I

AL ENTRAR EN ESPAÑA

VOY a anotar mis impresiones día por día. No quiero distraer a Vera con mis cartas. Ella tendrá también sus luchas, sus momentos de vacilación, pero está en terreno más firme que yo.

Se ha casado con un compatriota, con un hombre de ciencia; vive en un ambiente austero; yo, en cambio, no veo claro en mi porvenir. Prefiero escribir estas páginas para mí sola, conteniéndome un poco para no avergonzarme mañana de mis sentimientos, porque mi experiencia anterior me ha hecho desconfiar un tanto de mi espontaneidad.

Mi preocupación actual nace de la situación en que he venido a colocarme un poco a la ligera. Me encuentro nuevamente casada, y ahora en la frontera de España, como ante esas puertas misteriosas de los cuentos, que lo mismo pueden resultar del infierno que del paraíso.

Mañana vamos a un pueblo de la Rioja, donde vive la familia de mi marido.

Juan me dice que me acostumbraré pronto a España; en cambio, ese escritor español, a quien he conocido en Biarritz, me aseguraba que España para un extranjero es un mundo aparte.

Me ha llevado mi marido a San Sebastián a que vea una corrida de toros; la ciudad me ha gustado mucho, es muy bonita; pero el espectáculo me ha parecido repulsivo, no sólo porque produce una impresión de ingratitud, de crueldad, sobre todo para los caballos, sino porque da una sensación de repugnancia física.

Al principio, cuando sale la cuadrilla, se figura una que va a presenciar un espectáculo elegante, rápido; cuando el toro aparece tan fuerte, tan bravo, la expectación es enorme; pero ya los mil detalles de fisiología, además de desagradables y repelentes, son de una gran lentitud y de una falta completa de interés.

En cambio, sin tener nada de dramático, me ha resultado agradable un partido de pelota. Claro que no es constantemente entretenido; pero, para no hace daño a nadie, resulta un sport interesante, lleno de movimiento, de agilidad y de destreza.

Juan dice que cuando vaya a ver la segunda corrida me gustará, pero no pienso volver a presenciar este espectáculo.