LAS MANOS CIEGAS

IGNORANDO mi vida,

golpeado por la luz de las estrellas,

como un ciego que extiende,

al caminar, las manos en la sombra,

todo yo, Cristo mío,

todo mi corazón, sin mengua, entero,

virginal y encendido, se reclina

en la futura vida, como el árbol

en la savia se apoya, que le nutre,

y le enflora y verdea.

Todo mí corazón, ascua de hombre,

inútil sin Tu amor, sin Ti vacío,

en la noche Te busca,

le siento que Te busca, como un ciego,

que extiende al caminar las manos llenas

de anchura y de alegría.