Océanos contaminados por una molécula de agua
Un estudio reciente ha llegado a la conclusión de que el 45% de los artículos científicos de la prensa trata de medicina y la salud, el 15% del medio ambiente y el 8% de temas sociológicos. Puesto que llegan a los dos tercios los artículos científicos que abordan temas vinculados directa o indirectamente con riesgos y peligros, hay que encontrar formas mejores de informar al público en general sobre el grado de los peligros. (Adviértase lo engañoso de la expresión «llegan a los dos tercios»).
Una clase particular de peligro que recibe una atención desmesurada es la contaminación: benceno en el agua mineral Perrier, restos de pesticida en las verduras, Alar en las manzanas, asbesto en las aulas y residuos químicos en el suelo, el agua y el aire. Aunque algunos de los incontables agentes peligrosos de que se habla exigen intervención y justifican el miedo, con casi todos se exagera un peligro que en el fondo es trivial y mucho menos preocupante que el de otros agentes. (Me viene a la cabeza el retrato satírico de una familia estadounidense mal informada: mamá, grotescamente gorda, come patatas fritas sentada en la parte delantera del coche; papá conduce con dos dedos en el volante mientras alterna los sorbos a la lata de cerveza con las chupadas al cigarrillo, y Júnior está entre los dos jugando con el espejo retrovisor. Y no paran de quejarse de los productos tóxicos, los agentes químicos y los residuos contaminantes que les rodean).
Para ser exactos, suele tardarse algún tiempo en extirpar lo químico nocivo de lo quimérico inocente. Pero lo cierto es que los dos factores ponen a algunas personas al borde de la ira irracional y la apoplejía, y las noticias sobre sus actividades componen el grueso de la información general sobre el tema. Aunque difícil, conviene hacer distinciones: si todo es peligroso, nada lo es. Y como ya he dicho, si se gasta el dinero a manos llenas en los peligros insignificantes, quedará muy poco para afrontar los de importancia.
Un poco de cálculo demuestra que hace falta muy poca contaminación para que parezca un peligro serio. Supongamos que los océanos del planeta contenían al principio agua totalmente pura y que un genio medioambiental derramó en ellos una pinta de un temible producto químico —por ejemplo, Li2O, sea esto lo que fuere— y que luego removió bien para que el producto químico se repartiera de manera uniforme. (Una pinta es una antigua medida de capacidad que todavía se emplea en algunos países con distinto valor; la pinta estadounidense para líquidos es un poco más de lo que cabe en una lata de refresco). Unos años después, un inspector de la oficina para el medio ambiente recoge una pinta de agua de mar y proclama con indignación que hay X moléculas de Li2O en esa pinta de agua antaño pura. ¿Qué valor aproximado daría el lector a X?
Quisiera emplear ahora la aritmética, una pizca de geometría y unas gotas de química para dar con una estimación más o menos aceptable del valor en cuestión. (El lector con fobia a estos temas se puede saltar este párrafo y los dos siguientes). Téngase en cuenta primeramente que la superficie del planeta tiene un área de unas 2 × 108 millas cuadradas. (El radio del planeta, r, es de unas 4.000 millas y el área de la superficie de la esfera es 4πr2). Sabiendo que el 75% de la superficie terrestre está cubierto de agua con una profundidad media de unas 2 millas, el volumen del agua de los océanos terrestres será de 3 × 108 millas cúbicas. Multiplicando esta cifra por 5.2803, que es la cantidad de pies cúbicos que hay en una milla cúbica, tenemos que el volumen del agua de los océanos terrestres es de unos 4,4 × 1019 pies cúbicos. Puesto que una pinta contiene unos 0,17 pies cúbicos, el volumen de los océanos es de unas 2,6 × 1021 pintas.
Prosigamos señalando que una pinta tiene unas 29 pulgadas cúbicas y que caben unas 0,6 pulgadas cúbicas en un centímetro cúbico; así, en una pinta de agua hay alrededor de (29/0,60 =) 480 centímetros cúbicos, 480 gramos, o por decirlo de otro modo, puesto que el mol de agua pesa unos 18 gramos, hay unos 25 moles de agua en una pinta. Cada mol de agua contiene el número de Avogadro (6 × 1023) de moléculas, por lo que una pinta de agua contiene 1,5 × 1025 de moléculas de agua. (Hay caminos más rectos para llegar a esta cantidad).
Así pues, ¿cuántas moléculas de Li2O contiene una pinta del agua ya contaminada? La fracción del volumen oceánico que es Li2O es 1/2,6 × 1021. Y ésta es también la fracción de los residuos químicos que hay en una pinta de océano. Puesto que una pinta contiene unas 1,5 × 1025 moléculas, hagamos la multiplicación y comprobaremos que en cada pinta de agua de mar hay casi 6.000 moléculas del abyecto Li2O.
Aquella pinta de Li2O (algo más que una lata de refresco, recordémoslo) que se arrojó al agua pura de los océanos y se repartió de manera uniforme por todo el mundo se nos ha convertido en casi 6.000 moléculas de producto por pinta de agua recogida. El objeto de este furor aritmético es subrayar que no cuesta nada encontrar un titular escalofriante. Una parte entre 2,6 × 1021 probablemente no dirá nada a nadie, ni siquiera a los alarmistas, pero 6.000 moléculas por pinta (que es casi medio litro) puede poner a muchos los pelos de punta.
Por pasar del análisis dimensional acuático al terrestre, recuerdo que en las cajas de cereales que consumía cuando era muy pequeño venían anuncios que vendían parcelas de tierra en Colorado. El precio de venta en los años cincuenta, precio aparentemente ridículo, era de 25 centavos por pulgada cuadrada. A pesar del miedo que tenía a las vacas y los caballos, fantaseaba que mi familia vendía la casa y que compraba un rancho de ganado tan grande que se perdía en el horizonte. ¿Cuánto habría costado un acre de esta tierra indiscutiblemente desolada? ¿Y una milla cuadrada?[32]
En términos generales, casi cualquier dato científico matemáticamente expresado se puede transformar en un ogro o en un señuelo para aterrorizar o atraer al ciudadano. Es una conclusión inevitable en un país donde la tercera parte de sus habitantes cree que las personas y los dinosaurios fueron contemporáneos, según ha puesto de manifiesto un reciente estudio de Louis Harris. The Journal of Irreproducible Results [Revista de los Resultados Irreproducibles], una publicación satírico-científica, publicó hace tiempo un trabajo que ilustraba lo que digo. Advertencia: la masa de este producto equivale en energía a Q millones de toneladas de TNT. Advertencia: este producto atrae a todos los cuerpos del universo con una fuerza igual al producto de sus masas dividido por el cuadrado de sus distancias. O por poner otra advertencia, más en el espíritu del ejemplo de más arriba: las pepitas de manzana contienen cantidades perceptibles de cianuro, un compuesto químico de conocida toxicidad para los humanos.