En esta sección repasaré algunos aspectos matemáticos de los artículos científicos que aparecen en los periódicos. Muchos artículos comentan la aparición de nuevos estudios y avances, pero no saben contextualizarlos. Es muy probable que esta característica tienda a confundir, aunque el artículo sea técnicamente exacto. Como dijo Bertrand Russell en cierta ocasión, a veces hay que escoger entre la claridad y la exactitud, y una claridad comprensible (sin distorsiones importantes) es preferible a la exactitud obnubiladora, sobre todo en la prensa diaria.

Sin embargo, hay científicos que no piensan así; se comportan como si el periódico sólo fuera una publicación profesional con una circulación muy amplia o una especie de oficina de relaciones públicas de su laboratorio o universidad. En el otro extremo están los periodistas que se aferran a las más teatrales versiones coherentes con los últimos resultados. Los verdaderos héroes son los informadores que poseen suficientes conocimientos científicos y que saben escribir con amenidad y claridad suficientes para describir con eficacia al público en general los temas científicos. A veces se trata de científicos de primera categoría, pero son con más frecuencia, por lo que parece, periodistas científicos.

Lo que sigue es un comentario sobre las trampas estadísticas que hay que evitar si se quiere interpretar bien las noticias sobre los peligros para la salud. Hay además apartados sobre lo inevitable de la contaminación, sobre la imposibilidad de predecir la andadura de la ecología, la seducción de la seudociencia, los lamentables resultados en matemáticas de los estudiantes estadounidenses y asuntos afines.