FUENTES

Por lo general, a los novelistas no se les pide, como a los historiadores, sus «Quellen»[81]. Pero como, a juzgar por varias experiencias que he tenido en el pasado, poseo algunas razones para anticipar esta demanda, deseo reconocer mi deuda con la admirable narración de viajes Through Masai Land del señor Thomson[82], por la mucha información que me ha proporcionado sobre los hábitos y las costumbres de las tribus que habitan esa parte de la costa oriental y de la región en la que viven; debo expresar mi agradecimiento a mi hermano, John G. Haggard, de la Armada Real, cónsul de Su Graciosa Majestad en Madagascar, y anteriormente cónsul en Lamu, por los muchos detalles que me ha proporcionado sobre los hábitos de vida y de guerra del atractivo pueblo masai; a mi cuñada, la señora de John Haggard, que amablemente realizó el poema de las páginas 231-32, y que me ayudó en el trazado de dos planos; he de citar, asimismo, un extracto que encontré en una revista que procedía de algún libro de viajes, cuyo nombre no recuerdo, al que debo la idea de los grandes cangrejos en el valle del río subterráneo[83*]. Si no recuerdo mal, ese libro contaba que, cuando esos crustáceos se irritaban, proyectaban los ojos a bastante distancia de su cabeza. Siento mucho no haber sido capaz de «plagiar» este efecto, pero pensé que aunque los cangrejos puedan, sin duda, hacer esto en la vida real, en una novela «no lo harían».

Hay un río subterráneo en Peter Wilkins[84], pero cuando escribí las páginas correspondientes yo no había leído esa curiosa pero interesante obra.

Se me ha indicado que existe una cierta similitud entre la escena en la que Umslopogaas asusta a Alphonse con su hacha y otra de Far from the Madding Crowd[85]. Lamento esta coincidencia y creo que el talentoso autor de esa obra no se sentirá inclinado a acusarme de inmoralidad literaria.

Para terminar, quiero añadir que el pequeño francés del señor Quatermain se asemeja a las jóvenes damas inglesas de largos dientes amarillos y enormes pies que tanto nos divierten en las páginas de la prensa gala ilustrada.

EL AUTOR DE «ALLAN QUATERMAIN».