EL VIEJO ESTÍO

LA nieve borra el campo blanco y lento,

y el Guadarrama duerme bajo el frío

triste del corazón… (¡Igual que el mío,

oh Guadarrama, tu latido siento!).

¡Lejos, hondo, fragante, vasto aliento

dorado del pinar! El viejo estío

—la luna en el canchal, el son del frío—

el alma torna mientras gime el viento.

¡Alegre, alegre luz innumerable

donde empieza la muerte mi desvelo

y la sangre del todo se desnuda!

De amor olvidadizo inolvidable

escucha el corazón brotar del suelo

junto al romero azul del agua muda.