablado a la ligera del hambre. Yo recuerdo (y vivamente) lo contrario. Teníamos alrededor de veinticinco años. Pocas veces se hablaba con respeto de este asunto (la verdad es que pocas veces se quería respetar) y mis aportaciones solían ser crueles e inmaduras. Me gustaría subrayar que Christopher (como James Fenton y todos los demás trotskistas que conocía) era ferozmente antiestalinista. Pero como socialista necesitaba creer que Octubre no había sido una catástrofe, ni inmediata ni intrínseca. Todavía en 1975 se consideraba de mal gusto o mezquino ser demasiado inflexible con la Unión Soviética. Nadie quería pasar por «cazarrojos»; nadie salvo mi padre. <<
[18] Sylvain Boulouque en El libro negro del comunismo: «De una población de 15,5 millones aproximadamente, más de 5 millones han emigrado a Pakistán e Irán, donde hoy viven en condiciones lamentables […] Casi todos los observadores están de acuerdo en que en la guerra murieron entre millón y medio y dos millones de personas, el 90 por ciento de las cuales eran civiles. Los heridos oscilaron entre 2 y 4 millones». Estas cantidades deben revisarse después de 2001. <<
[19] Lo que sigue se ha tomado de The Russian Revolution, 1917, de la siempre fascinante colección Uncovered Editions. He respetado la puntuación y las convenciones estilísticas de la editorial. Lo presento al lector para que se fije no en los detalles, sino en el efecto general. <<
[20] Parece que los Románov tenían dos perros en Ekaterinburgo. Al macho, Jemmy, lo mataron en el sótano. Joy, en cambio, sobrevivió, a pesar de su raza: era una spaniel del rey Carlos. <<
[21] Llama la atención, leyendo a Trotski, la cantidad de falsedades que podía concentrar en un solo párrafo. Por lo que se refiere a los detalles de los asesinatos: «Nunca sentí curiosidad por saber cómo se ejecutó la sentencia [sic] y, francamente, no entiendo tal curiosidad». Bueno, la jefatura bolchevique sí sintió curiosidad por el cómo: de aquí los ocho años de secreto y encubrimiento; de aquí el ácido sulfúrico. <<
[22] La nota de Pipes dice: «Declaración de P. V. Kujtenko en Expediente Solokov I, fechado en 8 de septiembre de 1918: la omisión es del original.» <<
[23] «Este grupo había ejecutado hacía poco al príncipe Dolgorukov, al general Tatischev, a la condesa Gendrikova y a Yekaterina Schneider, que habían estado con los Románov» (Volkogónov, Lenin). <<
[24] En Catherine Merridale, Night of Stone: Death and Memory in Twentieth Century Russia. Le doy las gracias por su impresionante capítulo sobre «Fosas comunes y fuera de lo común», al que debe mucho este apartado. <<
[25] Véase más adelante: «Segunda parte: Relatos de Kolymá». <<
[26] Esto suponía un problema logístico en el purgadísimo Petrogrado/Leningrado durante los largos días del verano ártico. Los testigos dicen que las dos o tres horas de oscuridad nocturna eran como un rally de Montecarlo con furgones celulares. La Checa prefería la noche, pero era necesario que creyéramos que no estábamos seguros en ningún momento. Podían venir por nosotros a cualquier hora, en cualquier lugar: por la calle, en un hospital, en la oficina o en la ópera. <<
[27] Conquest subraya el caso de una celda con capacidad para 8 hombres en la prisión de Yitomir que contenía 160 presidiarios. «Cinco o seis morían cada día», escribió un superviviente. Los cuerpos «continuaban de pie porque no había sitio para que cayeran». Era conocida como «celda de tortura». <<
[28] Estas personas «especialmente desplazadas» solían ir a parar a un peñasco o un campo nevado, donde había una estaca clavada en el suelo (con un número) y nada más. Jonathan Glover, en su reciente libro Humanity: A Moral History of the Twentieth Century, cuenta sucintamente el siguiente caso: «En 1930 se envió a 10.000 familias por las aguas heladas del río Vasyugan. Muchos, sobre todo niños, murieron durante la travesía. Los supervivientes fueron abandonados, sin comida ni herramientas, en islotes que sobresalían en medio de los pantanos. Los caminos de regreso se cerraron con nidos de ametralladoras. Murieron todos». <<
[29] Es imposible que estas palabras se escribieran para complacer a Moscú. El vértigo de Ginzburg (Nueva York, 1967), un libro más demoledor que Un día en la vida de Iván Denísovich de Solzhenitsyn (Novy mir, 1962: época de Jrushov), no tenía ninguna posibilidad de publicarse en la Unión Soviética. <<
[30] Para saber lo que era la yida carcelaria sin cubo sanitario, véase el primer volumen de Archipiélago Gulag. <<
[31] Las circunstancias eran muy distintas, pero se puede deducir respetuosamente una interesante diferencia sexual en las dos breves iluminaciones. Tras algunas burdas manifestaciones de solidaridad, los compañeros de celda de Solzhenitsyn (uno, por cierto, era un chivato) le conminaron a guardar silencio: «¡Mañana! La noche es para dormir.» La señora Ginzburg y sus nuevas amigas, por el contrario, hablaron por los codos —y sin escucharse— hasta quedar exhaustas: «Sí, es enternecedor estar con personas, ¡pero qué fatigoso!». <<
[32] La policía política tuvo varios nombres: Checa (1917-1922), GPU (1922-1923), OGPU (1923-1934), NKVD (1934-1943), NKGB (1943-1946), MGB (1946-1953), MVD (1953-1954) y KGB desde entonces. <<
[33] Con Kathleen Gleeson (y el nombre de los dos aparece con el mismo tamaño en la cubierta de las ediciones en tapa dura y de bolsillo). Bardach trabajó en su autobiografía siendo ya setentón (en la actualidad vive en Iowa City y es un cirujano plástico de fama internacional), una experiencia ya notable de por sí, si se tiene en cuenta que el gulag casi siempre corroía la memoria de las personas. Nadezda Mandelstam tuvo tres meses en su casa al periodista amnistiado Kozarnovski (que huía de la Checa). Durante tres meses, la anfitriona le estuvo preguntando sistemáticamente por la suerte de su marido. No representó para ella ninguna sorpresa (aunque sí un doble golpe) averiguar que la memoria de Kozarnovski «era como un gigantesco y rancio pastel de carne en el que la realidad y las fantasías de su temporada carcelaria se habían mezclado y cocido, formando una masa inseparable». <<
[34] En la celda de Bardach el agua llegaba hasta el tobillo. Cf. Archipiélago Gulag. Solzhenitsyn habla de todo un bloque de castigo donde el agua llegaba a la rodilla: «En otoño de 1941 entregaron a todos los del 58-14 —contrarrevolución económica— y los fusilaron.» Tortura preparatoria para la muerte: he aquí un tema, que se repite. Unas veces la tortura era, por así decirlo, circunstancial; otras era severa y programada. <<
[35] It Happens in Russia, publicado en Inglaterra en 1951. <<
[36] Todavía circula la arraigada superstición de que es derechista dar cifras elevadas. Conquest y Pipes eran combatientes de la guerra fría (Conquest asesoró a Thatcher, Pipes a Reagan); sus cifras, por lo tanto, son cifras de la guerra fría, hinchadas con fines propagandísticos. Pero Conquest y Pipes son historiadores de fama internacional; están bajo juramento. Cuando Conquest me mandó un ejemplar de su libro sobre Kolymá, en la dedicatoria me puso: «NB capítulo 9 no está actualizado». Y bajo el título del capítulo en cuestión («La lista de la muerte»), añadió: «Hoy se sabe que son menos de los que dan estos informes». Por el contrario, la cifra de Conquest para las ejecuciones del Gran Terror ha aumentado y se acerca a unos horribles 2 millones para el período 1937-1938… Las fosas comunes que se están descubriendo en la actualidad pueden complicar mucho el cálculo. Dice Catherine Merridale en Night of Stone: «Los cadáveres, una masa confusa en la muerte, se han descompuesto y es imposible reconstruir los esqueletos. Es desaconsejable confiar en el recuento de cráneos porque casi todos están dañados, cuando no reventados, por los proyectiles de los verdugos […] Una vez que se ha terminado, se cuentan los fémures y se divide por dos. En casi todos los casos, el resultado final está en la franja de los miles». <<
[37] La Asociación por los Caídos, un departamento dedicado a la memoria rusa, publica las listas de muertos en volúmenes del tamaño de una guía telefónica. <<
[38] Excepto al nivel más alto. Hay información sobre las costosas curas de reposo a las que se sometía Dzeryinski en balnearios europeos. <<
[39] Esto es más o menos cierto en el caso de Yago, Claudio y Edmundo (por fijarnos sólo en las tragedias principales). Pero no podemos olvidar el hecho de que Macbeth no se detiene, sino que pasa a ser un usurpador y un dictador que gobierna mediante el terror (y el terror, quizá, es siempre una confesión de ilegitimidad). «Cada nuevo día / chillan más viudas y lloran más huérfanos». La descripción más cabal de una sociedad aterrorizada la da Ross, un personaje secundario y articulador; pero tiene su miga:
¡Ay, pobre patria!
A sí misma casi teme conocerse. No puede
llamarse nuestra madre, sino nuestra tumba; donde nadie
sonríe nunca sino el que nada sabe;
donde los suspiros, lamentos y gritos que rasgan el aire
se profieren pero no se advierten; donde la tristeza más negra
pasa por emoción vulgar: doblan las campanas
y casi nadie pregunta por quién; y la vida de los hombres buenos
se apaga antes que las flores de sus sombreros.
Macbeth, por cierto, contiene una demoledora definición de la realidad del bolchevismo (y de la consigna de Lenin, «Cuanto peor, mejor»). Consta de siete palabras y la cantan las brujas a coro: (I, 1, 11): «Lo limpio es sucio, lo sucio limpio». <<
[40] No podemos abandonar el hospital sin echar al menos un vistazo a Vladímir Ilich. Es una cara enfadada que de vez en cuando se permite reír con campechanía. Lenin era amable con los buenos bolcheviques que estaban de acuerdo con él y era más que amable con su mujer, su hermana y su «amante» (las tres eran buenas bolcheviques que estaban de acuerdo con él). Otras personas, en cambio, no sólo no revestían el menor interés para él, sino que era como si no existiesen. Lenin era un afásico moral, un autista moral… Cuando leo la prosa de alguien capto un perfil de su vida moral. El espíritu literario de Lenin parece bizco a causa de la intensidad de su enfoque, dolorosamente constreñido y encorsetado, con una infatigable tendencia a la comicidad y la repetición, y continuamente malogrado por pedanterías microscópicas. <<
[41] De In Siberia, de Colin Thubron. Se sabe que durante las ventiscas morían campos enteros. Incluso los guardianes. Incluso los perros. <<
[42] Esto es etimológicamente la «agonía»: la incesante lucha del mártir voluntario. El islam combativo es clara y declaradamente agonista. <<
[43] En la misma circunstancia, durante el proceso de Bujarin, dos años más tarde, el «poeta tradicional» D. Dyambul colaboró con un trabajo parecido que se titulaba «Aniquilad». <<
[44] Sólo se le menciona de pasada dos veces en Diez días que estremecieron al mundo de John Reed, motivo por el que este libro fue prohibido luego en la URSS. «Su nombre no figura en ningún documento relacionado con aquel período histórico» (Volkogónov). <<
[45] Podría alegarse retrospectivamente que Stalin no era, ni mucho menos, el primer candidato en el que se habría pensado para este papel. Su verdadero cometido fue mantener a Lenin apartado del vacío de poder que el Politburó trataba de llenar ya, con muchas rivalidades y ningún miramiento. <<
[46] A mediados de los años ochenta, David Remnick, con la cruel insistencia que correspondía al caso, acosó a Kaganóvich para que le concediera una entrevista. Encontró lo que esperaba: un amnésico lleno de temblores que vivía de una pensión del Estado. He aquí de qué se acusaba a Mijaíl: de que Hitler lo había elegido para gobernar una Rusia fascista. Los Kaganóvich eran judíos. <<
[47] ¿Supieron morir? Tucker cita a un testigo de la siguiente conversación, sostenida mientras los dos hombres estaban ante sus verdugos. Zinóviev: «¡Esto es un golpe fascista!» Kámenev: «Déjalo, Grisha, cállate. Muramos con dignidad.» Zinóviev: «¡No! […] En la hora de la muerte afirmo categóricamente que lo que ha habido en nuestro país es un golpe fascista». (Tucker arguye a continuación que «golpe fascista» no era un mal análisis). Volkogónov cuenta lo siguiente, basándose en el testimonio de un guardián de la cárcel: «Aunque los dos habían escrito muchas veces a Stalin pidiéndole clemencia, y al parecer la esperaban (a fin de cuentas se les había prometido), intuían que se trataba del fin. Kámenev avanzó por el pasillo en silencio, frotándose las manos con nerviosismo. Zinóviev se puso histérico y hubo que arrastrarlo.» <<
[48] Bujarin murió con desafiante dignidad. A fin de cuentas, quizá merezca las frases de la conclusión literaria que pone Arthur Koestler a El cero y el infinito:
Una figura sin forma se inclinó sobre él y él olió el cuero nuevo del cinturón del revólver; pero ¿qué insignia llevaba la figura en las bocamangas y hombreras del uniforme, y en cuyo nombre alzaba el negro cañón del arma?
El segundo golpe le alcanzó en la oreja. De pronto se hizo el silencio. Volvieron a oírse los rumores del mar. Una ola lo levantó lentamente. Llegó de muy lejos y avanzó muy despacio, como un encogimiento de hombros de la eternidad.
La mujer de Bujarin pasó seis meses en una pequeña celda con un palmo de agua y en total estuvo dieciocho años en la cárcel. Su hija sobrevivió. La primera esposa y toda su familia inmediata fueron eliminados. <<
[49] Los campesinos, atados ya a las granjas colectivas, siguieron siendo tachados básicamente de «antisocialistas» hasta los años sesenta. <<
[50] Viene a ser la opinión más extendida. Malia no está de acuerdo; según él, la Colectivización tenía un papel estructural en el continuo Lenin-Stalin, y resulta convincente. «Para un partido bolchevique, la verdadera disyuntiva en 1929 no era entre la vía de Stalin o la vía de Bujarin; era entre hacer aproximadamente lo que hizo Stalin o renunciar a toda la aventura leninista» (The Soviet Tragedy). Sigue existiendo una duda: cómo hay que entender aproximadamente el adverbio «aproximadamente». <<
[51] Un poema de 1936, sobre la Colectivización, retrataba a Stalin en un corcel negro:
Más allá de los lagos, por las colinas, bosques y campos,
por el camino cabalga
con su capote gris y su pipa.
Guía erguido en la montura.
Se detiene y habla
con los campesinos
de todo el país,
y tras tomar las notas imprescindibles,
prosigue su camino.
Citado por Tucker. Stalin no iba en aquel caballo. Volkogónov: «En toda su vida no visitó más que una zona agrícola una sola vez, en 1928, cuando fue a Siberia para ver las partidas de cereal. No volvió a poner los pies en una aldea». <<
[52] «En 1930, cerca de 2,5 millones de campesinos participaron en unos 14.000 disturbios, revueltas y manifestaciones contra el régimen» (Nicolás Werth). <<
[53] Y también Jrushov, cuyo «discurso secreto» de 1956 se tituló «Sobre el culto a la personalidad y sus consecuencias» (y trataba sólo de las purgas del Partido, no del país). Jrushov, que había sido uno de los agentes más enérgicos de Stalin (en 1937 fue enviado a Ucrania para matar a 30.000 personas), demostró sin embargo que era posible volver a cruzar el «umbral» de Solzhenitsyn y recuperar los restos de su humanidad. <<
[54] Eran tiendas del mercado negro dirigidas por el gobierno. Sus precios eran elevados. <<
[55] John Scott vio un solo caso en todo el tiempo que pasó en Magnitogorsk; unos kulaki que se marchaban inutilizaron una turbina. <<
[56] Al final se sabría que la agricultura no costeó la industria, sino que fue la industria lo que costeó la agricultura. También la deskulakización fue una sangría económica. Con lo que se sacó esquilmando a los presuntos plutócratas rurales no se llegó a cubrir los gastos de su deportación. <<
[57] Según la imparcial An Economic History of the USSR: 1917-1991, de Alee Nove. La cubierta de mi volumen en rústica trae un aviso sorprendente: «Última y definitiva edición». <<
[58] Esta palabra merece una consulta en el diccionario: «Morganático: dícese del matrimonio contraído entre un hombre de posición elevada y una mujer de rango inferior cuya condición social no varía y que no tiene derecho a reclamar el patrimonio». O sea: una especie de contrato prematrimonial. [El Diccionario de la Real Academia Española, edición 2001, da una versión algo diferente: «matrimonio morganático: matrimonio de la mano izquierda (porque en la ceremonia nupcial el esposo daba a la esposa la mano izquierda): el contraído entre un príncipe y una mujer de linaje inferior, o viceversa, en el cual cada cónyuge conservaba su condición anterior». (N. del T.)] <<
[59] J. Arch Getty y R. T. Manning (eds.), Stalinist Terror: New Perspectives. Getty califica de «folclórica» la versión tradicional. Las revisiones engendran revisiones. (Un libro aún más reciente dice todo lo contrario.) Si Getty sigue revisando a su velocidad actual, acabará contándonos que en el Gran Terror sólo murieren dos personas y que en la Colectivización resultó herido superficialmente un agricultor muy rico. <<
[60] Nos consuela saber que Uday, que tiene fama de haber violado y asesinado al por mayor, va actualmente en silla de ruedas, a raíz de un atentado frustrado. Al igual que Uday, Vasilii era el típico joven que encontraba divertido ponerse a disparar contra las lámparas de los restaurantes. <<
[61] Esta fina descripción es también de Roben Tucker. Ha hecho suyo el tema del zar Stalin y en esta sección le debo mucho a su Stalin in Power. <<
[62] «¿El Papa? ¿Cuántas divisiones tiene?» es la más conocida manifestación estalinista de esta indiferencia. <<
[63] La película era Huracán sobre la isla (1937), de John Ford. «¡En medio de un vasto y furioso océano, se enfrentó a las leyes del hombre!» («La sencilla vida de una isla del Pacífico Sur se ve alterada por un gobernador vengativo y encima por un tifón. Tolerable melodrama isleño», Halliwell.) <<
[64] Es decir, desde 1928, el año del primer caso, el caso «Shajti» (cincuenta y tres técnicos e ingenieros acusados de sabotaje industrial). Los Procesos de Moscú fueron aportación personal de Stalin; fueron distintos de los juicios leninistas de propaganda de comienzos de los años veinte, que estuvieron amañados, pero no preparados de antemano. Las dos modalidades de proceso recurrieron a la tortura. <<
[65] Es posible que sólo Stalin fuera responsable de la deformidad sistémica que había creado. Su duplicada mente era experta en la metodología de «las dos verdades», como la llamaba la burocracia del Partido. Malia evoca la omnipresente irrealidad como sigue: «En pocas palabras, el socialismo no existe y la Unión Soviética lo construyó». <<
[66] A título de comparación: en el último medio siglo de régimen zarista hubo 14.000 ejecuciones en todo el país. <<
[67] Stalin trabajaba con estos hombres y pasaba casi todas las noches con ellos. Las cenas solían terminar hacia las cuatro de la madrugada. El día se convertía en noche para todos los miembros del aparato político, para mayor deterioro de su cara de Kremlin. <<
[68] Para desesperación de Serguéi Nikítich Jrushov, que era científico aeronáutico y no dejaba de decirle a su padre que el lysenkismo carecía de base racional. Véase su libro de recuerdos Khrushev on Khrushev, un libro parcial, limitado y extrañamente honorable. <<
[69] En estos procesos de 1922 hubo docenas de prelados acusados de poner obstáculos a la confiscación de bienes eclesiásticos. Lenin estaba empleando otra vez el hambre de 1921 como herramienta política: alegó que aquellos bienes se utilizarían para costear la ayuda humanitaria. No se utilizaron para esto. Solzhenitsyn nos permite ver un momento de hipocresía trascendental durante el juicio del patriarca Tijón: «Era un sacrilegio según las leyes de la Iglesia —dijo el presidente del tribunal—, pero ¿qué era desde el punto de vista de la piedad?» <<
[70] Guénrij Iagoda (fusilado en 1938) fue sustituido en la dirección de la Checa por Nikolái Yeyov (fusilado en 1940), que fue a su vez sustituido por Lavrenti Beria (fusilado en 1953). El mandato de Yeyov (1936-1938) y el Gran Terror propiamente dicho se denominan a veces Yeyóvshina: época de Yeyov… Las citas del presente capítulo proceden todas de Intimacy and Terror: Soviet Diaries of the 1930s, edición a cargo de Véronique Garros, Natalia Korenevskaya y Thomas Lahusen. El libro es unas veces aburrido, otras asombroso, escalofriante e inspirador. Unas lo saben y otras no, pero todas las voces están gravemente afectadas. <<
[71] A Stavski se le llamaba «el verdugo de la literatura soviética». Por ejemplo, fue él quien denunció a Osip Mandelstam. Además, tenía un historial alcohólico (los responsables de la edición de Intimacy and Terror hablan de su «caligrafía tortuosa», que consiguió «descifrarse con muchas dificultades»). Aquí lo vemos en un momento sensible (la Nochevieja de 1938); y aunque sólo sea por las pruebas internas, salta dolorosamente a la vista que Stavski chorrea alcohol. <<
[72] Más tarde leí que Stalin se limitó a repetir a Lenin, que, al verse en una situación igual de decepcionante, se refirió un poco menos sucintamente a «un boicoteo de trigo kulak». <<
[73] Conquest señala entre paréntesis que Stalin, por lo que parece, no le guardaba ningún rencor determinante a su propio padre. Iósif Vissariónovich era tal vez un poco sensible a las verdades que se había propuesto erradicar en interés de la seguridad política. <<
[74] Sigo la lección de Volkogónov. La más sencilla «Lenin fundó este Estado y nosotros nos lo hemos cargado» es la que dan casi todos los historiadores (he llegado a ver «Todo lo que creó Lenin lo hemos perdido», que probablemente procede de una versión provisional de los acontecimientos). Pero el teniente general Volkogónov es una autoridad natural en el período de guerra. Sus páginas abundan en anécdotas de sobremesa de tres generaciones de jefazos. <<
[75] En conformidad con los intercambios comerciales contemplados en el pacto. Los envíos alemanes fueron por lo general mezquinos y llegaban con retraso. Los envíos rusos llegaron siempre con una puntualidad germánica (y a menudo engrosados por orden directa de Stalin). Como es lógico, este transporte concreto fue el último. <<
[76] Es algo más que un libro de fotos. El texto de Brian Moynahan es una síntesis innovadora y convincente. <<
[77] Viejos camaradas de la época de Tsaritsin (luego Stalingrado, luego Volgogrado): el salvaje factótum Mejlis, el ex sastre Shadenko, el quasimodiforme Kulik y el siempre incompetente Voroshílov. En Teherán, en 1943, cuando Churchill, en un ambiente de emoción histórica, entregó a Stalin («por orden del rey») la Espada de Stalingrado, Voroshílov consiguió que se le cayera mientras se la llevaba de la sala con toda solemnidad. <<
[78] La tropa, por su lado, sabía que a sus familias les «negarían la ayuda estatal», es decir, las cartillas de racionamiento, la asistencia médica y el derecho de voto (una privación «platónica», según Moshe Lewin). <<
[79] Trotski vivió hasta el día siguiente. Mientras agonizaba en el hospital, recibió una extraña visita: Saúl Bellow, a la sazón con veinticinco años (y que aún recuerda las manchas de sangre y yodo en la barbita gris de Trotski). Bellow evoca al Trotski vivo en Las aventuras de Augie March (1953); en un libro lleno de pasajes extraordinarios, este es un pasaje superextraordinario, y muy romántico, que refleja la intensidad de la esperanza que nuestros artistas y pensadores pusieron en 1917… Cuando Ramón Mercader salió de la cárcel y viajó a Moscú, ya en los años sesenta, heredó formalmente el premio que Stalin había entregado a su madre. Era ni más ni menos que la Orden de Lenin. <<
[80] El principal asesor de longevidad de Stalin fue durante un tiempo el doctor Aleksandr Bogomolets, que afirmó que el dictador podía llegar a vivir 150 años (hoy tendría 122). El doctor Bogomolets falleció de muerte natural a los sesenta y cinco años. <<
[81] Cuando Jrushov mencionó este comentario de Stalin en su Discurso Secreto de 1956, los delegados del XX Congreso del Partido estallaron en carcajadas. Cuesta un poco entender por qué los bolcheviques lo encontraron divertido. ¿Les hizo gracia la elefantiásica y demente precaución de la paranoia de Stalin? Es posible. Es más probable, sin embargo, que la risa fuera una reacción moral postraumática, una expresión de alivio porque tales enormidades pertenecieran al pasado. Rieron porque podían reír. Pero imagino que el ruido de aquella risa fue turbadoramente confuso. <<
[82] En 1944, entre los camiones empleados para las deportaciones había muchos Studebaker cedidos (no para este fin) por los norteamericanos, dentro del programa de ayuda Lend-Lease. <<
[83] Hitler planeaba transformar Rusia en un «imperio de esclavos». Sí, parece un delirio. Aunque, bien mirado, Rusia era ya un imperio de esclavos. <<
[84] Anthony Beevor, Stalingrad: The Fateful Siege: 1942-1943. <<
[85] Las satisfacciones de Stalin durante la guerra fueron realmente feroces. A principios de 1944, mientras despejaba el frente meridional, el general Iván Konev tendió una emboscada a 30.000 alemanes que se retiraban por terreno descubierto. Después de machacarlos con los tanques y la artillería, una unidad de caballería cosaca llevó a cabo una de esas matanzas (en palabras de un testigo) «que no se pueden interrumpir hasta que terminan». El Kremlin no emitió al respecto ningún comunicado churchilliano sobre la inevitable degeneración moral de la guerra. «Se dice que Stalin quedó encantado con la matanza» (Overy) y Konev fue ascendido a mariscal. <<
[86] Los misterios de la democracia dejaron muy perplejo a Stalin en esta coyuntura. <<
[87] Con 25 millones de muertos y otros 25 millones sin casa, tras haber perdido 70.000 aldeas, 1.700 pueblos, 32.000 fábricas y un tercio de la riqueza nacional; con «bandolerismo» (insurrección armada) en toda la frontera occidental (la guerra de guerrillas continuaría hasta los años cincuenta) y una carestía terrible aunque no reconocida, la URSS, en 1945, dio un salto atrás en el tiempo. El siguiente y cachazudo Plan Quinquenal, bocetado aquel año, tenía en realidad el mismo objetivo que el primero, la industrialización, y hacía las habituales exigencias de sacrificio, disciplina y vigilancia. Seguramente complacería a Stalin, a su nostalgia de la lucha. <<
[88] No hay que olvidar, sin embargo, que a Hitler lo apoyaron amplísimos sectores ni que el nazismo tenía muchos admiradores distinguidos (entre ellos Martin Heidegger y dos premios Nobel de física). <<
[89] Título en español: El mito de la conspiración judía mundial. (N. del T.) <<
[90] «En el siglo XII —dice Cohn— empezaron a ser acusados [los judíos] de matar niños cristianos, de pisotear la hostia consagrada y de envenenar los pozos. Es cierto que los papas y los obispos solían condenar estos infundios, pero el bajo clero seguía propalándolos y al final acabaron por creerse.» Al igual que en otro clásico suyo, En pos del milenio, Cohn ve en el clero semianalfabeto la cantera de la que brotan los utopistas activos y los antisemitas, una cantera a la que Stalin (o la madre de Stalin) había esperado integrarse en otros tiempos. A ella perteneció también Chernichevski. <<
[91] Para estimular la natalidad, a las mujeres alemanas se les premiaba tras cada parto con un crucifijo al que daban el soso nombre de Mutterkreuz, «cruz de la madre». Por entonces estaba prohibido que las casas arias contrataran criadas judías de menos de cuarenta y cinco años. No había Mutterkreuze para ellas. <<
[92] Hasta 1989, el Museo de Auschwitz era por sí solo un monumento a la negación del Holocausto. El papel de los judíos se desestimaba en favor de la Lucha Contra el Fascismo. De idéntico modo: «El informe que se elaboró en Kiev sobre Babi Yar hablaba de la muerte de “pacíficos ciudadanos soviéticos”, no de judíos» (Overy). <<
[93] Después del suicidio de Maiakosvki, su obra «empezó a introducirse a la fuerza, como las patatas en los tiempos de Catalina la Grande», señalaba Pasternak: «Fue su segunda muerte.» Pasternak sobrevivió sin componendas. Su amante, Olga Ivinskaia, fue interrogada y enviada al gulag. Estaba embarazada y la criatura nació muerta en la cárcel. <<
[94] Los bolcheviques siguieron llevando este atuendo hasta mucho después de tomar el poder. Por lo visto, todos los golpistas de la primera mitad del siglo XX sintieron predilección por el look del charol y el crujido.
<<[95] Tal es la reseña leninista del Terror Rojo. Una vez más, para dar perspectiva (y esto es válido también para los años 1917-1924): «es posible que muriera más gente a manos de la Checa que en las batallas de la guerra civil» (Figes). [Los «cadetes» eran los miembros del Partido Demócrata. (N. del T.)] <<
[96] Esta carta de Lenin tiene una hermana gemela en el archivo Stalin: la que este escribió a Mijaíl Shólojov (que, según Solzhenitsyn, no fue el autor de El Don apacible) a propósito del campesinado. Con un acento un poco más lánguido, Stalin asegura a su «apreciado» camarada que los «dignos segadores», a los que había molestado muy poco, no eran tan dignos como parecían: hacían terrorismo para matar de hambre a las ciudades. <<
[97] Hubo más cosas rebautizadas con el nombre de Gorki: una fábrica textil, por ejemplo, y un avión (el mayor del mundo) que acabó estrellándose. Solzhenitsyn, que trata a Máximo lo peor que puede, se apresura a decir que también hubo campos con su nombre; después de su muerte, sin duda. Una de las escasas bromas de Stalin. <<
[98] El chico le habló, entre otras cosas, del «castigo de los mosquitos»; estos insectos, semejantes a pirañas aerotransportadas, podían dejar a un hombre en los huesos en cuestión de horas. También se ataba a los presos a unos maderos y se les arrojaba por los escalones de piedra de la fortaleza. <<
[99] No tenía suficiente profundidad. Solzhenitsyn visitó el lugar muchos años después. Estuvo allí todo el día y vio dos barcazas. <<
[100] Hubo otros médicos complicados, y en tal cantidad (nos cuenta Conquest) que en las cárceles y en los campos se les llamaba «los gorkistas». <<
[101] Esta cita y la siguiente proceden de una descripción de sir Jerome Horsey, de la Muscovy Company de Londres. <<
[102] «Todos guardando a su rey, que de ningún modo podría resistir en su posición con todos los demás encima del tablero» (nota de Horsey, que suena demasiado bien para ser verdad). <<
[103] Parece que Stalin bebía moderadamente, en comparación con lo que era normal en Rusia. Pero pospuso el abandono del tabaco (cigarrillos y pipa) hasta el infructuoso y tardío año de 1952. <<
[104] N. V. Krylenko (que fue fiscal en el juicio de los socialistas revolucionarios y en algún momento ministro de Justicia) sostenía que el derecho era hipócrita. «Uno de los más extendidos sofismas de la ciencia burguesa es mantener que el tribunal […] es una institución cuya misión es ejercer cierta clase de “justicia” especial que está por encima de las clases […] “Que prevalezca la justicia en los tribunales”, pero difícilmente se podría concebir una burla más cruel de la realidad.» En julio de 1938 entregaron a Stalin una lista de 138 nombres; las palabras «fusilad a los 138» aparecen con su firma. El nombre de Krylenko figuraba en la lista. Su juicio duró veinte minutos (el trámite mínimo) y las actas ocuparon diecinueve líneas. ¿No querías que no hubiera hipocresía? <<
[105] Esta escalada de infamias podría continuar. La mujer de Kámenev fue detenida en 1935 y fusilada en 1941; su hijo mayor fue detenido en 1937 y fusilado en 1939 (el hijo menor estuvo en un orfanato de la Checa y en el gulag, pero sobrevivió). Tres hermanos y una hermana de Zinóviev fueron fusilados; otras tres hermanas, junto con tres sobrinos (uno de los cuales fue fusilado), una sobrina, un cuñado y un primo fueron enviados a los campos; su hijo Stefan fue fusilado. <<
[106] Archipiélago Gulag, vol. 2, pp. 119-120 de la edición inglesa. <<
[107] Hay una historia de Antón Chéjov sobre el empleo de este signo ortográfico en ruso, «El signo de admiración» (de 1885), del que en castellano existen por lo menos dos versiones: en Cuentos completos, Aguilar, Madrid, 1957, y en Obras, I, Planeta, Barcelona, 1963. (N. del T.) <<
[108]Liddie Neece, cuarta señora de Robert Conquest. «Liddie y yo vamos a casarnos», le dijo a mi padre. «Bob, no puedes hacer eso, otra vez no.» «Bueno, me dije: la última y se acabó.» De eso hace veintidós años. <<
[109] Las siete edades: una de vómitos y gritos,
otra de fastidio en el colegio,
otra de echar polvos, otra de peleas,
otra de juzgar a los demás,
otra de ponerse zapatillas, otra de babear. <<
[110] Estos sentimientos se describen en Autopsy for an Empire. Volkogónov murió poco después de terminarlo, en 1995. <<
[111] Fechas de publicación en Rusia. En Occidente aparecieron en orden inverso. <<
[112] Los marineros de Kronstadt y otros grupos se llamaban a sí mismos revolucionarios y lucharon enarbolando la bandera roja. <<
[113] «Fue sobre todo Trotski —dice Niall Ferguson en The Pity of War — quien en diciembre de 1918 ordenó la formación de “unidades de bloqueo” armadas con ametralladoras, cuya misión consistía únicamente en disparar contra los soldados de primera línea que retrocedían.» <<
[114] Cuando el austríaco Heider elogió una de las medidas de Hitler para crear empleo, Europa le escupió con asco. El ruso Putin elogia a Stalin, repite a Stalin («liquidar a la oligarquía como clase»), propone acuñar monedas con el perfil de Stalin, lo reciben en Downing Street y toma el té con la reina… Más significativo es señalar que entre 1945 y 1966, según dice Solzhenitsyn, «en Alemania occidental se ha procesado a ochenta y seis mil criminales nazis […] Mientras que en nuestro país, en el mismo período (según informes del Colegio Militar del Tribunal Supremo), se ha condenado a unos diez hombres». En los años ochenta, Mólotov y Kaganóvich, dos Eichmann ya ancianos, vivían en Moscú con una pensión del Estado. <<
[115] Solzhenitsyn habla de un escritor griego que pronunció un trémulo y emocionado discurso en Moscú, en favor de los comunistas encarcelados. Puede que «no entendiera la desvergüenza de su petición o que en Grecia no conocieran el proverbio que dice: “¿Por qué te afliges por otros cuando tienes llanto en tu casa?”». <<
[116] Archipiélago Gulag: «Sujanovka era la cárcel más terrible que tenía [la Checa]. Incluso se utilizaba su nombre para asustar a los presos; los interrogadores lo susurraban amenazadoramente. Y no se podía preguntar a los que habían estado allí: o estaban desquiciados y sólo decían tonterías inconexas o estaban muertos». <<
[117] En la introducción a la edición abreviada en un solo volumen (publicada en 1999 y recomendada sólo como una especie de chuleta), Edward E. Ericson da las siguientes cifras de ventas en Estados Unidos: 2.244.000 del volumen I, 500.000 del volumen II y 100.000 del volumen III. Estas cifras son representativas de todo el mundo y señalan los límites de nuestra resistencia y nuestra voracidad. La verdad es que Archipiélago Gulag mejora conforme avanza y consigue una unidad innegable. <<
[118] El Politburó atacó a Beria con mucha cautela. El hombre elegido para detenerlo fue nada menos que el vencedor de la guerra, el mariscal Yúkov. <<
[119] A riesgo de caer en lo trivial, deberíamos tener en cuenta, como ejemplo de lo que era la personalidad chequista, el asunto del coche de Jrushov. Cuando la conspiración encabezada decorativamente por el trémulo Breznev (que se desmayó cierta vez que Kaganóvich se puso furioso) consiguió expulsarlo, Jrushov vivió en un deshonroso y vigiladísimo retiro (le pusieron micrófonos hasta en el cuarto de baño y Jrushov acusó con firmeza al Politburó de gastar valiosos rublos en «escuchar mis pedos a escondidas»). Le dieron un coche. Habían meditado mucho aquel asunto del coche. Era regular tirando a malo y casi siempre estaba estropeado (expresamente para humillarlo). Pero la cuestión era que el coche tenía matrícula privada, no matrícula oficial. Y esto se hizo para dar a entender que Jrushov estaba corrompido. Dan ganas de decir: «Pues tienes razón.» O una asquerosa cafetera con matrícula oficial o una resplandeciente limusina con matrícula privada. <<
[120] «El tono [del poema, dice la nota de mi padre] podría dar la impresión de que es un comentario posterior al acontecimiento; en realidad, Binyon lo escribió durante las primeras semanas del conflicto.» Al igual que Kipling en la misma etapa, parece que captó las dimensiones de lo que estaba a punto de producirse. <<