Bebo Valdés llegó a Estocolmo en abril de 1963. Allí residió, casado con Rose Marie Pehrson, prácticamente hasta su muerte, acaecida en marzo de 2013. Me he tomado la licencia de adelantar en unos meses la fecha de su desembarco en la capital sueca, con el fin de encajar a este gigantesco artista en el relato de lo sucedido a lo largo de esos días que hicieron estremecerse al mundo. Con esta salvedad, todo lo referido a él es real. El local en el que actuó, su persecución y exilio de su isla natal o el pensamiento político que le llevó al destierro se cuentan tal y como él mismo se los confió a su amigo, Mats Lundahl, en Bebo de Cuba, la biografía que recoge su vida a la vez que su formidable obra musical.
Por lo demás, los acontecimientos históricos a los que se refiere esta novela se ciñen estrictamente a lo que nos han transmitido las crónicas de la época, así en 1962 como en 2011.
A diferencia de lo que advierten algunas películas y series de televisión, en el libro que el lector tiene en sus manos cualquier similitud con hechos concretos realmente acaecidos NO es pura coincidencia.