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EN LAMARA FRANCESA

EL ministro de la Guerra sube a la tribuna.

EL MINISTRO. —Señores: Para convencer a los honorables diputados de la derecha de que el ejercito expedicionario francés que opera en el golfo de Guinea no está inactivo por imposiciones diplomáticas de determinadas potencias, como se ha su puesto, voy a leer el parte que acabo de recibir. Dice así:

Cuartel general de Bu-Tata. Señor ministro de la Guerra.

Después de cuatro días de marcha, el cuerpo expedicionario que tengo la honra de mandar llegó a las proximidades de la ciudad de Bu-Tata. El enemigo se había atrincherado en el pueblo, en número de diez mil, con armas y municiones. Tras un día de cañoneo, las tropas al mando del comandante Gauguin atacaron la ciudad por el flanco izquierdo, desalojando inmediatamente las posiciones del enemigo. Sus pérdidas han sido quinientos muertos y más de tres mil prisioneros.

Entre estos se encuentran varios europeos, ingleses y alemanes, que habían organizado la defensa de la ciudad.

El coronel Barband, comandante en jefe de la columna expedicionaria.

DÉROULÉDE. (Levantándose.) —¡Viva el ejército! ¡Viva Francia! (Aplausos frenéticos y vivas en la derecha.)

Unas horas después todos los marmitones y carniceros de París pasan por los bulevares con una bandera tricolor, dando vivas al ejército y a Déroulède.