LA LEYENDA Y LA HISTORIA

CÉSAR salió del saloncillo, dejando al alemán y a Cortés sentados en el sofá, absortos delante de la pintura; contempló varios cuadros de la galería, volvió y se sentó al lado de los pintores.

—Este retrato —dijo después— es como la historia al lado de la leyenda. Toda esa pintura que hay en estas galerías es la leyenda, el folklore, creo que se dice así. Esta es la historia.

—Eso es. Esto es la verdad —afirmó Cortés.

—Sí, pero hay gente a quien no le gusta la verdad, amigo Cortés. Yo diré: este es un hombre de carne, algo enigmático, como la misma naturaleza, con arterias en donde late la sangre; este es un hombre que respira y que digiere, y no una amable abstracción; usted, que lo entiende, dirá que el dibujo es perfecto y el color tal como es en la realidad; pero ¿y al que no le guste la realidad?

—A ese escritor Sthendal le pasaba eso con este retrato —dijo Cortés—: le chocaba que estuviera entre obras maestras.

—Le parecía malo, sin duda.

—Muy malo.

—¿Ese Sthendal era inglés?

—No, francés.

—¡Ah!, entonces no le choque a usted. Un francés no tiene la obligación de comprender nada que no sea francés.

—Sin embargo, era un hombre inteligente.

—¿Sería muy respetuoso?

—No, él se jactaba de no serlo.

—Pues sin duda lo era, sin sospecharlo. A un hombre que no sea respetuoso, ¿qué le importa que en medio de cosas buenas haya una mala?

El alemán del sombrero verde, que entendía algo de la conversación, estaba indignado con las ideas irreverentes de César. Le preguntó si sabía latín, y César le dijo que no, y entonces, en una extraña jerga, medio latina, medio italiana, soltó una serie de datos, de fechas y de nombres. Luego afirmó que todo lo artístico verdaderamente grande era germánico. Grecia, Roma, el arte gótico, el Renacimiento italiano; Leonardo de Vinci, Velázquez, todo germánico.

El joven chato de la esclavina y del sombrero verde con la pluma de gallo no dejaba salir una rata de su ratonera germánica.

Para César eran demasiados datos los del alemán gallístico, y se despidió de los pintores.