Viernes, 20 de junio. 21:00 h
Sankt Pauli (Hamburgo)
Al principio, Anna se mostró educada y se disculpó; pero después de que el quinto tipo se le acercara para ligar con ella, sus respuestas habían pasado a ser bruscas y antipáticas. Cuando oyó que otro Romeo le decía «¡Hola!», se dio la vuelta enseñando los dientes.
MacSwain retrocedió con las manos en alto.
—Lo siento… —dijo Anna avergonzada—. Pensaba que eras otra persona, bueno, cualquier otra persona, supongo…
—Me siento halagado.
—Pues no deberías. La competencia es malísima. —Anna lo miró de arriba abajo—. Empezaba a pensar que no ibas a venir.
—He tenido que quedarme a trabajar. Lo siento. —Extendió la mano—. Me llamo John MacSwain… —Y añadió en inglés—: Encantado de conocerte…
—Sara Klemmer… —dijo Anna, utilizando el nombre de una antigua compañera de colegio—. ¿Eres inglés?
—Casi —contestó MacSwain—. ¿Tienes hambre?
Anna se encogió de hombros para no concretar nada.
—Salgamos de aquí…
Desde el puesto de mando en el interior de la furgoneta aparcada, Paul Lindemann alertó a los agentes que estaban dentro de la discoteca.
—Preparaos; nos movemos. —Se volvió al agente del MEK vestido con un mono de electricista—. Cuando los dos coches principales estén en posición, nos marchamos.