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Titulares y la pirámide invertida

La expresión pirámide invertida no pasa inadvertida al matemático. De manera espontánea acude a las mientes la fórmula 1/v = 1/[1/3 πr2h], En periodismo, desde luego, se refiere a la práctica habitual de organizar un artículo informativo poniendo primero un titular, luego un par de párrafos fundamentales donde se responde con brevedad a las preguntas sobre Quién, Qué, Cuándo, Dónde, Por qué y Cómo, y a continuación la película de los acontecimientos, adelantando los detalles más destacados. Si más tarde se introduce otra idea, su desarrollo tiene la misma estructura de pirámide invertida: un titular más pequeño, la introducción básica y el paquete de los detalles. La ventaja de esta estructura es que el artículo se puede cortar por cualquier parte, por motivos de composición tipográfica u otros, sin que el conjunto que sobrevive deje de tener sentido. Una ventaja más importante, para bien y para mal, es que el lector, que por lo general sólo quiere conocer el esqueleto de la noticia, queda normalmente satisfecho leyendo sólo el titular y la introducción.

La verdad es que los artículos de prensa, con sus titulares llamativos, sus puntos principales realzados tipográficamente y sus comprimidos párrafos introductorios pueden contribuir más a la disminución de la capacidad de atención, como ha señalado el periodista Jonathan Alter, que el medio televisivo, que es al que se suele culpar de este fenómeno. Hojeando el periódico quince minutos (a diferencia de la televisión, los periódicos permiten este acceso aleatorio) podemos percibir lo básico de docenas de artículos. Dedicando este mismo tiempo a ver el telediario o, peor aún, un programa de reportajes, sólo tendremos delante unas cuantas noticias. La atención que exige la televisión no es breve; es larga, pero muy superficial.

Cambiar de canal no calma la impaciencia que produce el ritmo de la información televisiva. Cuando me voy del telediario de la NBC y paso al de la ABC, pongamos por caso, veo a menudo que están con la misma noticia al mismo tiempo, sobre todo durante los dos primeros tercios del telediario. La teoría de la probabilidad define lo que quiero decir con «a menudo». Supongamos, a modo de ejemplo, que sólo hay cinco o seis noticias importantes en un día dado. Supongamos además que las cadenas las presentan en orden aleatorio pero dedicando el mismo tiempo a cada una. Un teorema de «reordenaciones» dice que la probabilidad de que al menos una de estas noticias se emita al mismo tiempo en ambas cadenas en algún momento del telediario es de alrededor del 63%. Puesto que casi todos estarán de acuerdo en que unas noticias son más interesantes que otras, el orden de las noticias no es aleatorio y mis posibilidades de ver la misma noticia en las dos cadenas al mismo tiempo superan en realidad el 63%. (La cantidad de posibles artículos de cabecera en semanarios como Time y Newsweek es elevada, pero sospecho que incluso aquí es casual y no competitiva la razón de que publiquen portadas idénticas de tarde en tarde).

Sea en televisión (donde está más acentuado), sea en la prensa, la palpable debilidad de la estructura en pirámide invertida que tienen las noticias es que la concentración tiende por necesidad a desdibujar la complejidad (volveremos sobre esto en la última sección). Y como es tan breve, el titular, para que tenga coherencia, tiene que apoyarse mucho en las suposiciones de fondo del lector, y de aquí el porcentaje de artículos que celestinean con los malentendidos populares o que subrayan los conflictos entre grupos étnicos. Se llama a la puerta del error de disponibilidad. Sistemas y procesos, lineales o no, son no momentáneos por naturaleza; no aparecen en un momento concreto, y en consecuencia no se prestan a tratamiento periodístico a menos que haya crisis o descalabros de cualquier clase. El cómo y el porqué de las noticias sobre sistemas y procesos son a menudo particularmente flojos.

Por suerte, la intervención de los ordenadores en la organización de un periódico reduce muchísimo las pegas tipográficas que había antes. Las noticias se pueden contar a veces a un ritmo que permite desarrollar el necesario marco histórico y que sin embargo no proseguirá en páginas interiores. Los comentarios de actualidad y los artículos de interés humano, por el contrario, no tienen por lo general una estructura de pirámide invertida; con frecuencia comienzan concentrándose en la intrigante y difícil situación de algún individuo carismático. Una forma intermedia que parece combinar la necesidad de comunicación rápida de hechos esenciales con una más tranquila disección de estos mismos hechos es una pequeña pirámide invertida seguida de un artículo romboidal más largo, con el nudo y el desenlace que correspondan.

Como autor de literatura divulgativa, la precisa concisión patente en titulares, frases de introducción y artículos me parece fascinante y admirable. Llego a paladear incluso titulares como ENCONTRADO TRONCO SIN CABEZA EN UN TOPLESS. No todos los titulares, sin embargo, reflejan fielmente la noticia que hay debajo (por no mencionar que las noticias y la realidad subyacente pocas veces pasan de ser vecinos que se saludan); lo confirma el título de esta unidad. Hace poco, aunque los artículos describían los mismos acontecimientos y aparecieron el mismo día, el New York Times y el Wall Street Journal publicaron, respectivamente, los siguientes titulares: LAS JORNADA CONFIRMAN EL ABISMO ENTRE EL SIDA Y SU CURACIÓN y CONFIANZA CIENTÍFICA EN LAS INVESTIGACIONES SOBRE EL SIDA.

Un ejercicio instructivo podría consistir en leer un artículo sin ver los titulares (es mejor que alguien los suprima de antemano), retitularlo por cuenta propia y comparar a continuación nuestro titular con el verdadero. Si resulta demasiado complicado, podemos ir de telediario en telediario y comprobar con cuánta frecuencia encontramos la misma noticia en algún momento de los programas.