En ocasiones, cuando nos acercamos mucho a alguna persona, sobre todo si es mayor, nos damos cuenta de que despide un aliento fétido y desagradable que nos lleva a alejarnos rápida y discretamente. Si se trata de un amigo o conocido, es mejor decirle que tiene mal aliento, porque la gente no suele percibir su propio mal aliento.
El mal aliento lo provocan, en general, bacterias que se producen por la descomposición de alimentos dentro de la boca, ya sea entre los dientes o debajo de éstos. Entre las personas mayores es más frecuente el mal aliento quizá porque con la edad se separan los dientes y es más fácil que ahí se acumule la comida.
También los alimentos muy condimentados como el ajo y la cebolla provocan mal aliento, así como el tabaco y el alcohol. En ocasiones, si tenemos anginas o amígdalas, la comida puede quedar empaquetada en pequeños orificios. Los dientes destruidos y las caries originan mal aliento. Y finalmente, la halitosis puede provenir del tracto digestivo y el estómago.
Si el problema no es severo, la mejor solución es lavarse los dientes y la lengua por todas partes tres veces al día, limpiarse los espacios que hay entre los dientes con hilo dental y hacer gárgaras con algún líquido bactericida.