La puerta de las siete cerraduras (1917). En la estación londinense de Waterloo muere de repente un hombre con una llave al cuello, similar a la de otro, recién fallecido. El inspector Martin investiga al abogado Haveloc, albacea de la familia Selford, cuyo patriarca reparte antes de morir siete llaves a unos amigos de confianza, para que su hijo pueda abrir una puerta, tras la cual se encuentra la herencia, cuando llegue a la mayoría de edad. Además, hay un experto ladrón de cajas fuertes, secuestrado y conducido a un lugar desconocido para que abra una puerta con siete cerraduras.
Misterio en el castillo de Cornerfleet (1919). Margaret Reddle, preocupada por unas amenazas telefónicas anónimas, trabaja como empleada en el despacho del abogado Shaddle y como secretaria de una extraña condesa residente en el castillo de Cornerfleet. Shaddle le encarga que visite a una tal Mary Pinder, en prisión desde hace 20 años, acusada de envenenar a su marido, para que firme unos documentos. Margaret los revisa y descubre que se trata de su propia madre. Entonces ocurren hechos misteriosos que indican la existencia de un complot.
El misterio de los narcisos amarillos (1920). Se suceden asesinatos de muchachas jóvenes (una de ellas, china) y al lado de sus cuerpos siempre queda un ramillete de narcisos amarillos. El inspector Whiteside cree que el asesino es un psicópata sexual, pero no tiene ninguna pista. El vigilante de una compañía aérea, Jack Tarling, investiga junto a un amigo chino un asunto de contrabando de drogas, lo que los conduce a una empresa cuyo director se convierte en el máximo sospechoso.
Los ojos muertos de Londres (1924). De noche, con niebla espesa y calles desiertas, suenan las campanas del reloj del Parlamento. Un ciego camina con dificultad, cuando se oye un grito. Al día siguiente se encuentra un cadáver en el Támesis y el inspector Holt, de Scotland Yard, sospecha que tiene conexión con otras muertes similares: hombres mayores, viudos, sin familia, con buena situación económica, en cuyos bolsillos tienen un escrito en braille. Holt empieza a investigar, pero los testigos van muriendo uno tras otro.
El pañuelo asesino (1927). El anciano Lord Lebanon, muy aficionado a las bromas, muere en un castillo escocés. Su abogado reúne a los herederos y les lee su última voluntad: deben permanecer durante seis días en el castillo para reconciliarse. Sólo entonces se dará lectura al testamento. Todos aceptan por no perder su parte de la herencia. Una tormenta los deja aislados, sin luz ni teléfono, y aparecen personas estranguladas con un pañuelo indio. El abogado sigue las pistas, pero puede ser tanto la próxima víctima como el asesino.
Vuelve el brujo (1929). Lord Curtain, que pertenece a una de las familias más ricas de Londres, aparece muerto en tan extrañas circunstancias como sus herederos. Arthur Milton, un famoso criminal conocido como «el brujo», es considerado culpable porque sobre los cadáveres aparece su tarjeta. Entonces regresa del extranjero para demostrar su inocencia y resolver el caso. El inspector Wesby, que durante años ha intentado arrestarlo, piensa que ahora es inocente y accede a colaborar con él.