Iluminada por los focos, Alia aún disfrutaba de los aplausos cuando empieza a girar, alejándose del micro. Durante un instante, me clavó la mirada, como si supiera… Fue una ilusión, por supuesto, porque yo estaba muy apartado del escenario y ella difícilmente me podría ver. Aun así, con el pelo recogido y el brillo blanquecino de los focos en su piel, su cara…
—¿Emod? —Dee susurraba de nuevo—. ¿Seguro que estás bien?
La cara. Esa máscara mortecina en el espejo. No me lo había imaginado, realmente estaba allí. Sé que era imposible, pero aun así… La cara que había visto era la de Alia. Era ella.