HASTA MAÑANA

… y miedos de la noche veladores

SAN JUAN DE LA CRUZ

HASTA mañana dices, y tu voz

se apaga y se desprende

como la nieve. Lejos, copo a copo,

va cayendo, y se duerme,

tu corazón cansado,

donde el mañana está. Como otras veces,

hasta mañana dices, y te pliegas

al mañana en que crees,

como el viento a la lluvia,

como la luz a las movibles mieses.

Hasta mañana, piensas; y tus ojos

cierras hasta mañana, y ensombreces,

y guardas. Tus dos brazos

cruzas, y el peso leve

levantas, de tu pecho confiado.

Tras la penumbra de tu carne crece

la luz intacta de la orilla. Vuela

una paloma sola, y pasa tenue

la luna acariciando las espigas

lejanas. Se oyen trenes

hundidos en la noche, entre el silencio

de las encinas y el trigal que vuelve

con la brisa. Te vas hasta mañana

callando. Te vas siempre

hasta mañana, lejos. Tu sonrisa

se va durmiendo mientras Dios la mece

en tus labios, lo mismo

que el tallo de una flor en la corriente;

mientras se queda ciega tu hermosura

como el viento al rodar sobre la nieve;

mientras te vas hasta mañana, andando;

andando hasta mañana, dulcemente

por esa senda pura, que, algún día,

te llevará dormida hacia la muerte.