Lo más común es que cuando hace frío nos den muchas ganas de orinar; la razón es que con el frío los objetos se contraen, es decir, reducen su tamaño. Así, nuestros músculos se contraen y ejercen presión sobre la vejiga.
Movemos las piernas rápidamente o las levantamos para aguantarnos las ganas antes de encontrar un baño.
Cuando al fin llegamos y orinamos, no podemos menos que esbozar una sonrisa de descanso, paz y tranquilidad.
El secreto de la orina radica en los riñones, dos órganos que se encuentran en la parte inferior de la espalda, debajo de los pulmones. Los riñones son los encargados de filtrar la sangre y limpiarla, así como mantener un balance entre los diferentes líquidos de nuestro organismo.
La sangre llega a los riñones por las arterias renales. Una vez allí, se conduce por unas ramificaciones o tubitos más pequeños llamados nefronas. La sangre limpia sigue su camino por las venas, mientras que los desechos de esta limpieza se dirigen por un gran tubo de desagüe, llamado uréter, hasta la vejiga, una bolsa de «cuero» en la que se almacena la orina. Cuando se llena dicha bolsa, sus terminaciones nerviosas mandan una señal al cerebro que dice: ¡tengo muchas ganas de orinar! Entonces, empezamos a buscar un baño o una gran extensión de terreno donde podamos hacerlo sin que nadie nos vea. Al orinar, nuestros músculos se contraen y presionan la vejiga para que el líquido amarillo se conduzca por un pequeño tubo llamado uretra y salga del cuerpo.
Así que la orina está compuesta de los desechos líquidos que no aprovecha nuestro organismo, principalmente, urea, ácido úrico, creatinina, sales, proteínas viejas, sudor y mucha agua; si nuestra orina sale de color café o con gotas de sangre podemos estar enfermos del hígado o de alguna otra cosa, por lo que debemos acudir de inmediato al médico. El color amarillo se debe a un pigmento llamado urocromo que se diluye con el agua. De modo que una orina de color oscuro revela falta de agua en el organismo. Hay que recordar que nuestro cuerpo posee aproximadamente un 50% de agua con sal, lo cual es fundamental para su buen funcionamiento. Cuando no tenemos suficiente agua decimos que estamos deshidratados y podemos necesitar suero, que no es otra cosa que agua salada, con glucosa, electrolitos y minerales.
Diariamente producimos aproximadamente 2 litros de aguas amarillas.