6

Dejamos ahora a Erik solo en su universo de felices digestiones y nuevas leyes alimentarias, de infusiones herbales y de horario monástico. No volverá a cenar nunca más verduras crudas sin sentirse culpable. En sus entrañas se ha formado un mar de infusiones herbales. Es ya incapaz de imaginarse su existencia sin Herr Dr. Krüger, que le va revelando los secretos de la medicina tradicional china, o sin esas dos encantadoras lesbianas sentadas en la mesa de al lado, o sin el fabricante de salchichas de Liechtenstein en la piscina olímpica, o sin el aquafitness o el Qi Gong. La lista de lo que nunca más podrá hacer, comer o beber crece a diario. A veces le embarga la sensación de que en su cuerpo viejo se está gestando un cuerpo nuevo y que se desprenderá del viejo, abandonándolo en el Alpenhof como ropa sucia o enviándolo a la sala de disección de la Facultad de Medicina. Lo que hará con el nuevo aún no lo tiene del todo claro. No volverá a tomar café ni ginebra. Su cuerpo nuevo es un santo con un sistema intestinal diáfano y el corazón e hígado de una monja tibetana veinteañera.

Por las tardes sale a caminar por la montaña, cada día va un poco más lejos, por un sendero que discurre entre altos abetos nevados. Llegado a Patsch y a Heiligwasser, saluda a todos los caminantes con los que se cruza diciéndoles Grüss Gott («vaya usted con Dios»). Tal vez, piensa Erik, estar muerto es eso: la ausencia total de vida anterior y la sensación extática que ello produce, al fin liberado. A lo largo del sendero forestal que Erik recorre cada tarde, unas almas sencillas han pintado el vía crucis de Cristo: cada cien metros, aproximadamente, se alza un palo de madera con una pequeña casita encima en la que aparecen representadas las diferentes estaciones del vía crucis, hasta llegar a la apoteósica resurrección. Hasta el quinto día, Erik no posee el aliento suficiente para alcanzar este punto. Los árboles filtran la blanca luz del sol, cuyos rayos rectos y transparentes parecen enfocarlo a él. Sólo falta un marco dorado con el que encuadrar la imagen.