ESCRITO A CADA INSTANTE

A Pedro Laín Entralgo

PARA inventar a Dios, nuestra palabra

busca, dentro del pecho,

su propia semejanza y no la encuentra,

como las olas de la mar tranquila,

una tras otra, iguales,

quieren la exactitud de lo infinito

medir, al par que cantan…

Y Su nombre sin letras,

escrito a cada instante por la espuma,

se borra a cada instante

mecido por la música del agua;

y un eco queda sólo en las orillas.

¿Qué número infinito

nos cuenta el corazón?

Cada latido,

otra vez es más dulce, y otra y otra;

otra vez ciegamente desde dentro

va a pronunciar Su nombre.

Y otra vez se ensombrece el pensamiento,

y la voz no le encuentra.

Dentro del pecho está.

Tus hijos somos,

aunque jamás sepamos

decirte la palabra exacta y Tuya,

que repite en el alma el dulce y fijo

girar de las estrellas.