La ruta 66 se perdía al llegar a Alanreed. Según nuestro mapa, había que tomar la interestatal 40 y volver a la 66 en Jericho o seguir directamente por la 40 hasta Amarillo.
—Si no te complica, nosotros preferimos ir por la 66.
—¿Desayunaron? —preguntó de pronto Katrina.
—Algo, antes de salir de Shamrock.
—Vamos, que los invito a desayunar a un lugar tranquilo.
Entramos a un predio rodeado por muros que estaba al costado de la ruta y que parecía abandonado.
—Es el cementerio de Alanreed. No se asusten. En el medio del cementerio hay un parque encantador.
Pasamos entre las tumbas, algunas rotas, todas grises. Llegamos al parque del centro del cementerio y detuvo el auto cerca de unos árboles. Bajamos. Ella abrió el baúl y buscó una manta de colores. La colocó a la sombra. Después sacó una heladerita y le pidió a Pablo que bajara a Thelonius.
Los cinco nos sentamos sobre los bordes de la manta. Thelonius iba de acá para allá gateando, tratando de agarrar todo y terminaba en brazos de alguno de nosotros. De la heladerita, Katrina sacó sándwiches de pollo y de pavo. También tenía café frío y agua mineral. Un desayuno campestre rodeado de fantasmas de vaqueros.
Cuando terminamos de comer, Katrina se levantó y fue hasta la parte trasera del auto y nos preguntó:
—¿Quieren que les cante algo?
Sacó una guitarra y volvió con nosotros. Afinó las cuerdas.
—Les voy a cantar una canción de Bob Dylan que se llama «Soplando en el viento».
Y su voz aguda, melodiosa, entonó:
«¿Cuántos caminos tiene que andar un hombre
antes de que lo puedas llamar hombre?
¿Y cuántos mares tiene que atravesar una paloma blanca
antes de que duerma en la arena?
¿Y cuántas veces deben volar las balas de cañón
antes de ser prohibidas para siempre?
La respuesta, amigo, está soplando en el viento.
La respuesta está soplando en el viento.
¿Cuántas veces un hombre tiene que mirar hacia arriba
antes de que pueda ver el cielo?
¿Y cuántos oídos uno debe tener
antes de que pueda oír a la gente llorar?
¿Y cuántas muertes harán falta hasta saber
que ya ha muerto demasiada gente?
La respuesta, amigo, está soplando en el viento.
La respuesta está soplando en el viento.
¿Cuántos años puede existir una montaña
antes de que se diluya en el mar?
¿Y cuántos años pueden existir algunas personas
antes de que se les permita ser libres?
¿Y cuántas veces puede un hombre dar vuelta la cara
fingiendo que no ve nada?
La respuesta, amigo, está soplando en el viento.
La respuesta está flotando en el viento».
Cuando terminó de cantar, estallamos en aplausos y Thelonius también. Katrina estaba exultante. Yo saqué algunas fotos (las tumbas eran un fondo perfecto) y ella cantó varias canciones más de Dylan, una de los Beatles («Across the Universe»), una versión increíble de «Light my fire», de los Doors, y otra que no conocíamos.
—Se llama «Mejor juntos» y es de Jack Johnson. Ustedes son el público más maravilloso que tuve en mi vida. Es cierto que no tuve nunca mucho público.
Abandonamos el cementerio de Alanreed con la sensación de que algo importante había ocurrido en todos nosotros.