Capítulo XII

Pues su hermano el inocente,

que en su vida sucesor

se llamó,

¡qué corte tan excelente

tuvo y cuánto gran señor

le siguió!

Mas como fuese mortal,

metióle la muerte luego

en su fragua

¡Ojuicio divinal!

Cuando más ardía el fuego

echaste agua.

Jorge Manrique, fragmento de Invocación