Capítulo XI

CONFIDENCIAL: A CONSERVAR EN SOBRE SELLADO

Va adjunto el informe médico sobre Walter Franklin, que ha concluido con éxito su período de instrucción y se ha licenciado como guardián de tercera con las mejores notas que se registran. En vista de ciertas quejas de miembros veteranos de la Rama de Organización y de Personal en el sentido en que hubo informes anteriores que resultaban demasiado técnicos para la mentalidad general, redacto este sumario en lenguaje comprensible hasta para los oficiales administrativos.

Pese a muchos defectos personales, la capacidad intelectual de Walter Franklin le sitúa entre ese pequeño grupo del que deben salir los futuros directores de los departamentos técnicos, grupo tan trágicamente pequeño que, como he indicado con frecuencia, peligrará la existencia misma del estado si no aumenta su tamaño. El accidente que eliminó a Walter Franklin del Servicio Espacial, en el que habría hecho sin duda una excelente carrera, le dejó en plena posesión de su capacidad y talento y nos brindó una oportunidad que habría sido una locura desperdiciar. No sólo nos permitió estudiar lo que luego se convertiría en un caso típico de libro de texto de astrofobia, sino que nos brindó una importante tarea en el campo de la rehabilitación. Muchas veces se han expuesto las analogías que existen entre el mar y el espacio, y un hombre acostumbrado a uno de los dos medios puede fácilmente adaptarse al otro. Pero en este caso las diferencias entre los dos medios son de la misma importancia; a un nivel más simple, el hecho de que el mar sea un fluido sustentador y continuo, en el que la visión se limita siempre a unos metros, dio a W.F. la sensación de seguridad que había perdido en el espacio.

El hecho de que, hacia el final de su periodo de instrucción, intentase suicidarse, puede parecer contradecir, a primera vista, el enfoque que damos al caso y nuestro tratamiento. No es así: esa tentativa nació de una combinación de factores totalmente imprevisibles (párrafos 57-86 del informe adjunto), y su resultado, como pasa a menudo, fue que mejoró la estabilidad del sujeto. El método elegido para el suicidio es también muy significativo por sí mismo y demuestra que habíamos elegido correctamente la nueva vocación de Walter Franklin. Puede, además, ponerse en duda la seriedad de esa tentativa de suicidio; si Walter Franklin hubiera estado realmente decidido a matarse, habría escogido un medio más simple y seguro de hacerlo.

Ahora que el sujeto ha restablecido (con aparente éxito) su vida emocional, y muestra solo síntomas insignificantes de desequilibrio, confío en que no tengamos más problemas. Sobre todo, es muy importante que interfiramos con su vida lo menos posible. La independencia y originalidad de su pensamiento, aunque ya no tan acusadas como eran, forman parte fundamental de su personalidad y determinarán en alto grado sus futuros progresos.

Solo el tiempo dirá si todos los esfuerzos empleados en este caso arrojarán un saldo positivo en dólares. Pero aunque así no fuese, quienes en él han trabajado han recibido ya la recompensa de haber colaborado en la reconstrucción de una vida, que sin duda será útil, y quizás de un valor incalculable.

Ian K. Stevens.

Director.

División de Psiquiatría Aplicada.

Organización Sanitaria Mundial.