Notas al tercer cuento

PARA LOS MILES de lectores que gustan del tercer cuento, éste se distingue, principalmente, porque en él aparecen los perros por vez primera. Para el estudioso, es mucho más. Es, ante todo, una historia de culpabilidad y frustración. En ella prosigue el derrumbamiento de la raza humana, y el hombre es asaltado por un sentimiento de culpa y la inestabilidad que resulta de las mutaciones.

El cuento intenta racionalizar las mutaciones, e incluso explicar al perro como alteración de un tronco primitivo. Ninguna raza, dice el cuento, puede progresar sin mutaciones; pero nada se dice de la necesidad de ciertos factores estáticos que aseguren la estabilidad social. Y a lo largo de la leyenda se advierte claramente que la estabilidad no era valor muy apreciado por la raza humana.

Tige, que ha buscado apoyo en la leyenda misma a su teoría de que los cuentos son de origen humano, no cree que ningún narrador perruno pudiese haber enunciado la idea de la mutación, concepto que se opone casi totalmente a las creencias caninas. Un punto de vista semejante, asegura, tiene que haber surgido de una mente de otra especie.

Bounce, sin embargo, señala que en toda la leyenda puntos de vista que se oponen diametralmente a la lógica canina aparecen a veces bajo una luz favorable. Esto, afirma, no es más que un recurso común a todo buen narrador: una distorsión de los valores para obtener cierto efecto dramático.

El hombre aparece aquí, obviamente, como un personaje consciente de sus propios errores. En este cuento, el ser humano, Grant, habla del «engranaje de la lógica», y da a entender que hay algo equivocado en la lógica humana. Le dice a Nathaniel que la raza humana está siempre preocupada por algo. Alimenta al mismo tiempo la esperanza casi infantil de que la teoría de Juwain podría haber salvado a los hombres.

Y Grant, al fin de la historia, viendo que la tendencia a la destrucción es inherente a su raza, pone el destino de la humanidad a cargo de Nathaniel.

De todos los personajes que aparecen en la leyenda, Nathaniel es, seguramente, el único que tiene fundamento histórico. En muchos otros relatos del pasado racial se menciona a menudo este nombre. Aunque es casi imposible que Nathaniel haya cumplido todas las hazañas que se le atribuyen, hay que creer sin embargo en su existencia, y que fue, en vida, una figura de importancia. Las razones de esa importancia, como es natural, se han perdido en los abismos de la historia.

La familia humana de los Webster, que fue presentada en el primero de los cuentos, mantiene una posición prominente en toda la leyenda. Ésta puede ser otra prueba en favor de la teoría de Tige, pero es posible también que la familia Webster no sea más que un recurso narrativo para unir entre sí diversas historias que de otro modo parecerían demasiado independientes.

La implicación de que los perros son resultado de la intervención del hombre, resultará, quizá, algo chocante. Rover, que nunca vio en la leyenda sino un puro mito, piensa que el episodio intenta explicar los orígenes de la raza. Para suplir la falta de conocimiento, esta historia describe una intervención casi divina. Es un modo fácil y, para la mente primitiva, plausible y satisfactorio, de explicar algo desconocido.