CUMBRE, II

CUMBRE. La luz reposa

vagamente en lo intacto

de la noche. La luna

se derrama en la mano.

Montón de sombra negra.

La noche está en nosotros.

Su quietud desvelada

la adivinan los ojos.

El agua bulle alegre

y el corazón camina.

De ladera en ladera

suena rota la brisa.

Los barrancos sin nadie.

(¡Mi corazón en sueños

era inmenso!). La noche:

limpidez del silencio.

Cumbre pura y fragante.

MÍ corazón soñaba

desvelado en la sombra.

(¡Y era inmensa mi alma!).