Capítulo 42


Colonia, 23 de junio de 1914

El noble portugués les saludó desde el andén de la estación. Después de tantos días j untos, hasta el propio Lincoln lamentó que no pudiera acompañarles el resto del trayecto. El alemán de Hércules no era muy bueno y se habían acostumbrado a la presencia de Ericeira. Un hombre con los contactos del portugués les hubiera sido útil en muchos momentos. Alicia, levantada de su asiento y asomada a la ventana, saludó efusivamente con la mano hasta que el tren salió de la estación. En unos minutos los pequeños campos de cultivo cercados por árboles sustituyeron a las fachadas de los edificios y el grupo comenzó a descansar. Alicia fue la primera en adormecerse, llevaba varios días soportando una gran tensión nerviosa y sin dormir apenas. Lincoln no tardó mucho en acompañarla, pero Hércules permaneció despierto gran parte del viaje. El tren paró en muchas de las grandes ciudades de su recorrido y la frenética actividad de los últimos días se transformó en el lento discurrir de estaciones y fronteras. Tras atravesar toda Alemania, el tren entró en Austria y desde Viena tuvieron que coger otro con dirección a Sarajevo.