HACIA LA PRIMAVERA

BAÑADO por el cielo y por el trigo

ligero en la ebriedad que me ilumina,

el pie, llevado por la luz, camina;

y girando la esfera va conmigo.

Como dentro del agua siento amigo

el cuerpo en el espacio que adivina

la piel porosamente matutina;

suelto mi corazón, como un mendigo.

Voy nadando, flotando en la cadencia

del pie que avanza, en libertad errante,

por el campo profundo; y levemente,

mientras todo el planeta se silencia

hacia la primavera, en lo distante,

con los ojos cerrados, Dios se siente.