De LA ESTANCIA VACÍA

ES domingo quizá. Tiene fragancia

de domingo el pinar; el mar risueño

derrama a nuestros pies su amor sin dueño,

detrás de las montañas, hacia Francia.

Jugamos ya sin ganas; la distancia

es como un humo dulce y ribereño.

La ladera sin sol; el mar con sueño

borra en la niebla mi remota infancia.

La cumbre es toda luz; sobre la frente

el vuelo de unos pájaros lejanos;

aún duerme el corazón en su dulzura.

Aún somos todos niños en la mente

de Dios; espuma somos de Tus manos;

¡aún flota nuestro amor sobre Tu hondura!