De LA ESTANCIA VACIA

SEÑOR, el viejo tronco se desgaja,

el recio amor nacido poco a poco

se rompe. El corazón, el pobre loco,

está llorando a solas en voz baja,

del viejo tronco haciendo pobre caja

mortal. Señor, la encina en huesos toco

deshecha entre mis manos, y Te invoco

en la santa vejez que resquebraja

su noble fuerza. Cada rama, en nudo,

era hermandad de savia y todas juntas

daban sombra feliz, orillas buenas.

Señor, el hacha llama al tronco mudo,

golpe a golpe, y se llena de preguntas

el corazón del hombre donde suenas.