El tono muscular de Andrea tras la competición facilitó el acceso a la vena del doctor. Luego la enfermera la acompañó al baño y esperó fuera del cubículo hasta que salió con la muestra de orina. Durante todo el proceso Andrea mantuvo una actitud amistosa que era tan sincera como la sonrisa ancha y estúpida que mostró durante sus posturas en el escenario. Hasta bromeó con la adusta enfermerita, aunque sintiera asco y odio por su cara pálida y flácida y su cuerpo sin forma.
A Andrea tampoco le cayó bien el médico. Era un hombrecito arrogante y antipático que no le dirigió la palabra más que para ordenarle que levantara el brazo.
—¿Cuándo me darán el resultado? —preguntó Andrea con una sonrisa, aunque tuviera ganas de arrancarle la cabeza al medicucho petulante.
—A ti no te lo darán. Irá directamente a la federación y ellos te comunicarán los resultados. Pero te entregaré la mitad de cada muestra para que puedas hacerlas analizar por tu lado, en caso de que quisieras contrastar los resultados.
Andrea tuvo que vencer el impulso de estrellarle la cuidada manicura de su puño en toda la cara de suficiencia.
—No habrá nada que contrastar.
El médico se levantó y empezó a guardar sus instrumentos en el maletín.
—Estimada señora, soy médico. He practicado análisis para las federaciones de muchas disciplinas deportivas, y le voy a decir algo que es un dato médico absoluto e indiscutible, no una opinión, sino un hecho: la hipertrofia muscular, concretamente la que usted presenta, es un fenómeno masculino. Las mujeres pueden aumentar la musculatura levantando pesas, pero en un grado mucho menor. Sólo los hombres pueden conseguir unos músculos como los que usted ha desarrollado sin recurrir a sustancias prohibidas, e incluso los hombres de mediana edad pierden la masa y la capacidad de definición muscular que tuvieron de jóvenes. ¿Por qué? Porque sus niveles de testosterona empiezan a declinar. Es la testosterona, Frau Sandow, en las cantidades que sólo se dan naturalmente en los hombres jóvenes. Éstos multiplican casi por diez el nivel de testosterona de las mujeres.
—¿Me está acusando de hacer trampas? —La sonrisa de Andrea se esfumó de sus labios, y su musculosa mandíbula estaba apretada con fuerza.
—No estoy acusando a nadie de nada; simplemente, estoy exponiendo una realidad médica. Usted no podría haber conseguido esta masa muscular sin haber tomado grandes cantidades de testosterona. Lo único que este análisis determinará es si ha tomado la suficiente para que su cuerpo dé positivo. Pero me atrevo a decir que lo tenía usted todo muy bien calculado en lo que respecta a esta competición.
Andrea se levantó súbitamente, con la rabia carcomiéndole las entrañas. El médico cerró su maletín, sin inmutarse.
—Un nivel inusualmente alto de agresividad es un efecto secundario muy común, Frau Sandow. —La miró de arriba abajo—. Y debo decirle que es usted una persona singularmente poco sana. Puedo decir por su halitosis, por la caspa de su cuero cabelludo y por sus párpados inflamados que está usted gravemente deshidratada. Por favor, siga mi consejo médico y beba líquidos en grandes cantidades.
Andrea se estiró en toda su altura, metió el abdomen hacia adentro y flexionó los hombros.
—Supongo que usted considera que esto es estar en baja forma —le dijo, y se rió.
—Desde luego, así lo creo. Ya se ha hecho usted mucho daño en los órganos internos. Sólo la deshidratación prolongada ya le habrá provocado quién sabe qué estragos en el hígado y los riñones. Supongo, Frau Sandow, que ha utilizado usted testosterona como base de una ingesta de esteroides. Pero, teniendo en cuenta su pronunciada vascularidad —dijo, señalando las venas que sobresalían de sus antebrazos y bíceps—, deduzco que pensó usted que podía salir adelante usando Boldenone. La mala noticia es que el Boldenone resulta detectable durante casi seis meses.
—Lo que usted no sabe —dijo Andrea, con una sonrisa masculina— es que tengo unos conocimientos de fisiología humana que no puede ni llegar a imaginarse. Como le he dicho, en estos análisis no van a encontrar nada. ¿Y qué pasaría si hubiera tomado esteroides en el pasado? Eso sería legal. Forma parte de lo que hacemos, como la dieta rica en proteínas.
El médico y la enfermera se dirigieron a la puerta. Él se volvió y movió la cabeza con aire disgustado.
—Es usted un deshonor para su linaje, Frau Sandow. Sólo espero que Eugene Sandow no fuera su ancestro directo. Su visión de este deporte era repetir el espíritu de la gimnasia clásica, conseguir una simetría y un equilibrio perfectos. Formar, no deformar. Lo que hace la gente como usted es adoptar un gran deporte y convertirlo en un espectáculo de circo. Como le he dicho, el comité organizador le notificará los resultados del análisis.
Andrea se quedó a solas con Maxine, que le rodeó la enorme espalda con un brazo.
—No te preocupes, cariño —le dijo en inglés—. Pasarás esos análisis sin ningún problema. ¿De qué hablaba ese viejo, de todos modos?
—De nada —dijo Andrea, y le sonrió—. Nada de nada. Salgamos por ahí, venga, como tú has dicho.
Pero muy adentro de ella rugía un fuego siniestro. Pensaba en aquel pequeño doctor pomposo y, todavía peor, en la foca estúpida de su enfermera allí callada a su lado, con su mirada de reproche, tan sumisa. Estaban tan seguros de sí mismos… Pero no sabían que ella era tan lista como fuerte, y en aquellas muestras no encontrarían nada de nada.
Esa noche saldría por la ciudad con Maxine. Pero pronto, muy pronto, tendría que liberar el ardor de su rabia.