—¿Qué dices? —Mi hermana vino corriendo a mi lado.
Nos quedamos de pie, petrificados, mirando en silencio.
El esqueleto que había dejado al descubierto estaba colocado de lado, con todos los huesos en perfecto estado. Daba la sensación de que nos estaba observando desde las vacías y grises cuencas de sus ojos.
—¿Es… es de persona? —tartamudeó Terri.
—No, a menos que los seres humanos tengan cuatro patas —respondí.
Terri miró fijamente hacia abajo. Estaba atónita.
—Y entonces, ¿qué es?
—Algún animal grande —respondí—. Probablemente un reno.
Me arrodillé para verlo desde más cerca.
—No, no es un reno. Tiene los huesos de los dedos de los pies, no pezuñas.
Examiné el cráneo. Era bastante grande y tenía todos los dientes afilados. A los nueve años me fascinaban los esqueletos. Seguramente he leído todos los libros que existen sobre ellos.
—Yo diría que es un perro —aventuré.
—¿Un perro? —preguntó Terri—. ¡Oh, pobre perrito!. —Volvió a mirar el esqueleto fijamente—. ¿Cómo crees que murió?
—Posiblemente fue atacado por algún animal. Mi hermana se arrodilló a mi lado.
—¿Por qué iba alguien a querer comerse un perro? —preguntó.
—¡Tienen muchas proteínas! —bromeé.
—¡Estoy hablando en serio, Jerry! —protestó, dándome un fuerte empujón—. ¿Qué animal de esta zona come perros?
—Probablemente un lobo, o un zorro —contesté pensativamente.
—¿Pero un lobo o un zorro no hubiera roído unos cuantos huesos y lo hubiera abandonado? —preguntó—. Este esqueleto está en perfecto estado.
—Es posible que muriera de viejo —sugerí—. O a lo mejor alguien lo enterró aquí, debajo de esta extraña raíz.
—Sí, probablemente no fue atacado por nadie —respondió mí hermana. Su rostro estaba volviendo a su expresión normal.
Nos sentamos encima del esqueleto sin decir palabra, pensando en aquel perro.
El aullido de un animal nos hizo levantar de un salto. Aquel aullido escalofriante envolvió todo el bosque, haciendo eco entre los árboles.
Enseguida los aullidos se hicieron más intensos y nos cubrimos los oídos con las manos.
—¿Qué… es eso? ¿Quién está aullando de esta manera tan horrible? —gritó Terri, mirándome aterrorizada.
Le devolví la mirada. Lo ignoraba. Sólo sabía que se estaba aproximando.