EL ERUCTO

Dice el dicho que el eructo es «un pedo cansado que no pudo salir por el culo»; y es correcto.

Cuando se introduce el aire por el esófago y llega al estómago, éste se infla como un globo, por ejemplo, cuando tomamos algún refresco gaseoso.

Cuando la presión de los gases es elevada, los músculos del estómago provocan que el aire salga por donde entró, es decir, por el esófago. Antes de salir, el aire pasa por una pequeña válvula triangular, llamada epiglotis, que se abre ligeramente cuando sale el aire del estómago y vibra produciendo un sonido, llamado eructo, potenciado por una gran caja de resonancia: el interior de la boca. El eructar también se conoce como aerofagia, dado que es efecto de haber tragado aire.

Por otro lado, el aire que entra al estómago y pasa a los intestinos, produce ventosidades o pedos.

Los eructos no sólo se pueden producir cuando bebemos algún refresco con gas, sino también de manera artificial. Para ello, basta hacer el siguiente experimento: traga aire rápidamente cerrando la boca varias veces, tratando de que éste llegue al estómago. Después de hacerlo en repetidas ocasiones, puedes producir un prolongado eructo artificial presionando con los músculos el estómago. Basta practicar para lograrlo.

Con más entrenamiento puedes hacer concursos para ver cuál es el eructo que dura más tiempo o cuál es el de sonido más grave. Incluso los eructadores o aerófagos profesionales son capaces de hablar y cantar con grandes eructos.

Así como hay eructos que provocan una carcajada o el enojo de los mayores, también los hay apestosos, dependiendo de la comida ingerida recientemente.

Cabe mencionar que a pesar de que el eructo se considera de mala educación, en general, cuando tomamos bebidas gaseosas, no nos queda más remedio que sacarlo, de lo contrario tendremos gases en el estómago que nos producirán malestar. Así que hay que expulsar todos los gases.

Para que los bebés recién nacidos logren una buena digestión es indispensable que eructen, para lo cual los ayudamos dándoles palmaditas en la espalda.

Entre los beduinos de Medio Oriente, eructar después de una comida es un signo de reconocimiento a lo buena que estaba ésta. (Dato curioso: los camellos eructan frecuentemente).