Libros y noticias
Como autor de cinco libros y comentarista de docenas, puedo sufrir de cierta deformación profesional, pero creo que los libros deberían ser noticia más a menudo. En este país se publican al año más de 50.000, pero sólo se comenta una parte muy pequeña. Casi todos estos 50.000 libros y pico, incluso los más tópicos, se han engendrado con el amor y el mimo de los autores. Al margen de los que vienen a llenar importantes lagunas,[46] ¿no podría notificarse por lo menos el nacimiento de un porcentaje más amplio?
Se describen generosamente todos los partidos de béisbol, baloncesto y fútbol, sean de nivel profesional, universitario o de instituto, con estadísticas de todas clases. Se reproducen todos los sórdidos detalles de los homicidios, los asuntos de drogas y otras formas de violencia. Todos los programas de televisión de todos los canales merecen una breve sinopsis en suplementos semanales o mensuales. Todas las insignificantes variaciones del valor de las acciones de cientos de empresas de quinto orden se publican en los periódicos todos los días. No creo que un espacio con una cantidad diaria de breves noticias de agencia nacional sobre los últimos libros que se publican atraiga a menos lectores que las secciones mencionadas. Además, los periódicos tienen intereses creados en la educación de sus lectores.
Los escasos libros que se comentan reciben a veces una generosa cantidad de atención, en buena medida fastidiosa y desagradable. Hay aquí perfiles de famosos que apenas se diferencian de los comentados en otra parte de este libro. Por lo que se refiere a las frases calificativas, si hay que publicar N elogiosas en la sobrecubierta de un libro, para obtenerlas hará falta una media de N × 1/P peticiones, donde P es el porcentaje de comentaristas a quienes han gustado las galeradas. Así, para conseguir cuatro frases elogiosas cuando es probable que sólo las escriba uno de cada seis comentaristas, habrá que hacer alrededor de veinticuatro peticiones. Como es lógico, aparte de la calidad del libro, hay muchos otros factores que influyen en este porcentaje.
Puesto que ya he escrito sobre las listas en los dos artículos anteriores, debería hablar aquí de las listas de libros más vendidos. Por desgracia, dispongo de poca información segura. Es comprensible que los libros que aparecen en tales listas se conozcan más por ser famosos que por leerse. Incluso cuando un libro lo leen todas las personas que lo compran, un título del que se vendieran 100.000 ejemplares lo leería sólo el 0,038% de los estadounidenses; en cambio, podrían multiplicarse por varios cientos los ciudadanos que conocieran algún elogio identificador del mismo libro. Aparecer en una lista es un punto importante en el salón de los espejos de los medios informativos, que está forrado de entrevistas periodísticas, artículos de revista, intervenciones personales y entrevistas de televisión. Los momentos de la atención pública se potencian tanto entre sí que mientras El hombre anumérico estuvo en la lista de los más vendidos, me sentía como si estuviera en una gran tabla de surfing, arrastrado por olas publicitarias gigantescas y casi sensoriales. Huelga decir que la suerte, la oportunidad y ciertos efectos totalmente no lineales contribuyen a que un libro conozca el estrellato.
En cualquier caso, hoy son más numerosos que nunca los periódicos que publican listas de libros más vendidos, cada una con fórmulas y manías propias que los editores procuran explotar dentro de lo posible. La lista que publica el New York Times es la primera y principal de todas las listas por dos motivos. Recoge más y más variados géneros que otras listas, y se publica en el New York Times.