Allá va mi señora,
entre todas la mejor;
viste saya sobre saya,
mantellín de tornasol,
camisa de oro y perlas
bordada en el cabezón.
En la su boca muy linda
lleva un poco de dulzor;
en la su cara tan blanca,
un poquito de arrebol,
en los sus ojuelos garzos
lleva un poco de alcohol.
Del romancero de misa.